Corte Penal Internacional: ¿Será Estados Unidos el siguiente? ¿Qué debe hacer?

La Cámara de Representantes evalúa un proyecto de ley bipartidista para imponer sanciones a quienes se han involucrado con la orden de arresto a Netanyahu, incluyendo al fiscal jefe Karim Khan

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Vista exterior de la Corte Penal Internacional (CPI) en La Haya, Países Bajos. Martes, 30 de abril, 2024. (AP Foto/Peter Dejong, Archivo)
Vista exterior de la Corte Penal Internacional (CPI) en La Haya, Países Bajos. Martes, 30 de abril, 2024. (AP Foto/Peter Dejong, Archivo)

No tengo dudas que así será. La única forma de haberlo impedido hubiese sido actuar preventivamente para evitar lo que acaba de ocurrir con Israel, pero ello no ocurrió y quizás se facilitó por la cantidad de criticas recibidas por Israel desde Estados Unidos, Europa y Occidente en general.

Existe al respecto el antecedente de hace algunos años, donde mediante orden ejecutiva en el gobierno de Trump, se anunciaron sanciones contra quienes participaran en un caso similar que se estaría construyendo en La Haya contra personal militar y de inteligencia de EE. UU. que había participado en las guerras de Irak y Afganistán. Real o simple rumor, el hecho fue que no se volvió a escuchar del tema. En todo caso, esa resolución fue rescindida por el gobierno del presidente Joe BIden a los dos meses de asumir.

No es que la decisión del Fiscal vaya a conducir al arresto de Benjamín Netanyahu u otro ministro (tampoco con los dirigentes de Hamas) y mucho menos a condenas penales, ya que de partida falta iniciar el proceso judicial propiamente tal ante los jueces, toda vez que Israel ni siquiera es parte del Tratado de Roma, por lo que igual que Rusia, Estados Unidos, China y otros no reconoce la jurisdicción de la Corte.

Anunciado por Mike Johnson, portavoz de la Cámara de Representantes, se estaría impulsando un proyecto de ley bipartidista para imponer sanciones a quienes se han involucrado con la orden de arresto, incluyendo al fiscal jefe Karim Khan, aunque bastaría renovar la orden ejecutiva para producir los mismos efectos.

La Corte Penal Internacional (CPI) no es igual a la Corte Internacional de Justicia, con la cual no debiera ser confundida, ya que esta segunda es el órgano judicial de Naciones Unidas, que revisa los litigios entre Estados, y a la cual pertenecen los países por el simple hecho de ser parte de la ONU. La CPI tiene la misión de juzgar a personas, y en general, ha sido cooptada por quienes tienen ideas muy alejadas de lo que Israel y, sobre todo, Estados Unidos, representan.

Además de no ser reconocida por todos los países, la CPI ha recibido muchísimas críticas por una trayectoria que ha evitado actuar en casos de violación de derechos humanos cometidos por países como Venezuela, donde a pesar de la evidencia, después de alrededor de dos décadas, no hay ni acusación ni orden de arresto para sus lideres, que es coincidente con un perfil donde desde la aparición del Estatuto de Roma el 17 de julio de 1998, sus condenados han sido preferentemente africanos, tanto que para juzgar a los partícipes en la guerra civil de la ex Yugoeslavia, por desconfianza se constituyó en los Pises Bajos un tribunal ad-hoc.

El primer cambio vino cuando se dictó orden de arresto contra Putin por el tema de los huérfanos de Ucrania, ya que contradecía la idea que no se tocaba a ninguna potencia, por lo que mi reacción fue opinar que, dada las características de la institución, probablemente los siguientes serian Israel o Estados Unidos.

Por cierto, no se espera que sea arrestado en ningún lugar Vladimir Putin, pero se derribó una de las barreras que parecían existir, a lo que se agrega la situación actual, donde todo indica que se esperó 7 meses para poder acusar al primer ministro y al ministro de Defensa de Israel, en una vergonzosa equiparación de un Estado democrático con una milicia terrorista, la que por lo demás provocó la actual guerra.

