El impuesto a la riqueza que impulsa el kirchnerismo alcanza a las personas que tienen bienes por más de $200 millones

La iniciativa será presentada recién después de que se inicien las sesiones remotas. Las alícuotas van del 2% al 3,5% y se aplicarían sobre bienes personales declarados al 31 de diciembre. Los detalles del proyecto

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Foto: NA

El Congreso de la Nación podría tener mañana un súper miércoles con sesiones en ambas cámaras. Las sesiones telemáticas arrancarán con proyectos consensuados y con un único orden del día: en el Senado, solo se debatirán veinte decretos de necesidad y urgencia firmados por Alberto Fernández y vinculados con la pandemia por COVID-19. En Diputados esta tarde habrá reunión de Labor Parlamentaria y se definirá si mañana finalmente hay sesión y cuál sería el proyecto a discutir. Ni Cristina Fernández ni Sergio Massa, titulares del Senado y de Diputados respectivamente, quieren poner en riesgo el inicio del sistema de sesiones remotas ni técnica ni políticamente. Por eso, y por el camino legislativo que debe recorrer una ley impositiva, el kirchnerismo demora la presentación del proyecto conocido como impuesto a la riqueza.

Quien terminó de redactar la iniciativa fue el diputado del Frente de Todos Carlos Heller. A su idea original le sumó los pedidos de Máximo Kirchner, jefe del bloque que integra. Días atrás ambos fueron convocados a la quinta presidencial de Olivos donde el presidente Alberto Fernández y el ministro de Economía Martín Guzmán les hicieron a ambos una serie de preguntas sobre el alcance del proyecto. “Más o menos como las preguntas que hace usted”, respondió Heller a Infobae cuando se le requirió saber qué duda tenían el ministro y el jefe de Estado.

El texto no difiere mucho del borrador sobre el que viene hablando el diputado porteño. Establece, en caso de ser aprobado y convertido en ley, un tributo a los bienes personales declarados a partir de los $200 millones. Arranca con una alícuota de 2% que sube de a 0,50% y en algún tramo de la escala sube en un cuarto. El máximo a pagar sería de 3,5% para quienes tienen un patrimonio superior a $3.000 millones. Se aplicaría sobre las personas según sus declaraciones juradas al 31 de diciembre del año pasado.

No incluye ninguna investigación, es solo sobre bienes declarados”, aclaró Heller.

El universo podría ser cercano a las 11.300 personas, aunque podrían pagarlo como mínimo unas 11.000 y como máximo, se estima, unas 12.000.

Se descartó bajar el piso. “Elegimos la ecuación más razonable”, indicó sobre la relación entre cantidad de gente alcanzada y monto a recaudar. Incluir a una franja por debajo de los tres millones de dólares equivalía a sumar 19.000 personas al tributo (lo que hacía un total de 31.000) sin que significara un gran volumen de recaudación.

La cuenta final arrojaría una recaudación de entre $250.000 millones y $300.000 millones, unos 3.500 y 4.000 millones de dólares, el equivalente a la ampliación presupuestaria de la Jefatura de Gabinete para atender los problemas generados por la pandemia. Esos fondos, se expresa en los argumentos, irían exclusivamente a atender cuestiones sanitarias y sociales vinculadas con el COVID-19, incluso también para pymes, aunque dependerá también de los detalles de reglamentación que establezca el Presidente.

El derrotero en el Congreso arrancará cuando el proyecto de impuesto a la riqueza llegue a la Mesa de Entradas. Al legislar sobre una cuestión impositiva no puede tratarse sobre tablas, por lo que necesitará dictamen de comisión y respetar los plazos reglamentarios. Para eso, es necesario que en sesión los diputados aprueben el reglamento de funcionamiento remoto que incluye el sistema de votación en el recinto tanto como en comisión. Sin eso, no hay dictamen posible. Es una de las razones por las que Heller no enviará la iniciativa hasta después de la primera sesión. La segunda razón es evitar un desgaste con debates previos.

En principio el proyecto sería girado a la Comisión de Presupuesto que preside, justamente, Heller. Salvo que Secretaría Parlamentaría definiera la necesidad de que se involucre a otra comisión. En tal caso podría haber un plenario virtual, como ocurre hasta el momento.

Recién tras un debate y un dictamen el proyecto iría al recinto.

El oficialismo no tiene quórum propio ni mayoría, pero ya tanteó a algunos aliados y creen que tendrían los votos para su aprobación. En el Senado sí hay mayoría.

No me sorprendería del apoyo que podría tener. Vamos a tener holgadamente el número necesario”, se mostró más que optimista Carlos Heller, que ya vislumbra respaldo en partidos provinciales y hasta en Juntos por el Cambio después de las declaraciones a favor del gobernador jujeño Gerardo Morales.