Resulta fundamental comprender la importancia de la actividad física para todas las personas en contexto de aislamiento y cómo esta situación, en conjunto con el avance del uso de la tecnología, contribuyó a generar profundos hábitos de sedentarismo en el último año. En este marco, la Educación Física se presenta como la única disciplina que se enseña en las escuelas, y con un amplio desarrollo fuera de ellas, que aporta al desarrollo integral de las personas con especial énfasis en su dimensión corporal. Principalmente, esta disciplina con la enseñanza y aprendizaje de sus prácticas contribuye a:
- La apropiación de bienes culturales del movimiento como juegos, deportes, prácticas en ambientes naturales, prácticas expresivas, prácticas acuáticas y prácticas de otras culturas que inciden positivamente en el desarrollo de las subjetividades.
- La prevención de enfermedades no transmisibles.
- La reducción de síntomas de depresión y ansiedad.
- La mejora de las habilidades de razonamiento, aprendizaje y juicio.
- El aseguramiento de un desarrollo y crecimiento saludable de los jóvenes.
Como puede verse, los beneficios de incorporar un estilo de vida activo y saludable son muchos y esto puede ser promovido por la Educación Física, sumando el desarrollo integral que puede aportar para la formación del ciudadano.
En este sentido y tomando como ámbito específico de desarrollo de la Educación Física en los espacios escolares, es necesario trabajar para ampliar la carga horaria destinada a la disciplina en las escuelas, cuestión que aportaría al desarrollo de los beneficios que la disciplina le hace a la sociedad. Esta idea toma mucha fuerza si tenemos en cuenta las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) en la actualidad sobre los niños, niñas y adolescentes en edad escolar (5 a 17 años):
- Deberían dedicar al menos un promedio de 60 minutos al día a actividades físicas moderadas a intensas, principalmente aeróbicas, a lo largo de la semana.
- Deberían incorporar actividades aeróbicas intensas, así como aquellas que fortalecen los músculos y los huesos, al menos tres días a la semana.
- Deberían limitar el tiempo dedicado a actividades sedentarias, particularmente el tiempo de ocio que pasan frente a una pantalla.
Queda en evidencia la distancia que existe entre estas recomendaciones y la realidad en nuestras escuelas y el impacto que esta limitación tiene en el desarrollo integral de las personas. Una adecuada Educación Física en edad escolar en términos de cantidad y calidad de sus clases, sin duda, aportaría de manera sustancial a toda la sociedad y extendería sus puentes a generar hábitos saludables y de actividad física más allá de las instituciones escolares.
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