Santoral hoy: la lista de santos a festejar este lunes 8 de mayo

La lista los santos y mártires para que sepas a quiénes debes felicitar en un día como hoy

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El santoral cambia cada día.recuerda a quienes se caracterizaron por sus buenas acciones. (Infobae/Jovani Pérez)
El santoral cambia cada día.recuerda a quienes se caracterizaron por sus buenas acciones. (Infobae/Jovani Pérez)

Buenas acciones, sacrificios mortales e incluso sucesos inexplicables surgidos por una aparente divinidad, son las razones por las que diferentes individuos fueron beatificados y canonizados por el Vaticano para llevar consigo el nombre de santo.

Todos los días, marcados en el calendario, se conmemora la vida y muerte de estos seres, hombres y mujeres, que dedicaron su existencia a la iglesia católica misma que les valió el nombramiento.

Este es el santoral del lunes 8 de mayo.

Festejo del día: San Pedro de Tarantasia

Nació en Saboya, en el Bourg de Saint Maurice, cerca de Vienne. Fue hijo de labradores y también debería ser labrador en el futuro, ya que el primogénito Lamberto se dedicaría a los estudios, pero su inteligencia desde pequeño hizo que también ocupara los duros bancos del cultivo intelectual y se enfrentara con los pergaminos para leer latín y griego, adquirir las nociones de filosofía y familiarizarse con los escritos de los Padres antiguos, la Sagrada Escritura y los cánones de la Iglesia.

A los veinte años comunica a su padre los deseos de entrar en la vida contemplativa y dedicarse a las cosas de Dios en el silencio del recién fundado monasterio cisterciense de Boneval.

La primera generosidad del padre se ve premiada con la vocación de todos los miembros de la familia a la vida contemplativa; los varones se van incorporando sucesivamente al mismo monasterio, incluido el padre y las hembras van pasando a ocupar el recoleto recinto del convento de religiosas, sin que falte la madre.

Proliferan las vocaciones; no hay sitio en el convento; nacen nuevos monasterios. El abad de Boneval establece una nueva casa en la ladera de los Alpes, donde confluyen los pasos y caminos, que recibe el nombre simbólico de Estamedio y allí va nombrado como abad Pedro. Pronto corren las voces que hablan de las virtudes del joven abad por el ducado de Saboya y por el contiguo Delfinado.

Al morir el obispo de Tarantasia (Tarentaise o Tarantaise) en la provincia saboyana en cuyo territorio está afincado el monasterio-hospital de Estamedio, el clamor popular clama porque ocupe la sede el abad; parece que el papa aprueba y nombra a Pedro que sigue resistiéndose a mudar la paz del claustro por los asuntos episcopales. Hace falta que el clero y el pueblo acudan al Capítulo General de la Orden del Císter para pedir a Bernardo que le mande aceptara

Así se ha convertido Pedro en obispo de la diócesis más abandonada del mundo que parece encerrar todos los males de la época: la dureza del régimen feudal, fermentos de herejía, hurtos, simonía, flaquezas, codicias y supersticiones. No queda otro remedio que ponerse a rezar, hacer penitencia y tener comprensión que es caridad; son necesarias energía y austeridad para servir de ejemplo a los orgullosos señores y hacerse respetar por los clérigos levantiscos, perezosos y aseglarados que han conseguido fabricar unos fieles indolentes. Piensa que el régimen conventual es la llave del secreto que va a propiciar un cambio a mejor; se levanta para maitines y ya no se vuelve a acostar; su dieta son legumbres cocidas y sin condimentar, aunque las puertas del palacio episcopal están abiertas para el indigente que llama; va y viene a pie de un sitio a otro por su diócesis buscando al pecador arrepentido, consolando al que está apesadumbrados y acompañando a los menesterosos; alguna vez da a un mendigo su propia ropa para mitigar su frío, porque no tiene otra cosa que dar. Deja tras de sí un reguero de paz, incluso monta dos refugios en los abruptos pasos alpinos y encomienda su custodia a los monjes de Estamedio para que sirvieran de abrigo a peregrinos y caminantes.