Con este paso de modificó otra barrera de contención, ya que se hace con una democracia y un Estado de Derecho, aunque en ningún caso Rusia e Israel son comparables, dado que Rusia fue el agresor de Ucrania, y si con alguien seria comparable, es con la invasión de Saddam Husein a Kuwait en 1990.

Mas que una decisión jurídica es evidentemente una decisión política, precisamente el tipo de razonamiento que podría llevarlos a actuar contra EE. UU. una vez que estén convencidos que hay suficiente agua en su molino o piscina.

El primer ministro israelí Benjamín Netanyahu.
El primer ministro israelí Benjamín Netanyahu.

Para Israel, coincide con una guerra que hasta el momento ha sido un triunfo militar, pero una derrota comunicacional y políticamente lo sorprende solo, muy solo, hasta en el apoyo de EE. UU., por conocidas razones electorales que tienen relación con la contienda presidencial. Incluso, Washington ha perjudicado a sus propios militares al criticar la conducción de la guerra por parte de Israel, sin alertar suficientemente sobre el abuso que hace Hamas de los lugares abarrotados de civiles, donde elige presentar batalla, utilizándolos como escudos humanos, ambos sancionados por las Convenciones de Ginebra, que regulan la guerra. Es casi una invitación a que futuros rivales usen en su contra las mismas tácticas, con consecuencias jurídicas, políticas y judiciales negativas.

Para Israel, esta guerra de Gaza trae lecciones, siendo la primera que tiene que aprender a reaccionar en forma distinta, en relación con los aspectos comunicacionales y políticos, ya que en general responde demasiado tarde, toda vez que vivimos una era de predominio de noticias instantáneas y de redes sociales, y cuando se establece la verdad ya es demasiado tarde y la narrativa adversa se ha establecido en las mentes de demasiada gente, y no solo de quienes marchan en las calles. Es lo que ha ocurrido con aquellas mentiras sobre la cantidad de víctimas, donde hasta la gran prensa internacional aceptó las cifras de Hamas, y cuando las propias Naciones Unidas rebajaron a la mitad la cantidad de mujeres y niños muertos, la aclaración pasó (casi) desapercibida, realidad que también se ha repetido con supuestos ataques a hospitales, donde la confirmación que lo dicho por Israel era verdad, llegó prácticamente cuando ya no era noticia.

Algo similar ha tenido lugar con la acusación que Sudáfrica hiciera de genocidio contra Israel, ya que en entrevista con la BBC la jueza Joan Donaghue quien presidió las audiencias de la Corte Internacional de Justicia, aclaró que la interpretación de los medios periodísticos no era la correcta, y a pesar de que no se dictó orden alguna para detener la contraofensiva israelí en Gaza, esa mentira quedó firmemente instalada.

Una segunda lección para Israel es que no debió detenerse- a pesar de las presiones- en su avance militar, ya que de nada le sirvió hacerlo en las puertas de Rafah, toda vez que el único beneficiado ha sido Hamas, confirmando que a diferencia de lo que se dice, la debilidad interna e internacional de Netanyahu ha perjudicado a Israel, ya que lo ha hecho mas proclive a aceptar presiones para sobrevivir políticamente que lo que hubiera hecho otro primer ministro en su lugar, toda vez que los objetivos eran ampliamente compartidos en el país, además que corresponden a políticas de Estado más que a opiniones personales.

Sin ser una lección, el distanciamiento de Occidente ha sido muy notorio, en comparación al mundo árabe sunita, cuyo apoyo ha superado expectativas, y en ninguna de esas ciudades se ha visto el tipo de manifestaciones antisemitas que ha abundado en universidades de EE. UU. y de Europa.

El caso de Gaza demuestra también cuánta razón tuvo Carl von Clausewitz al definir a la guerra como la continuación de la política por otros medios, ya que la falta de un plan que sea expresión de la unidad del país y que tenga apoyo internacional, ha llevado a que no exista la claridad necesaria acerca de lo que viene después de la derrota militar de Hamas.

En otras palabras, Israel necesita aprender el tema de la importancia de la narrativa en términos que sean comprensibles para una audiencia global y de la emoción, es decir, no solo hechos y razón, sino también emoción y relato, y, sobre todo, que sus posiciones aparezcan con rapidez, antes que el adversario imponga su visión.

