Carles Piqueras: Volví a los lápices y al realismo al ver que me dirigía a un punto muerto

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Castell-Platja d'Aro (Girona), 25 may (EFE).- Un artista reconocido por su larga trayectoria y numerosa obra como Carles Piqueras expone desde este sábado en Castell-Platja d'Aro (Girona) sus últimas creaciones e ilustra a través de su producción su camino de regreso a los lápices de colores que ha marcado su carrera.

"Volví a los lápices y al realismo cuando vi que me dirigía a un punto muerto", ha manifestado Piqueras en una entrevista a EFE, con motivo de esta inauguración de 'Dibuix-Aro', donde reúne una cuarentena de piezas recientes y muestra su conexión con lo que dibujaba de niño.

Su amiga y crítica de arte Pilar Giró es la comisaria de la exposición, que permanecerá abierta al público en el Castillo de Benedormiens hasta el próximo 28 de julio.

Giró conoce esa trayectoria de un artista que relata como, desde pequeño, utilizaba los lápices de colores, los populares Alpino, cuando sólo contaba con cinco o seis años.

"Cuando fui a la Escuela Massana de Barcelona -el centro en que se formó- empecé con el óleo y el acrílico y los lápices quedaron abandonados", recuerda.

Se adentró en nuevas técnicas y en el abstracto, pero todo ese nuevo mundo le llevó "a ningún sitio" y, superada la treintena de años, comenzó "de cero".

Ése "de cero" equivale a un regreso a los lápices de colores y a la idea del realismo: "Es lo que me gustaba".

Pensó que sería un arranque para evolucionar de nuevo hacia otras técnicas, pero se quedó con esos lápices de colores y con ellos sigue a sus más de sesenta años.

Ese camino se exhibe a través de la conexión que la muestra de Castell-Platja d'Aro plantea entre las cuarenta obras actuales y una sala de pequeñas dimensiones con creaciones de cuando era "un crío".

Allí aparecen también algunas de las piezas que supusieron el regreso al lápiz de Carles Piqueras para trazar todo ese recorrido artístico.

"Ahora mis lápices son unos Caran d'Ache, los Luminance, los más buenos de calidad", especifica al ser cuestionado sobre su herramienta de trabajo.

Carles Piqueras recorre este sábado todo ese camino vital y lo hace desde Castell-Platja d'Aro, muy cerca de Sant Feliu de Guíxols, donde reside desde que tenía cinco años.

La selección de Giró es de cuadros de hasta 1,16 por 1,80 metros, aunque la mayoría son de 40x40 centímetros, una dimensión que Piqueras vincula de manera natural a su técnica.

Con esa forma de crear, este artista ha expuesto en espacios, habitualmente públicos, de ciudades como Zaragoza o Alemania, aunque la mayoría de exposiciones han tenido lugar en su entorno próximo de la Costa Brava.

Precisamente, ese mundo que le rodea es el que refleja en sus obras, centrado en imágenes del mar o de la gastronomía en forma de "comida preparada, como pescado en pescaderías o verduras en la tienda".

"Algunas piezas también están inspiradas en lugares a los que he ido de vacaciones, pero me gusta trabajar con el realismo y las cosas locales", precisa.

La inauguración de este sábado le supone un regreso a un sitio donde ya participó de joven en alguna muestra colectiva y rememora al respecto que las paredes de piedra de Benedormiens tienen "tanta fuerza y personalidad que, a veces, los cuadros quedan diluidos". EFE

dar/hm/jla

(foto)

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