El fiel cumplimiento de su ministerio episcopal llevado con sacrificio continuado da el normal resultado con la gracia de Dios. El éxito en lo humano es tan grande que tiene miedo de dejarse prender en las redes de la soberbia y toma una decisión espectacular por lo infrecuente. De noche y a escondidas desaparece del palacio episcopal, pasa a Alemania y pide un sitio en una abadía de la Orden como un simple hermano converso, empezando a cargar con los oficios más sencillos y penosos de la casa. Sólo con el paso del tiempo se conoció la verdadera personalidad del famoso y misteriosamente desaparecido obispo de Tarantasia cuya historia llevaban los soldados, mercaderes y juglares por Europa, al ser descubierto por un joven tarantasiano que allí pidió albergue.

Cuando se reincorpora a la sede aún vacante de Tarantasia, interviene en la solución de las tensiones entre los monarcas de Francia e Inglaterra enfrentados por ambiciones personales y por el cisma provocado por el emperador Federico de Alemania a la muerte del papa Adriano IV, queriendo mantener al antipapa Víctor frente al legítimo papa, Alejandro III.

Murió en el 1174, cuando regresaba de una delicada misión encomendada por el papa, como legado suyo, en Francia, Saboya, Lorena e Italia. Enfermó gravemente en la aldea cercana al monasterio cisterciense de Bellvaux. Muy poco tiempo después, en el año 1191, el papa Celestino III lo canonizó y señaló su fiesta el día 8 de mayo.

Junto a este personaje hay otros santos y mártires a los que también se les celebra este lunes 8 de mayo como los siguientes:

Nuestra Señora de Luján

San Acacio de Bizancio

San Arsenio de Scete

San Bonifacio IV papa

San Desiderato de Bourges

San Dionisio obispo

San Gibriano

San Heladio de Auxerre

San Metrón

San Víctor de Milán

San Wiro y compañeros

Beato Amado Ronconi

Beato Ángel de Massaccio

Beato Luis Rabatá

Beata María Catalina de san Agustín

Beata Ulrica Nisch


Qué se necesita para ser nombrado un santo

Una monja espera que llegue el Papa Francisco para asistir a una misa por la beatificación del Papa Juan Pablo I en la Plaza de San Pedro en el Vaticano, el 4 de septiembre de 2022. (REUTERS/Remo Casilli)
Una monja espera que llegue el Papa Francisco para asistir a una misa por la beatificación del Papa Juan Pablo I en la Plaza de San Pedro en el Vaticano, el 4 de septiembre de 2022. (REUTERS/Remo Casilli)

La Iglesia Católica y ortodoxa usan la canonización para declarar como santo a una persona ya fallecida, lo que implica incluir su nombre en el canon (lista de santos reconocidos) y el permiso de venerarla, reconociendo su poder ante Dios.

Durante el Cristianismo, las personas eran reconocidas como santas sin necesidad de un proceso formal; sin embargo, ello cambió en la Edad Media.

En el caso del catolicismo, la Iglesia debe hacer una investigación exhaustiva de la vida de la persona a santificar y existen cuatro formas de lograr el nombramiento: la vía de las virtudes heroicas; la vía del martirio; la de las causas excepcionales, confirmadas por un culto antiguo y fuentes escritas; y la del ofrecimiento de la vida.

Además, es requisito indispensable que haya hecho al menos dos milagros (o uno en el caso de ser mártir). La canonización se hace en una solemne declaración papal y se le asigna un día de fiesta para la veneración litúrgica.

No hay un periodo establecido para realizar la canonización de un personaje, pues incluso hay casos como el de San Pedro Damián que fue canonizado hasta 756 años después de su muerte o, por el contrario, el caso de San Antonio de Padua que fue nombrado hasta 352 días después de su deceso.

La última canonización tuvo lugar en octubre de 2019, cuando el Papa declaró santos al cardenal John Henry Newman y a la hermana Dulce, de Brasil.