Según Jake Sullivan, consejero de Seguridad Nacional de EE. UU., la decisión de la Corte Penal Internacional fue sorpresiva e inesperada, ya que habían logrado que Israel decidiera colaborar, tanto que se esperaba una visita del Fiscal a Israel en la semana siguiente. Por su parte, según el secretario de Estado Antony Blinken la orden de arresto dificulta una salida no militar, es decir, las negociaciones para una tregua, aunque por el tiempo transcurrido, parecían que no iban a ninguna parte con Hamas.

Mas aun, la CPI entrega una señal equivoca, en el sentido que para cualquier guerra futura, no importa avisar y evacuar a los civiles, aunque sea por parte del país atacado como tampoco detenerse cuando se va ganando, ya que en el caso de Israel como la acusación no se basa en hechos comprobables, ha sido llevada al extremo que para justificar la orden de arresto a los ministros israelíes (¿Por qué solo a dos, cuando el gabinete de guerra que toma las decisiones bélicas está compuesto por tres?,) se les acusa del delito de causar muertes por hambre, a pesar que hay pocos casos comprobados de inanición.

Al respecto, en los mismos días en el territorio de Darfour, en un campo de desplazados cristianos por parte de milicias árabes en el conflicto de Sudán, efectivamente se ha cometido ese crimen de guerra con al menos 140 personas ante el silencio de la CPI al igual que tantos otros conflictos como el de Siria de hace algunos años, donde los muertos por distintos motivos se contabilizaron por centenares de miles.

Amal Clooney, abogada, activista y filántropa británico-libanesa que se especializa en derecho internacional y derechos humanos.   TIMOTHY A. CLARY/Pool vía REUTERS/Foto de archivo
Amal Clooney, abogada, activista y filántropa británico-libanesa que se especializa en derecho internacional y derechos humanos. TIMOTHY A. CLARY/Pool vía REUTERS/Foto de archivo

Por último, en un ambiente marcado por una muy disputada contienda electoral, la decisión del Fiscal de la CPI puede abrir una arista diferente en el sentido, que se hizo público que una de sus asesoras en la fundamentación de la orden de arresto para Netanyahu, el ministro de Defensa Yoav Galant y los lideres de Hamas, fue la conocida abogada británica de ascendencia libanesa Amal Clooney por la vía que su esposo, el famoso actor George Clooney es un muy importante recolector de fondos para la reelección del presidente Biden, lo que podría marcar un conflicto de interés.

Mas allá de estos temas puntuales, la pregunta es que puede hacer Estados Unidos, incluyendo desde ya quizás apoyar a Israel por ningún otro motivo, que seguramente lo que ocurra con esta acusación va a repercutir en su propia situación, por lo que al defender a Israel también se defiende a si mismo. Creo que el camino no es otro que reformar el sistema internacional con una nueva arquitectura, toda vez que la existente desde hace tiempo se dio vuelta contra Occidente en general, y contra Israel y Estados Unidos en particular, incluyendo una burocracia en las instituciones, la que fue mas bien silenciosa en la guerra fría, pero que hoy tiene poder y Agenda propia.

El mundo carece hoy de una buena gobernanza internacional, y parte del problema se debe a la gran paradoja del siglo XXI, ya que los organismos mundiales corresponden a otra época histórica. En efecto, mas que haber sido creados en la era que hoy se conoce como globalización, la mayoría de los organismos que gobiernan el planeta fueron creados al fin de la segunda guerra mundial y la posterior guerra fría.

No solo con los organismos mundiales, sino también con instituciones que cubren áreas determinadas como la propia Corte Penal Internacional, aunque en comparación su creación ha sido más bien reciente. Quienes si cumplen con el perfil, son las instituciones temáticas como la Unesco de la cultura, la Fao de alimentación y otros similares.

Al interior de la ONU, el poder se concentra en el Consejo de Seguridad, el cual tiene el anacronismo que aquellas potencias con derecho a veto permanente representan a los ganadores de la segunda guerra mundial, lo que explica porque ni Alemania ni Japón lo integran.

