Macri y su "mesa chica", en campaña para sostener el "cambio cultural"

El Gobierno busca que la gente entienda que durante años usamos la energía como si fuera un regalo del cielo y que tarde o temprano tendremos que saldar esa deuda. Además, el llamado telefónico de Lopetegui a varios periodistas con datos jamás difundidos

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Mauricio Macri le ordenó a Gustavo Lopetegui que llamara a varios periodistas para pasar datos del consumo de energía que jamás habían difundido (Foto: NA)
Mauricio Macri le ordenó a Gustavo Lopetegui que llamara a varios periodistas para pasar datos del consumo de energía que jamás habían difundido (Foto: NA)

El Gobierno debería impulsar de manera urgente dos campañas de concientización. Dos campañas intensas y que puedan estar programadas a lo largo de todo el tiempo que sea necesario.

Una, de difusión de métodos anticonceptivos y prevención del embarazo adolescente. La otra, para que todos los argentinos, pero en especial, los que vivimos en el área metropolitana, terminemos de entender que durante años usamos la energía casi sin pagarla, como si fuera un regalo del cielo, pero que tarde o temprano tenemos que saldar la cuenta, porque de lo contrario lo terminarán haciendo nuestros hijos y nuestros nietos, a un precio cada vez mayor.

En las últimas horas, el presidente Mauricio Macri ordenó a Gustavo Lopetegui que llamara a varios periodistas para pasar los datos que jamás habían difundido. Son contundentes y precisos. Como para que los entienda un niño.

Dicen los datos que las temperaturas en Buenos Aires, Montevideo y Santiago de Chile son casi iguales. Pero que las tarifas de gas de nuestros vecinos son en promedio 160 por ciento más caras.

Al mismo tiempo, sostiene el Gobierno, el consumo de gas en el área metropolitana es un 70 por ciento mayor que el de Uruguay y Chile.

Agregan los datos, que ahora suministran de apuro, que con las tarifas vigentes a partir de abril, el 60 por ciento de los usuarios pagará menos de 1.000 pesos mensuales, el 20 por ciento pagará entre 1.000 y 2.000 pesos, el 10 por ciento abonará entre 2.000 y 3.000 pesos mensuales y el 10 por ciento pagará más de 3.000 pesos.

El cuadro de Lopetegui se completa con otro dato que desmiente el ruido alrededor de las tarifas. Afirma que el pago de las boletas de los servicios públicos representa solo el 8 por ciento del gasto de un hogar promedio según el INDEC. En realidad, el 7,9 por ciento.

Y lo divide de la siguiente manera: gas un 3,2 por ciento; electricidad 2,2 por ciento; colectivos, 1,6 por ciento; agua, 0,7 por ciento, ferrocarriles, 0,1 por ciento y subtes 0,1 por ciento. Los mayores gastos de un hogar promedio se dividen así: 29,1 en alimentos, bebidas y tabaco; 12,5 por ciento en transporte y comunicación; 11,5 en vivienda, equipamientos, mantenimiento del hogar y otros combustibles; 9,5 por ciento en recreación, educación y cultura; 9,1 por ciento en restaurantes y hoteles, 8,8 por ciento en prendas de vestir y calzado y el 8,2 por ciento en salud.

El Presidente dice que recién ahora se está normalizando la situación. Que los subsidios fueron pagados tomando deuda que dejaremos a nuestros hijos. Que nuestros hijos pagarán la energía sin subsidio pero también deberán pagar "el muerto" que nosotros les dejamos.

La pregunta que el Presidente debería hacerse es: ¿por qué no lo explicaron antes? ¿Por qué no usaron una mínima parte del presupuesto para defender estas ideas sencillas y básicas? ¿Acaso confunden el Gobierno con una empresa -una empresa de cultura arcaica- donde el patrón dispone y el empleado acata, sin necesidad de explicar los motivos de las decisiones?

Otra pregunta pertinente es: ¿por qué sus ministros y sus espadas mediáticas no salen a dar la cara para defender estas políticas? ¿Por qué tiene que estar el propio Presidente fatigando el teléfono para convencer, uno a uno, a los principales formadores de opinión?

Se considera a las campañas electorales de Cambiemos como una de las mejores del mundo. ¿Por qué no usar ese mismo método para defender y explicar las decisiones políticas más importantes? Se ahorrarían mucha energía y mucho dinero. Además, perderían menos votos. De la clase media que antes los eligió y del resto de los electores, quienes ahora dudan de su eficiencia para gestionar el conflicto.

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