La fase de excepcionalidad da margen para rellenar piscinas y suaviza límites de consumo

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Barcelona, 7 may (EFE).- La fase de excepcionalidad por sequía, a la que regresan 202 municipios de Barcelona y Girona con casi seis millones de habitantes, da margen para rellenar prácticamente todas las piscinas y, en comparación con la emergencia, suaviza los límites máximos de consumo de los sectores económicos.

La Comisión Interdepartamental de Sequía del Govern ha acordado este martes volver al escenario de excepcionalidad en el ámbito Ter-Llobregat, a raíz de la recuperación de las reservas a causa de las lluvias de las últimas semanas, una medida que está previsto que entre en vigor el lunes cuando lo publique el Diario Oficial de la Generalitat de Cataluña.

Actualmente, el nivel de reservas en los embalses de este ámbito, que a principios de marzo estaban en un 14,5 % de su capacidad con 92 hectómetros cúbicos (hm3), se sitúan en un 24,8 %, con 152,23 hm3, con una tendencia creciente a raíz de las lluvias y el deshielo.

Estas son las restricciones de la fase de excepcionalidad:

Está autorizado el relleno total o parcial de piscinas de titularidad privada o pública que sean de uso comunitario, como las de comunidades de vecinos, municipales, clubes deportivos, hoteles, cámpines y centros deportivos.

En cuanto a las piscinas privadas de uso individual o unifamiliar, está prohibido el llenado desde cero, pero se contempla un rellenado parcial mínimo para su correcto funcionamiento.

Así, a diferencia de lo que ocurría en la fase de emergencia, ya no será necesario que los ayuntamientos declaren las piscinas como refugios climáticos para poder rellenarlas.

En cuanto al consumo, la excepcionalidad establece una dotación de agua por habitante y día, contando todos los usos (doméstico, industrial, agrícola o urbano), de 230 litros, 30 más que en emergencia.

En situación de excepcionalidad, el tope de consumo para el turismo es de 115 litros por cada plaza de turista en los hoteles.

Sin embargo, esta medida solo es de obligado cumplimiento para municipios que durante tres meses hayan sobrepasado su dotación general de consumo de agua, algo que no ha ocurrido en la gran mayoría de localidades turísticas, entre ellas Barcelona.

Por sectores, la reducción de la dotación de riego agrícola es de un 40 % , frente al 80 % de la emergencia, con la posibilidad de sustitución de parte de los caudales destinados a riego agrícola por aguas regeneradas.

En la ganadería, la reducción pasa del 50 % en emergencia a un 30 % en excepcionalidad, con la posibilidad de flexibilizar estas reducciones presentando un plan de ahorro ante la Agencia Catalana del Agua (ACA).

En uso industrial, la reducción debe ser de un 15 % (en emergencia era de un 25 %), el mismo porcentaje que en usos recreativos.

Sigue prohibido el riego de césped en todos los casos, excepto en superficies destinadas a práctica federada de deporte, o aquel riego que se haga reutilizando aguas de lluvia recogidas de los tejados o agua regenerada de las depuradoras.

Queda prohibido el uso de agua para el riego de jardines y zonas verdes de carácter público o privado, excepto el riego de supervivencia de árboles o plantas.

Los ayuntamientos pueden regar con aguas freáticas únicamente en el supuesto de que no suponga una reducción de la disponibilidad de agua para el abastecimiento domiciliario.

Tampoco se puede usar agua potable para la limpieza de calles, alcantarillado, pavimentos, fachadas o edificios con agua potable.

Una vez se formalice el cambio de fase del sistema Ter Llobregat, prácticamente toda Cataluña quedará fuera de la emergencia salvo dos unidades hídricas: el pantano de Darnius Boadella en el norte de Girona, en emergencia II y que abastece Figueres y 11 municipios más del Empordà, y el pantano de Riudecanyes, en el interior de Tarragona.

De todas las unidades en las que se dividen las cuencas internas, hay otras que no se han movido de la excepcionalidad, situadas en partes de la Cataluña Central y en la provincia de Tarragona.

Por otro lado, la provincia de Lleida y el sur de Tarragona (la zona de Terres de l'Ebre) dependen de los pantanos de la Conferencia Hidrográfica del Ebro (CHE), actualmente al 53 % de su capacidad y que no están sometidas a las restricciones que dicta la Generalitat. EFE

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