Balcedo: el obsceno iceberg que destapa la monarquía sindical

El sindicalista detenido esta semana en Uruguay con armas, autos de lujo y fajos de dinero es apenas un botón de muestra de un sistema corrupto y putrefacto

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Monarca sindical en problemas… Marcelo Balcedo
Monarca sindical en problemas… Marcelo Balcedo

La detención a pedido de Interpol del ingeniero, comunicador, monarca sindicalista y seudobenefactor de Playa Hermosa, Piriápolis, Marcelo Balcedo, además de ser el primer best seller político del año, ha hecho que la sociedad estallase en conclusiones y preguntas que muchas veces son endógenas y otras, un reclamo a su dirigencia política y a la Justicia, cuya lenidad está cada vez menos en duda.

La conclusión más simple y probablemente más certera, es que el personaje -digno de una serie de Netflix o de Julio Chávez- es apenas un pequeño botón de muestra, como diría Trump; un cacique local con gremio vitalicio, apañado por intereses políticos, mayormente kirchneristas en este turno, por jueces, camaristas, y tolerado por el sistema de control de lavado de activos de ambos lados del Plata. Y peor, votado por las propias víctimas de su violación consentida, los afiliados a su gremio, presos por mansedumbre de un sistema que directa o indirectamente los obliga a aportar a un sindicato, no importa si los representa bien, mal o los roban, sencillamente.

Tampoco pasan desapercibidas las coincidencias con otros casos que involucran a protagonistas con más rating: El gran chaparral, la mansión hollywoodense; las armas de guerra, los fajos de dinero por montos obscenos, los 20 empleados domésticos, los aviones a nombre de ignotos o con leasing, los autos de lujo que ni siquiera pueden manejar en las rutas del pueblo. Todos mecanismos de lavado de activos o señales rojas imposibles de omitir. Como si un virus desconocido produjera esos síntomas que un diagnóstico diferencial condenaría, por lo menos, a comparecer a declarar el origen de esa riqueza acumulada que sienten la necesidad de exponer groseramente. Sin embargo, la denuncia a Interpol, que precipita su arresto, recién se formaliza el 27 de diciembre del año recién cerrado.

El hecho de tratarse de un sindicato que, más allá de su pomposo y críptico nombre, agrupa al personal de maestranza de las escuelas – sin menoscabar la dignidad de esa tarea – agrega otra terrible duda: este sindicato que nada tiene que ver con los aspectos didácticos, con estos líderes con ametralladoras y Ferraris, ¿está capacitado para participar en la discusión educativa, hacer paros, huelgas, escraches e impedir las clases? Para quienes creen que ni siquiera los gremios docentes tienen autoridad para hacerlo, la respuesta es clarísima. Seguramente hay otros puntos de vista, todos interesados en el deterioro de la educación pública.

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La defensa del "martir de Playa Hermosa", como seguramente será pronto presentado, esbozada ayer, exaspera además a la opinión pública: "los más de 400,000 dólares son el fruto de 11 años de ahorro" – una ofensa. Como el argumento de que sólo un auto está a su nombre, en un intento de convencer a los desprevenidos de que parte de las 20 hectáreas de su mansión se destinaban al estacionamiento por hora, seguramente para cubrir los costos de mantenimiento. ¿O serán de sus choferes, jardineros, cocineras, mucamos, justificando así que los diarios uruguayos lo llamen "benefactor"? También es posible preguntarse cuál será el monto total manoteado, si esto que se ve es nada más que lo evidente, lo que se tiene a la mano para propinas.

La sociedad se hace más preguntas, que estallan en las redes. ¿Cómo serán los casos de los grandes sindicalistas, los gremios nacionales más poderosos? ¿Y qué margen hay para crear una fiscalía especial de investigación de delitos de corrupción de los dirigentes de todo tipo? ¿Hasta dónde llega la asociación de los gremialistas con el mundo narco, que naturalmente se produce vía el lavado de dinero, donde los zares de la droga son hoy la contraparte natural de cualquier maniobra, aunque no involucre al tráfico?

