Así es como la UNAM empleará “rayos cósmicos” para descubrir qué hay al interior de la pirámide de Kukulkán en Chichén Itzá

Los investigadores creen que “El Castillo” oculta una cámara oculta a 30 metros de profundidad

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Las ciudades prehispánicas esconden secretos que los expertos aún no han podido descifrar. (Foto: FRANCISCO BALDERAS /CUARTOSCURO)
Las ciudades prehispánicas esconden secretos que los expertos aún no han podido descifrar. (Foto: FRANCISCO BALDERAS /CUARTOSCURO)

En las “entrañas” de la pirámide de Kukulkán en Chichén Itzá se ocultan otras estructuras y quizá una cámara oculta, pues el El Castillo, otro de los nombres que recibe esta estructura, fue construida sobre antiguos basamentos.

investigadores del Instituto de Física (IF) de la UNAM, en coordinación con especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) utilizarán un sistema de detectores de rayos cósmicos para realizar una radiografía del edificio y así comprobar la existencia de alguna cámara oculta en la segunda subestructura.

La detección de muones permite explorar irregularidades internas en estructuras como las pirámides sin intervención física. FOTO: UNAM
La detección de muones permite explorar irregularidades internas en estructuras como las pirámides sin intervención física. FOTO: UNAM

Los científicos dijeron que luego de registrar las dos cámaras ya conocidas de la subestructura uno, denominadas del Jaguar y de Chac Mool, se procederá a explorar el resto de lo que hay debajo de la pirámide de 30 metros de altura.

“Si conseguimos lo primero, quiere decir que el detector funciona y podemos seguir adelante”.

Se trata del proyecto internacional NAUM, siglas en inglés de Muografía para usos Arqueológicos No Invasiva.

En qué consiste la técnica de rayos cósmicos para realizar la radiografía de Chichén Itzá

Además del INAH y la UNAM, en el proyecto participan la Fundación Nacional de Ciencias de los Estados Unidos y las universidades Dominican y de Virginia, además del Fermi National Accelerator Laboratory (Fermilab).

La técnica de detección por muones abre nuevas posibilidades en la arqueología y geofísica al estudiar la densidad de grandes estructuras. FOTO: UNAM
La técnica de detección por muones abre nuevas posibilidades en la arqueología y geofísica al estudiar la densidad de grandes estructuras. FOTO: UNAM

El detector contiene plástico centellador que produce una señal de luz cada vez que lo atraviesa un muon. Esa señal electrónica se digitaliza y se convierte en “números” que se guardan en una computadora y se mandan por internet a las universidades participantes para su análisis.

Los rayos cósmicos que vienen del espacio están mayormente compuestos por núcleos de hidrógeno, conocidos también como protones, representando el 90% de su composición. Cuando estos impactan la atmósfera de la Tierra, desencadenan la formación de otras partículas, entre ellas, los muones, que son las partículas cargadas eléctricamente y de origen cósmico más abundantes en nuestro planeta, según explicó el especialista Arturo Menchaca Rocha.

Estas partículas, conocidas como muones, son fundamentales por su capacidad para ser detectadas y contabilizadas en términos de cantidad, tiempo y energía.

Los muones de baja energía son bastante comunes, hasta el punto de atravesar áreas del tamaño de una uña cada minuto a nivel del mar. Este fenómeno permite el uso de muones para explorar irregularidades en estructuras como las pirámides, mediante la detección de cambios de densidad que indican la presencia de cavidades u otros espacios internos.

El proceso de detección utiliza un detector de muones compuesto por plástico centellador, el cual emite una señal de luz al ser atravesado por un muon. Esta señal se convierte en datos digitales que se almacenan y analizan para determinar la dirección de la partícula incidente.

Gracias a esta técnica, es posible realizar estudios de densidad en grandes estructuras sin necesidad de intervención física invasiva, abriendo nuevas vías en la arqueología y la geofísica.

Los detalles específicos sobre cómo estos detectores están estructurados —con tres planos de barras triangulares para definir la trayectoria de los muones— y la forma en que este método se ha aplicado a la arqueología, subrayan el potencial de los rayos cósmicos en el estudio de estructuras ocultas o inaccesibles.

Mientras esta tecnología avanza, la posibilidad de descubrir secretos antiguos o comprender más profundamente la geología terrestre utilizando partículas provenientes del espacio exterior se hace cada vez más tangible.

Es preciso destacar que esta técnica ya fue aplicada en la pirámide de Giza, en Egipto, hace poco más de medio siglo, y por la propia UNAM en la pirámide del Sol, en Teotihuacan.

En la actualidad los instrumentos se han reducido en tamaño y es posible colocarlos en un espacio pequeño, como alguno de los dos túneles de la famosa construcción maya.