El sistema de la ONU no solo tiene un componente político, sino también económico, ya que el origen tanto del Banco Mundial como también del Fondo Monetario Internacional se remonta a julio de 1944 y la Conferencia de Breton Woods.

El resultado es en general irrelevancia y muchas criticas a una burocracia excesiva, costosa, y en general, ineficiente, a lo que se agregan instituciones sesgadas como es el caso de la UNRWA, la Agencia de las Naciones Unidas para los refugiados palestinos.

Pero ¿Por qué Estados Unidos debiera ser quien se haga cargo de la reforma de un sistema ineficiente y obsoleto?

La respuesta no es solo porque sigue siendo el principal financista y porque el sistema que debe ser reemplazado es en buena medida su propia creación al igual que el anterior en el siglo XX, la desaparecida Sociedad (o Liga) de las Naciones.

Tampoco es porque las instituciones internacionales, incluyendo la Corte Penal Internacional, le son hoy hostiles.

Militares de la 93ra Brigada Mecanizada disparan un mortero pesado francés MO-120-RT en el frente cerca de la ciudad de Bájmut, en la región ucraniana de Donetsk el miércoles 22 de mayo de 2024. (Iryna Rybakova via AP)
Militares de la 93ra Brigada Mecanizada disparan un mortero pesado francés MO-120-RT en el frente cerca de la ciudad de Bájmut, en la región ucraniana de Donetsk el miércoles 22 de mayo de 2024. (Iryna Rybakova via AP)

La verdad es que no hay otro país que pueda hacerlo, y obviamente no lo son ni China ni Rusia, cuya alianza aspira sin duda alguna a un sistema no liberal y alternativo a Estados Unidos, aun menos China que busca reemplazarlo como la superpotencia del siglo XXI.

Sobre todo, EE. UU. necesita el desafío, toda vez que le permitiría tener algo de lo que hoy carece, en la forma de una política exterior de unidad, bipartidista, como también le posibilitaría volver a tener políticas de Estado, en general hoy ausentes, como se demuestra en las guerras de Gaza y Ucrania, que han pasado a ser temas de división.

Hoy, EE. UU. lo necesita, también puede hacerlo, y no sabemos si dentro de algunos años, querrá o podrá, toda vez que para un proyecto de este tipo todavía se necesita tener presencia en todos los indicadores de poder, desde los militares a los culturales, desde el hard power al soft power, con la duda si todavía tiene la voluntad de hacerlo.

Le daría además un sentido de misión como también una política exterior de Estado, propia de una superpotencia. Hoy, es a veces lo opuesto, toda vez que la polarización interna le hace caer en constantes zancadillas autoprovocadas, al predominar la casa dividida de la que hablaba Lincoln.

Es una forma de superar las visiones contrapuestas que hoy se manifiestan, tanto en relación con su pasado como a su futuro, un país donde sus elites parecen haber perdido no solo su unidad, sino también su sentido de misión en torno a la reforma de un sistema de organizaciones internacionales, que no resiste reformas menores, desde el momento que todo indica que ya cumplió su función histórica, y hoy, parece crear tantos problemas como los que resuelve.

Como conclusión, la arquitectura de organismos internacionales puede estar empujando al mundo a un conflicto donde no hay soluciones definitivas, Ningún otro país podría tener el interés de EE. UU. para buscar un nuevo sistema internacional, como también ninguno tiene su historial y su poder.

La duda es si todavía tiene la voluntad de seguir ocupando el primer lugar, y si es así, ¿por cuánto tiempo?

Si la tiene debe apurarse, ya que, para conducir a un sector del mundo, tal como lo hiciera en la guerra fría, primero, debe encontrar una unidad interna perdida, y un camino es una nueva arquitectura internacional más acorde con la era histórica que nos ha tocado vivir, ya que lo que hoy existe, le perjudica, por mucho que, en buena parte, siga financiando al sistema.

@israelzipper

PhD. en Ciencia Política (Essex), Licenciado en Derecho (Barcelona), Abogado (U. de Chile), candidato presidencial (Chile, 2013)

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