El sismo de magnitud 6,1 que sacudió la ciudad de Lima y el Callao el 15 de junio ha reavivado la preocupación sobre la seguridad de la Costa Verde, una de las zonas más emblemáticas y vulnerables de la capital peruana. La reciente actividad sísmica ha puesto en evidencia los riesgos que enfrenta esta franja costera, donde se han levantado imponentes edificios sobre el acantilado y se han instalado mallas para contener posibles desprendimientos de piedras. Sin embargo, voces expertas advierten que estas medidas resultan insuficientes ante la magnitud de los peligros que acechan a la zona.
El ingeniero Raúl Delgado Sayán, reconocido especialista en infraestructura, ha sido enfático al señalar que las mallas instaladas en la Costa Verde “no sirven” para proteger a la ciudad frente a un sismo de gran magnitud. En declaraciones a RPP Noticias, Delgado Sayán explicó que el verdadero problema no radica en el deslizamiento de piedras, sino en la posibilidad de que los propios edificios construidos sobre el acantilado colapsen durante un evento sísmico severo.
La Costa Verde, que se extiende a lo largo del litoral limeño, ha experimentado un desarrollo inmobiliario acelerado en las últimas décadas. Edificios residenciales y comerciales de gran altura se alzan sobre el borde del acantilado, ofreciendo vistas privilegiadas del océano Pacífico, pero también exponiéndose a riesgos geológicos considerables. La instalación de mallas metálicas en la ladera del acantilado se concibió como una medida para evitar que las piedras sueltas cayeran sobre la vía rápida y las playas situadas al pie del talud. No obstante, Delgado Sayán sostiene que estas mallas no representan una solución efectiva ante un sismo de gran magnitud, ya que no abordan el problema estructural de fondo.
El especialista ha propuesto una alternativa concreta para reforzar la seguridad de la Costa Verde: la construcción de un muro pantalla inferior de concreto armado, adosado al pie del talud. Según sus declaraciones, “el muro tiene como principal función evitar el deslizamiento del talud durante el sismo y protegerlo ante el posible tsunami que impactará al pie del acantilado”. Esta solución estructural busca no solo estabilizar la base del acantilado, sino también ofrecer una barrera de protección adicional frente a la eventualidad de un tsunami, un riesgo latente en la costa peruana debido a la actividad sísmica de la región.
La propuesta de Delgado Sayán incluye el refuerzo de la base del acantilado mediante la instalación de tensores capaces de transmitir 100 toneladas de empuje. Estos elementos estructurales proporcionarían estabilidad adicional al muro pantalla, permitiendo que la estructura resista tanto las fuerzas sísmicas como el impacto de un posible tsunami. La magnitud de la intervención propuesta refleja la urgencia y la escala del desafío que enfrenta Lima en materia de prevención de desastres naturales.
Peligro latente en la capital
El Instituto Geofísico del Perú (IGP) ha advertido sobre el alto riesgo de un terremoto de magnitud 8.8 en la costa de Lima debido a la acumulación de energía sísmica en la región. Hernando Tavera, jefe del IGP, explicó que existen “zonas de acoplamiento” frente a Lima, donde el movimiento de placas tectónicas genera condiciones propicias para un sismo de gran magnitud. Aunque no es posible predecir la fecha exacta, la probabilidad de que ocurra un evento así es considerable, especialmente porque el último gran sismo en la capital se produjo hace más de 270 años.
La vulnerabilidad de Lima se debe en parte a la gran cantidad de viviendas autoconstruidas sin planificación ni normas técnicas, lo que aumenta el riesgo de colapso ante un terremoto. El reciente sismo de magnitud 6.1, registrado el 15 de junio, sirvió de recordatorio sobre la actividad sísmica de la zona y la necesidad de reforzar las medidas de prevención. Las autoridades insisten en la importancia de la construcción segura y en la elaboración de planes de emergencia ante un desastre potencial. El IGP mantiene un monitoreo constante y llama a la población a prepararse y a estar atenta a las recomendaciones oficiales para reducir riesgos y proteger vidas.