La escritora chilena Ariel Florencia Richards regresa a la literatura con una novela titulada “Inacabada”, en la cual narra la experiencia de una joven que se encuentra a en plena transición de género y en medio del descubrimiento de su identidad. La historia sigue de cerca la relación de una madre con su hija en transición, mientras se encuentran juntas en un viaje al extranjero. Richards vacía en este texto sus conocimientos del tema, ya que ella misma comenzó su transición hace algunos años.
A pesar de tener conocimientos del tema y haber vivido en carne propia lo que está pasando su protagonista, la autora no hace de esta ficción una autobiografía. “Inacabada” se convierte en el primer libro de la autora desde que se reconoce como mujer, un texto que llega después de una pausa de casi siete años tras publicar “Las olas son las mismas” (2016), un texto que será reeditado, y al cual se le incluirá un prólogo de la autora dedicado a su transición de género.
La novela toma forma de las profundas reflexiones de Ariel sobre lo que significa encontrarse en ese camino, en el que no es fácil visibilizar que pasará. Con esta historia la autora trata de iluminar el camino de los cuestionamientos más recurrentes, las cargas que vienen y la posibilidad de liberación cuando se decide continuar por el camino de la transición. Richards reflexiona sobre lo que representa morir y renacer.
La autora chilena narra la historia de Juana, invitada a impartir unas conferencias sobre artes visuales en Nueva York (Estados Unidos). Aprovechando la convocatoria, invita al viaje a M, su madre, todo porque la protagonista ve en este recorrido una oportunidad para por fin tener una conversación que han evadido, pospuesto y evadido por mucho tiempo. La pasión de Juana, aquellas obras que quedaron inconclusas o abandonadas en el camino.
A su llegada a “La gran manzana” se alojan en un hotel, allí, un incómodo dolor de muelas comienza a aquejar a su madre. La chica y su madre asisten al dentista, este revela que se ha roto la muela a causa de la presión que ha ejercido la mujer con su mandíbula. Con estos elementos narrativos Richards explora aquella imposibilidad de hablar, sobre todo aquellos momentos en los que se prolonga una conversación tan necesaria.
La visita neoyorquina es narrada en tercera persona, todo mientras Juana explora las obras que la obsesionan, por estar inconclusas, como aquella conversación con su madre. En su búsqueda y cierre de ciclo, Richards presenta a una protagonista que explora frases o palabras de cierre que son casi imposibles de pronunciar por M, muy a pesar de adorar a su hija.
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