El senador Pichetto, cuyo apoyo es vital para una reforma laboral cada vez más inocua, ha dicho que sólo votará a favor de lo que negocie la CGT. Tremendo poder para dejar en manos de tantos "gordos" poderosos. Recuérdese que el más conspicuo de los dirigentes de gremios estatales posee la pinacoteca más rica en arte y dólares al sur del Río Grande, además de un haras digno de un jeque y otras amenities. Proyectar Balcedo a un universo más amplio en influencia, poder y riqueza, asusta. María Eugenia Vidal, con su estilo modoso y sólidas alianzas con el peronismo oscuro, parece animarse a atacar la podredumbre.

La pregunta es si Mauricio Macri, en minoría en las Cámaras, con una Justicia babosa e indescifrable, con la población confundida y dividida casi por mitades, con un gobierno de pragmáticos, está en condiciones de enfrentarse y denunciar a los líderes más poderosos de la CGT, columna vertebral del movimiento peronista, por bula de su líder. Lo que ocurra con el caso de OCA, la empresa sin dueño, será un principio de respuesta a esa duda. Duda que vale para empresarios, contratistas, jueces, políticos y otros protagonistas más prudentes y con menos autos y castillos o mejores coartadas.

Ciertamente mete miedo pensar lo que podría ocurrir si un fiscal se dedicara en exclusiva a analizar integralmente los patrimonios reales de los beneficiarios de la corrupción. Sin siquiera llegar a pensar en el martirio de Alberto Nisman. Porque la sociedad, que alguna vez se despertará con un despertar que no será manso, se pregunta cada vez más insistentemente si el virus que poseyó al sindicalismo no contaminó a toda la dirigencia, incluyendo la política. O viceversa.

Y siguen las preguntas: ¿quién o quiénes apañaron a Balcedo? Cualquiera sabe que un depósito o una extracción de una modesta caja de ahorro por encima de valores ridículamente bajos implica tener que hacer declaraciones juradas a su banco. O que un depósito por el importe de la venta de un auto usado requiere la presentación del formulario CETA o el banco cerrará la cuenta. ¿Cómo saca alguien de un gremio millones de dólares o pesos en efectivo sin que nadie lo detecte ni lo denuncie? Los gremialistas son lo que se llama políticamente expuestos, deben entonces ser escrutados con lupa especial en cada transacción que realicen. ¿Menos Balcedo? ¿O menos muchos otros? Nadie se siente tan inimputable y alevoso sólo por la droga o por el hibris.

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Otra pregunta que surge en la ciudadanía, con bastante derecho, es si efectivamente el ingeniero y master en comunicaciones lo es, o si es sólo un beneficiario de la instantaneidad académica que ha proliferado en Argentina en los últimos años. Sería preferible que eso también fuera una farsa. De lo contrario, y siguiendo con el ejemplo de Netflix, resultaría que el país está produciendo en serie los Walter Whites de "Breaking Bad", transformando los profesionales en gangsters, los dirigentes gremiales, políticos y sociales en monstruosos personajes de ficción que abandonan todos los principios técnicos y de humanidad que han abrevado, y pactan sistémicamente con el mal, como nuevos Faustos.

El ciudadano se indigna, con justa razón. Se pregunta cómo es posible que la AFIP lo amenace y lo clausure por centavos, que la UIF y su propio banco lo torturen por 30,000 pesos, que los testaferros puedan comprar bienes por montos millonarios sin que nadie les pida origen de fondos, ni CETA, ni ningún otro requisito. Al igual que se pregunta cómo puede ser que los testaferros no sean penados con el mismo nivel de penas de los corruptos que los utilizan.

Mientras los amigos del sindicalista no docente y no decente hacen una vaquita para el combustible para sacar de Uruguay el avión que supuestamente no es de él – todo un contrasentido de la prestidigitación de estos nuevos ricos – la población se pregunta hasta dónde están incrustados estas prácticas y estos herederos prebendarios en el presupuesto, en la función pública, en los gobiernos, en las grandes empresas, en los contratos con el estado, en la justicia. Y hasta dónde el narco se ha entremezclado y confundido en la estructura misma de la Nación.

Mientras los automovilistas hacen cola para conseguir la VTV y el grabado de autopartes a los que se los obliga para protegerlos de ellos mismos y de los ladrones, la sociedad tiene una última pregunta que no gatilla este caso, pero que se renueva en su validez: ¿no tendrá razón Elisa Carrió en todo lo que decía antes y que ahora no dice, en todo lo que dice ahora, y en todo lo que no quiere decir ahora, pero va a decir?