Ante la actividad eruptiva del volcán de Fuego y los Colosos de Pacaya y Santiaguito, el Sistema de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred) mantiene supervisión continua para avisar a la población sobre cualquier cambio en las medidas de seguridad ante una posible emergencia.
Este 4 de abril el Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (INSIVUMEH) ha dado a conocer el más reciente boletín vulcanológico en el que expone la situación de estos tres importantes volcanes de Guatemala.
Volcán de Fuego
Actividad: El Observatorio reporta explosiones débiles, moderadas y algunas fuertes, que ocurren a un ritmo de 2 a 7 por hora, elevando columnas de gas y ceniza color gris a alturas de entre 4500 y 4800 msnm (14,763 a 15,748 pies), las cuales se desplazan hacia el oeste y suroeste transportando la ceniza hasta 20 kilómetros de distancia o más. Las explosiones producen avalanchas débiles en el contorno del cráter hacia las barrancas Ceniza, Santa Teresa, Las Lajas y Taniluyá donde el material expulsado ha llegado hasta la vegetación. Por la dirección del viento se puede producir caída débil de ceniza fina sobre Panimache I e II, Sangre de Cristo, Yepocapa, Morelia, Santa Sofia, Palo Verde, entre otras. Durante la noche y madrugada no se escucharon retumbos ni sonidos provenientes de la actividad volcánica, tampoco hubo periodos de incandescencia.
Volcán de Pacaya
Actividad: El observatorio reporta condiciones atmosféricas poco favorables para el monitoreo visual del complejo volcánico, sin embargo, durante leves periodos de tiempo se observa desgasificación leve con dirección hacia el suroeste, oeste y sur. Las estaciones sísmicas de INSIVUMEH muestran actividad leve de movilización de fluidos dentro del volcán, desprendimiento de rocas y/o desgasificación. Durante la noche no se escucharon retumbos ni se observó incandescencia.
Volcán de Santiaguito
Actividad: El Observatorio reporta actividad en el domo Caliente, con desgasificación moderada de forma continua en direcciones suroeste, oeste y sur. También se denotaron periodos de de incandescencia leve durante la noche y madrugada. Se contabilizaron de 1 a 5 explosiones por hora las cuales se acompañaron con avalanchas fuertes y sonidos perceptibles de la actividad volcánica. Las explosiones moderadas y fuertes elevan columnas de vapor de agua y ceniza a alturas de hasta 3400 msnm (10,498 pies) y provocan el descenso de flujos piroclásticos de corto alcance principalmente hacia los flancos este y sureste. El desprendimiento de bloques de roca desde la cúpula del domo y los bordes del flujo de lava continúan de forma ocasional generando avalanchas débiles. La actividad se mantiene en un nivel elevado por lo que se mantiene la posibilidad de que con las explosiones o bien por efecto de la gravedad, parte del material acumulado colapse y se generen flujos piroclásticos de largo alcance hacia el Suroeste, Sur, Sureste y Este.
Guatemala y sus volcanes
Debido a su ubicación en el Cinturón de Fuego del Pacífico, los volcanes cubren la mayor de la geografía del país, lo que lo convierte en una de las áreas con mayor densidad de estas formaciones rocosas.
Sin embargo en Guatemala se han identificado al menos 324 estructuras de origen volcánico, el Instituto Geográfico Nacional (IGN) admite únicamente 32 volcanes, mientras que la Federación Nacional de Andinismo dice que son 37. Los 287 restantes son llamados por el INSIVUMEH como “focos eruptivos”.
Sin embargo, independientemente de las diferencias, en la actualidad son tres los volcanes que se encuentran activos y que son objeto de vigilancia de las autoridades guatemaltecas: el volcán de Fuego, de Pacaya y de Santiaguito.
El más activo de Centroamérica
Ubicado entre los departamentos de Sacatepéquez, Escuintla y Chimaltenango, el de Fuego es el estratovolcán más activo de América Central y uno de los que tiene mayor trascendencia a nivel mundial.
Con más de 3763 metros sobre el nivel del mar, este volcán ha registrado a lo largo de su historia diversas erupciones violentas, como la de 1932, cuando cubrió con ceniza a la ciudad de Antigua Guatemala y algunas partes de Honduras y El Salvador; la de 1974 cuando sus flujos piroclásticos devastaron parte de la vegetación de los alrededores y sepultó parcialmente las comunidades de San Pedro Yepocapa y Acatenango.
El 3 de junio de 2018 tuvo su mayor erupción en lo que va del nuevo milenio, con columnas de ceniza que alcanzaron los 10 mil metros de altura sobre el nivel del mar. Esta actividad dejó 300 personas muertas, 200 desaparecidas y 600 heridos; así como dos millones de residentes damnificados.
El reporte de su última actividad fuerte fue el pasado 12 de diciembre de 2022, cuando el volcán entró en erupción dejando columnas de ceniza de 500 metros de altura y generando un flujo de lava de 800 metros, con caída de ceniza en comunidades de 45 kilómetros a la redonda.
SEGUIR LEYENDO: