Miedos del sueño (terrores nocturnos): cuáles son sus síntomas, causas y tratamiento

Hay enfermedades que no presentan síntomas, por lo que es importante llevar una vida saludable y hacer revisiones constantes al médico

Guardar
También conoce la forma en
También conoce la forma en la que se diagnostica esta enfermedad, cómo evitarla y cuáles son los factores de riesgo (Infobae/Jovani Pérez)

Los terrores nocturnos son episodios de gritos, miedo intenso y agitación del cuerpo mientas todavía duermes. También conocidos como «miedos del sueño», a menudo los terrores nocturnos ocurren en combinación con el sonambulismo. Como sucede con el sonambulismo, los terrores nocturnos se consideran una «parasomnia», es decir, una experiencia no deseada durante el sueño. Un episodio de terror nocturno puede durar desde varios segundos hasta unos pocos minutos, pero también puede extenderse durante más tiempo.

Los terrores nocturnos afectan a casi el 40 por ciento de los niños y a un porcentaje significativamente menor de adultos. A pesar de que son escalofriantes, los terrores nocturnos no suelen ser una causa de preocupación. La mayoría de los niños superan los terrores nocturnos antes de la adolescencia.

Los terrores nocturnos pueden requerir tratamiento si causan problemas para dormir lo suficiente o suponen un riesgo de seguridad.

Síntomas

Los terrores nocturnos no son lo mismo que las pesadillas. Quien tiene una pesadilla se despierta y puede llegar a recordar algunos detalles; en cambio, quien sufre un episodio de terror nocturno sigue durmiendo. Por la mañana, los niños no suelen recordar nada de sus terrores nocturnos. Los adultos, en cambio, pueden llegar a recordar un fragmento del sueño que tuvieron durante el episodio.

Los terrores nocturnos suelen ocurrir entre el primer tercio y la primera mitad de la noche y es poco frecuente que ocurran durante las siestas. Los terrores nocturnos pueden provocar sonambulismo.

Durante un episodio de terror nocturno, una persona puede:

Comenzar con un grito atemorizante

Sentarse en la cama y verse asustada

Mirar fijo y con los ojos muy abiertos

Transpirar, respirar pesadamente y tener el pulso acelerado, la cara ruborizada y las pupilas dilatadas

Patear y pegar

Ser difícil de despertar y, si se logra, mostrarse confundida

Ser difícil de consolar

No recordar el suceso a la mañana siguiente o tener pocos recuerdos de este

Posiblemente, salir de la cama y correr por la casa o tener una conducta agresiva si se le impide el paso o se la contiene

Los terrores nocturnos ocasionales no suelen ser causa de preocupación. Si tu hijo sufre episodios de terrores nocturnos, simplemente menciónalos en el examen de rutina para el control del niño sano. Sin embargo, consulta con tu médico si los terrores nocturnos:

Aparecen con más frecuencia

Interrumpen de forma habitual el sueño de quien los padece o el de otros familiares

Provocan problemas de seguridad o lesiones

Provocan síntomas diurnos de somnolencia excesiva o problemas para cumplir con tus tareas

Siguen apareciendo después de la adolescencia o comienzan en la adultez

 Ante cualquier malestar lo
Ante cualquier malestar lo mejor es acudir al médico (Getty Images)

Factores de riesgo

Los terrores nocturnos son más frecuentes si se tienen familiares con antecedentes de haberlos tenido o de sonambulismo. Los terrores nocturnos son más frecuentes en las mujeres.

Diagnóstico

Para diagnosticar los terrores nocturnos, el médico revisará tu historia clínica y tus síntomas. La evaluación puede comprender:

Exploración física. Es posible que el médico realice una exploración física para identificar trastornos que puedan estar contribuyendo a los terrores nocturnos.

Análisis de los síntomas. Por lo general, el médico diagnostica los terrores nocturnos sobre la base de la descripción de los hechos. El médico te preguntará acerca de tus antecedentes familiares de problemas de sueño. El médico puede pedirles a ti o a tu pareja que completen un cuestionario sobre tu conducta durante el sueño.

Estudio del sueño nocturno (polisomnografía). En algunos casos, el médico puede recomendarte un estudio que se realiza durante la noche en un laboratorio del sueño. Se te colocan sensores en el cuerpo que registran y controlan las ondas cerebrales, el nivel de oxígeno en la sangre, la frecuencia cardíaca y respiratoria, así como los movimientos de los ojos y las piernas mientras duermes. También se te grabará para documentar tu comportamiento durante los ciclos de sueño.

 Cada enfermedad tiene una
Cada enfermedad tiene una o varias formas de diagnosticarla para así detectarla y luego combatirla (Shutterstock)

Tratamiento

Por lo general, no hace falta ningún tratamiento para los terrores nocturnos.

Si los terrores nocturnos derivan en posibles lesiones, resultan perturbadores para los miembros de la familia u ocasionan vergüenza o interrupción del sueño para la persona que los padece, se podría requerir tratamiento. En general, el tratamiento se centra en promover la seguridad y eliminar las causas o los desencadenantes.

Entre las opciones de tratamiento se encuentran:

Tratar las afecciones no diagnosticadas. Si los terrores nocturnos están relacionados con una afección médica o mental no diagnosticada o con otro trastorno del sueño, como apnea obstructiva del sueño, el tratamiento debe apuntar al problema de fondo.

Tratar el estrés. Si el estrés o la ansiedad parecen contribuir al desarrollo de los terrores nocturnos, el médico puede sugerir una reunión con un terapeuta o consejero. La terapia cognitiva conductual, la hipnosis, la biorretroalimentación o la terapia de relajación pueden ser útiles.

Despertar anticipado. Supone despertar a la persona que tiene terrores nocturnos unos 15 minutos antes del momento en el que suelen ocurrir. Luego, la persona permanece despierta unos minutos antes de volverse a dormir.

Medicamentos. Es poco frecuente que se utilicen medicamentos para tratar los terrores nocturnos, en particular en el caso de los niños. Sin embargo, si es necesario, el uso de benzodiacepinas o ciertos antidepresivos puede ser eficaz.