Quién moría y quién era adversario: así funcionaba el “Consejo de Jefes” de los Arellano Félix

Entre los enemigos que se votó por eliminar en el “Consejo de Jefes” de los Arellano Félix, se encuentra el nombre del líder del Cártel de Sinaloa: Ismael El Mayo Zambada

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Foto:(especial)
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Tres eran los motivos para que el Cártel de los Arellano Félix (CAF) le pusiera una diana a tu cabeza: ser desleal, ser incumplido con el dinero o ser enemigo; pero antes de asesinarte, Ramón y Benjamín reunían a su “Consejo de Jefes”.

Se trataba de una especie de tribunal -según escribió el periodista Jesús Blancornelas en su libro “El Cártel”- dónde se decidían los asuntos más importantes de la organización: alianzas, treguas, rutas para el tráfico de drogas, envíos, pagos y quien debía morir por ir en contra de los establecido por la familia Arellano Félix.

Ramón y Benjamín encabezaban el “Consejo de Jefes” en el que aparecían otros nombres importantes en la estructura del cártel, tales como Arturo Everardo, alias “El Kitty Páez”, Ismael Higuera “El Mayel”, Jesús Labra -padrino de los Arellano Félix-, Amado Cruz Anguiano y Manuel Herrera Galindo “El Caballo”. La mayoría de ellos miembros de la generación conocida como narcojuniors.

Si alguien con el suficiente poder en el Cártel de los Arellano Félix ponía sobre la mesa del “Consejo de Jefes” el nombre de algún traidor, enemigo o deudor, los integrantes del tribunal criminal votaban y decidían si enviaban a pistoleros como Fabián Martínez González, alias “El Tiburón” -otro narcojunior-, tras ellos.

Así fue como “El Kitty Páez” logró convencer a Jesús Labra, Ramón y Benjamín Arellano Félix de asesinar al abogado Lamberto Brambila Závala y al joven tijuanense Marco Antonio Fernández Margáin.

(FBI)
(FBI)

El enemigo número uno de los Arellano Félix

“El Kitty Páez” se llevaba muy bien con Ramón -narra Blancornelas- y se ganó la confianza de Benjamín al ayudar a su cuñado, Jorge Aski Ortiz Corona -hermano de Norma Ruth Lizeth Serrano Corona-, a salir de las drogas y logró que se convirtiera en un integrante de peso en la estructura del también llamado Cártel de Tijuana.

Aunque Páez tenía un papel importante en el “Consejo de Jefes”, las decisiones más importantes las proponían Ramón y Benjamín, como aquella de mandar a matar a El Mayo Zambada por no pagar una deuda de 20 millones de dólares.

Fue el propio Ramón Arellano Félix el que le dijo a su hermano que tenían que asesinar al ahora líder del Cártel de Sinaloa; no le avisaron a su padrino Jesús Labra, tampoco al “Consejo de Jefes”: tres pistoleros (Juvenal, Pedro y Lino) salieron a buscarlo en Tijuana y se lo encontraron en la avenida Las Palmas, pero antes de que pudieran asesinar a El Mayo Zambada, Juvenal le disparó en la cabeza a Pedro y permitió que el capo escapara de la muerte.

Tras esos hechos el “Consejo de Jefes” sí se reunió para hablar sobre el fracaso para eliminar a su enemigo número uno: El Mayo Zambada, no sólo les debía dinero, había sido “desleal” al unirse con El Chapo Guzmán para asesinar a los Arellano Félix y era un enemigo natural al ser el líder del cártel que competía por las rutas de droga hacia Estados Unidos.

El “Consejo de Jefes” interrogó a Juvenal, este dijo que no era conveniente asesinar a El Mayo a plena luz en el corazón de Tijuana, así que sacó su pistola y mató a Pedro para “no hacer un escándalo”; lo escucharon pero nadie le creyó. Benjamín preguntó a los asistentes si alguien respondía por el “traidor”, nadie habló y ahí mismo ordenó a Lino -el tercero en el auto que perseguía a Zambada Niebla- asesinarlo, éste sacó su pistola y cumplió con la sentencia del tribunal criminal. Era 1990.

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