La aprobación de la Declaración de Impacto Ambiental (DIA) para un nuevo proyecto de cobre en Mendoza marcó el regreso de la minería metalífera a gran escala después de más de veinte años.
Con una inversión cercana a US$ 600 millones, una producción estimada de 40.000 toneladas anuales y miles de empleos en juego, la iniciativa abre un ciclo productivo que impacta de lleno en la infraestructura logística provincial.
El análisis posterior a la aprobación muestra un efecto profundo: el desarrollo minero obliga a Mendoza a fortalecer corredores, ampliar capacidades operativas y modernizar su sistema logístico para sostener operaciones a 2.600 metros de altura y cerca de Uspallata.
Una etapa social y productiva distinta en la provincia
Según la abogada especializada en derecho minero y ambiental Elizabeth López, la aprobación del proyecto representa “un proceso evolutivo” para la provincia. Afirma que Mendoza está consolidando “una mirada moderna y transparente”, con reglas claras que aportan seguridad jurídica al sector.
Elizabeth observa “una madurez social y política distinta”, con una población más instruida que entendió que la minería puede desarrollarse de forma responsable y sustentable. Para la especialista, el desafío será sostener información veraz, acceso ciudadano y mecanismos de diálogo permanentes.
El desarrollo del cobre permitirá dinamizar la economía, ampliar la matriz productiva y generar nuevas cadenas de valor con diferentes sectores provinciales, lo que configura un escenario de impacto transversal para la actividad económica.
Impacto logístico: una red que se expande para acompañar a la minería
El avance minero obliga a reforzar la infraestructura existente. Mendoza cuenta con una ubicación estratégica en el corredor bioceánico, respaldada por un entramado de empresas de transporte con experiencia en cargas industriales. Para López, esta base es clave para sostener el despliegue de la actividad.
Uno de los proyectos más relevantes es el Polo Logístico Intermodal de Luján de Cuyo, diseñado para ordenar el tránsito de camiones y mejorar la intermodalidad. El predio de 57 hectáreas integrará servicios para miles de vehículos, áreas de control y un nodo ferroviario conectado con el Belgrano Cargas.
En el sur provincial, el enclave de Pata Mora se proyecta como un centro estratégico para minería, energía y servicios industriales. Su master plan incluye parque industrial, mejoras viales y una red energética ampliada, lo que reducirá la dependencia operativa de Neuquén y fortalecerá el eje logístico regional.
Energía y transporte: infraestructura crítica para sostener las operaciones
El despliegue productivo exige una matriz energética más robusta. El avance del Parque Fotovoltaico El Quemado, con una inversión de US$ 211 millones y 305 MW de capacidad, refuerza la red eléctrica provincial y aporta energía renovable a gran escala. Para López, esta infraestructura es esencial para garantizar continuidad operativa.
En materia vial, Mendoza se apoya en las rutas nacionales 7 y 40, ejes que articulan el tránsito hacia Chile, hacia el norte y hacia el sur del país. La RN7, convertida en autopista en gran parte del tramo provincial, facilita el movimiento de cargas pesadas y reduce tiempos de circulación.
Cómo se moverá el cobre mendocino
Si bien la actividad generará un flujo adicional, su impacto en la circulación será mínimo. López estima que se sumarían solo ocho camiones diarios sobre los dos mil que ya transitan por Uspallata, una cifra marginal para la capacidad vial actual.
El destino final del mineral dependerá de los mercados compradores. Las rutas operativas contemplan tanto los puertos chilenos del Pacífico —competitivos para exportaciones hacia Asia— como los puertos argentinos del Atlántico, más convenientes para abastecer Europa o América del Norte. La decisión final dependerá de los costos logísticos y de la demanda internacional.
Una oportunidad con desafíos de largo plazo
Mendoza ingresa en una etapa donde minería, logística e infraestructura deberán evolucionar de forma coordinada. Las obras viales, los nuevos hubs de servicios y la ampliación energética posicionan a la provincia en mejores condiciones que hace dos décadas para sostener un desarrollo competitivo y sostenible.
Para Elizabeth, la clave está en mantener la transparencia, la articulación institucional y la planificación sostenida: “Mendoza está construyendo un ecosistema que integra academia, sector público, sector privado y ciudadanía. La minería puede incorporarse a esta matriz si se garantiza información confiable y una visión de largo plazo”.
El desafío no será únicamente extraer cobre, sino consolidar infraestructura, servicios y corredores que permitan que la actividad contribuya de manera estable al desarrollo económico provincial.