Pozol, la bebida ancestral tabasqueña que calma el calor

El pozol era muy apreciado en la época prehispánica porque daba resistencia a los viajeros indígenas al mitigarles la sed y nutrirlos

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Los españoles denominaron al pozol como una bebida agria “de los indios que los hacía resistentes al calor”. Foto: Sader
Los españoles denominaron al pozol como una bebida agria “de los indios que los hacía resistentes al calor”. Foto: Sader

Elaborada a base de maíz, el pozol es una de las tantas bebidas ancestrales que aún está presente en la cultura mexicana no sólo por su delicioso sabor, sino también por su efecto refrescante en temporadas de calor.

Su origen se remonta a la cultura maya-chontal de Tabasco, donde el “pochotl”, como lo llamaban previo a la llegada de los españoles, era muy apreciado por ser una bebida que daba resistencia a los viajeros indígenas al mitigarles la sed y nutrirlos.

Y es que se dice que el pozol es una bebida comestible debido a que cuando se bebe, se mastica el shish (palabra maya que significa resto o residuo), lo que calma el hambre al mismo tiempo que hidrata.

Señala la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) en el artículo “Pozol, una bebida comestible”, publicado en junio de 2019.

Fueron los españoles quienes denominaron al pozol como una bebida agria “de los indios que los hacía resistentes al calor”.

El pozol está elaborado a partir de un proceso artesanal en el que sus ingredientes principales son maíz y cacao, generando una bebida espesa de color café, aunque en la actualidad pueden encontrarse un sinfín de variedades.

Las más tradicionales, además del ya mencionado pozol con cacao, son pozol sin cacao o “blanco”, pozol de camote y pozol agrio. Además, puede degustarse añadiendo azúcar, horchata o chile, para los más aventureros.

Su preparación y consumo se mantienen como una tradición viva.  Foto: Representación AGRICULTURA Tabasco
Su preparación y consumo se mantienen como una tradición viva. Foto: Representación AGRICULTURA Tabasco

Beneficios de la bebida ancestral

El pozol es reconocido por sus múltiples beneficios para la salud, derivados principalmente de sus ingredientes básicos: maíz y, en algunas variantes, cacao.

Hidratación

Uno de sus principales beneficios es la hidratación, especialmente en climas cálidos, gracias a su alto contenido de agua.

Ayuda en la digestión

El maíz, por su parte, aporta energía de forma sostenida debido a su riqueza en carbohidratos complejos, fibra, que ayuda en la digestión y contribuye a una sensación prolongada de saciedad, reduciendo el consumo de otros alimentos.

Contribuye a la salud cardiovascular

Además, el cacao, cuando se incluye, es una fuente de antioxidantes, que combaten los radicales libres y pueden contribuir a la salud cardiovascular.

Función muscular

También aporta minerales como el magnesio, importante para la función muscular y nerviosa. Consumido con moderación, el pozol puede ser parte de una dieta equilibrada, ofreciendo beneficios nutricionales y energéticos.

El maíz es el ingrediente principal del pozol. REUTERS/Lawrence Bryant/
El maíz es el ingrediente principal del pozol. REUTERS/Lawrence Bryant/

¿Cómo se prepara?

Durante esta temporada de calor las personas pueden saciar su sed con esta bebida ancestral, para la que solo necesitan:

Ingredientes

  • Granos de cacao
  • Maíz
  • Agua
  • Hielo

Preparación

  • A fuego lento, tostar unos granos de cacao.
  • Coser el maíz en agua con cal durante aproximadamente una hora hasta lograr que los granos desprendan una cáscara que los cubre.
  • Frotar los granos con agua limpia y proceder a molerlos junto con el cacao y, luego amasarlos con poca agua.
  • Una vez obtenido la masa, licuar o batir a mano hasta obtener la bebida espesa.
  • Agregar hielo o agua fría.

Para el pozol agrio se debe fermentar la masa 4 o 5 días, aunque en ocasiones es necesario dejar dos semanas o más hasta que aparezca moho. Una vez fermentada la masa, se bate en agua y se bebe.

Lo anterior, de acuerdo con la representación de la Secretaría de Agricultura en Tabasco.

Su preparación y consumo se mantienen como una tradición viva, reflejando la riqueza cultural y la diversidad culinaria de la región.