En un entorno digital saturado de contenido y marcado por la creciente desconfianza hacia la publicidad tradicional, los microinfluencers se han convertido en el nuevo eje de las estrategias de marketing en el Perú. Esta tendencia, que ya se consolidaba en otras regiones de América Latina, se ha acelerado en el país a raíz del cambio en los hábitos de consumo, donde los usuarios valoran la autenticidad por encima del alcance masivo.
Según el informe Digital 2025: Perú, elaborado por las consultoras We Are Social y Meltwater, el 77% de los peruanos recurre a las redes sociales para informarse sobre productos o servicios. Más aún, el 64% manifiesta confiar más en las recomendaciones de personas “comunes” —con quienes sienten cercanía o identificación— que en celebridades o figuras públicas. Este cambio de paradigma está llevando a las marcas a invertir en perfiles con comunidades más pequeñas, pero con alto nivel de interacción.
Apuesta por lo auténtico
“Hoy más que nunca, las marcas valoran lo real. El futuro del marketing de influencia no es más grande, sino más cercano, potenciado por tecnología, datos y metodologías que aseguran resultados”, señala César Patiño, Business Account Manager de Publifyer Perú, al analizar el panorama actual.
En este contexto, los microinfluencers —creadores de contenido con entre 5.000 y 100.000 seguidores— se han convertido en piezas clave. A diferencia de los macroinfluencers, cuyo alcance es mayor pero menos específico, los microinfluencers logran tasas de engagement más altas, relaciones más sólidas con sus comunidades y una percepción de autenticidad que resulta más persuasiva para los consumidores.
Impacto medible y eficiencia
Según datos de Influencer Marketing Hub, la tasa de interacción promedio de los microinfluencers alcanza el 3,86%, frente al 1,21% que registran los perfiles de mayor tamaño. Esta diferencia no solo refleja una mayor conexión emocional con la audiencia, sino que representa una mayor eficiencia en términos de inversión para las marcas, que pueden segmentar mejor sus campañas, diversificar su mensaje y adaptar su contenido a distintos nichos o regiones del país.
El informe también resalta que el 71,2% de la población peruana utiliza redes sociales activamente, lo que convierte a estas plataformas en espacios decisivos para la influencia en decisiones de compra. Así, las marcas han dejado de buscar solo visibilidad para enfocarse en estrategias más personalizadas y creíbles.
Tres claves para campañas efectivas
De acuerdo con César Patiño, hay tres pilares esenciales que explican el éxito de las campañas con microinfluencers:
- Afinidad real: Seleccionar perfiles que compartan los valores de la marca y se identifiquen genuinamente con su mensaje.
- Espacio creativo: Dar libertad al creador para adaptar el contenido a su estilo y narrativa, generando colaboraciones más naturales y efectivas.
- Definición clara de métricas: Establecer desde el inicio los objetivos de la campaña y los indicadores clave de rendimiento (KPI), que permitan medir resultados de forma precisa y transparente.
Estas claves permiten a las marcas construir relaciones duraderas con creadores y audiencias, más allá de una simple mención publicitaria.
Transformación estructural, no moda pasajera
El auge de los microinfluencers en Perú no responde a una moda temporal, sino a una transformación estructural del ecosistema digital. La audiencia, cada vez más exigente, y los algoritmos de las plataformas sociales, que priorizan la interacción genuina, favorecen el contenido de nicho y la autenticidad por encima del volumen.
Entre 2026 y 2027, se espera que esta tendencia se profundice con la incorporación de nuevas herramientas tecnológicas, métricas de engagement más sofisticadas y formatos de contenido innovadores que potencien aún más la cercanía y la credibilidad de estos perfiles. La gestión profesional de campañas será determinante para traducir esa autenticidad en impacto real.
Al final, el éxito del marketing de influencia no dependerá del tamaño de la audiencia, sino de la calidad de la conexión. En un mundo cada vez más digital, ser escuchado por pocos puede ser más poderoso que ser visto por muchos.