El Supremo confirma 15 años de cárcel para una mujer que mató a su hija recién nacida y la tiró a la basura

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El Tribunal Supremo (TS) ha confirmado los 15 años de prisión impuestos a una mujer que en 2012 dio a luz a su hija, la asesinó y la tiró a la basura en Madrid. Los magistrados han rechazado el recurso de la mujer, que fue condenada en primera instancia por la Audiencia Provincial y, después, por el Tribunal Superior de Justicia madrileño. En una sentencia a la que ha tenido acceso Europa Press, el Supremo no ve duda alguna y mantiene la calificación jurídica de los hechos como asesinato, al tratarse la víctima de una bebé recién nacida. Los hechos se remontan al 20 de mayo de 2012, cuando la mujer --que entonces tenía 21 años-- "dio a luz de manera natural a una niña que nació viva, a término y que se encontraba en buen estado de salud". Según recoge la sentencia, aquel día, "decidida a acabar con su vida y sabiendo que por tratarse de una recién nacida no podría ejercer defensa alguna", mató a la bebé. En la resolución, de la que ha sido ponente el magistrado Juan Ramón Berdugo, la Sala de lo Penal respalda la aplicación de la agravante de parentesco y señala que quitarla no tendría efecto en la extensión de la pena, "al haberlo sido en el mínimo legal, 15 años". LA FISCALÍA PIDIÓ PRISIÓN PERMANENTE Además de la agravante de parentesco, los tribunales aplicaron a la mujer una atenuante de arrebato u obcecación, tras un juicio en el que la Fiscalía solicitaba prisión permanente revisable. El jurado popular de la Audiencia de Madrid que dictó el veredicto de culpabilidad consideró probado que la agresora tenía levemente disminuida sus capacidades para comprender sus actos debido a diferentes circunstancias como el hecho de tener otra hija con unos meses, atravesar una crisis con su pareja, carecer de ingresos y la situación hormonal que sufría propia del parto. La mujer fue detenida en abril de 2021, casi nueve años después, al aparecer el cadáver del bebé en el centro de tratamiento de residuos urbanos de Valdemingómez. En el juicio, defendió que la pequeña nació muerta y que la depositó en un contenedor envuelta en una mantita y con un crucifijo en "señal de duelo".