Por qué la boleta única de papel mejora nuestro derecho a votar (y por qué está bien que así sea)

Para que sea libre, el voto debe poder practicarse sin condicionamientos ni riesgos de ser cooptado por influencias o “prácticas proselitistas inadmisibles”

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Un hombre pone su voto en una urna durante las elecciones primarias del domingo en Buenos Aires, Argentina. 12 sept, 2021. REUTERS/Agustin Marcarian

El voto es nuestro derecho político más significativo.

Es una herramienta de participación fundamental que en el momento de usarla nos devuelve el poder dado a los representantes, nos iguala y nos da la oportunidad de preguntarnos qué queremos y hacia dónde queremos ir como sociedad.

Reconocido en la Constitución nacional como universal, igual, secreto y obligatorio, el sufragio debe ser, por sobre todas las cosas, libre.

Para que sea libre, el voto debe poder practicarse sin condicionamientos ni riesgos de ser cooptado por influencias o “prácticas proselitistas inadmisibles”. Justamente esas fueron las palabras usadas por la justicia electoral al condenar recientemente la maniobra demoninada “plan platita” y la entrega de subsidios en plena campaña electoral, en el marco de nuestro amparo presentado en la causa “Gómez, Alejandro s./amparo”.

Este proyecto –como todos los que modifican el sistema electoral o el régimen de partidos políticos– exigen la mayoría absoluta del total de los miembros de cada cámara legislativa

Hoy el debate parlamentario sobre la mejora de la libertad del votante pasa por otro aspecto: la forma de presentación de las distintas ofertas electorales dentro del cuarto oscuro.

Sucede que hasta hoy, al ingresar al lugar de votación, nos encontramos frente a las distintas opciones electorales ofrecidas en boletas de cada partido político y sus candidatos. Allí, solos en el cuarto oscuro, los electores elegimos una de las boletas y ejercemos nuestro derecho a votar.

Esto, si en nuestro caso, el acto electoral transcurre con normalidad.

Sin embargo, en ocasiones, dentro del cuarto oscuro podemos encontrarnos con faltantes de boletas partidarias –por robo o porque se agotaron– o incluso falsificadas y no oficializadas, con la intención de confundir al elector.

Ante esto, si bien el elector tiene el derecho de informar esa irregularidad a las autoridades de mesa o a los fiscales partidarios, en muchas ocasiones es difícil solucionario. Así, es probable que esa mesa electoral continúe la jornada sin una o varias de las ofertas partidarias.

En la nueva propuesta, cada elector hará individualmente su elección en la boleta única que le dará la autoridad de mesa

En ese punto está la agresión al derecho político a votar: en el recorte a la libertad que nos causa la falta de garantías sobre la presencia de todas las boletas de candidatos durante el acto, en la totalidad de las mesas electorales del país.

¿Qué medida de mejora puede instrumentarse para evitar el robo o faltante de boletas de un partido político o candidato, o la introducción de boletas falsificadas o no oficiales dentro del cuarto oscuro?

La boleta electoral única, en la cual –en un solo papel– están impresos todos los candidatos de todos los partidos políticos, en reemplazo de las diferentes boletas partidarias para cada opción electoral que hoy utilizamos.

En la nueva propuesta, cada elector hará individualmente su elección en la boleta única que le dará la autoridad de mesa –marcando su opción en el casillero que corresponda, dentro del cuarto oscuro-, impidiendo las “desapariciones” de boletas individuales partidarias que en cada elección se denuncian.

La boleta única también es más económica, sustentable, por menor uso de papel y de tintas, y transparenta el acto electoral

Esto también evita que las autoridades de mesa o los fiscales partidarios deban frecuentemente revisar y reponer la existencia de sus diferentes boletas individuales dentro del cuarto oscuro.

Este salto de calidad en materia electoral fue aprobado por la Cámara de Diputados de la nación a principios de este mes. Ahora corresponde al Senado que trate el proyecto y haga lo suyo.

Se debe recordar que este proyecto –como todos los que modifican el sistema electoral o el régimen de partidos políticos– exigen una mayoría calificada para ser convertido en ley: La mayoría absoluta del total de los miembros de cada cámara legislativa.

Suele argumentarse que la boleta única electoral aporta beneficios al sistema: mejora la rapidez de los comicios, porque reduce los espacios del cuarto oscuro y habilita más mesas en una misma escuela de votación. También es más económico –ya que solo se debe imprimir una misma boleta única-, ambientalmente sustentable por menor uso de papel y de tintas, y transparenta el acto electoral.

Quiero agregar una justificación más.

La boleta única papel garantiza que nuestro voto sea libre, y que nadie pueda robar o falsificar la decisión política que metemos en la urna.

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