Joaquín de Luz deja la Compañía Nacional de Danza con un prograna "de justicia poética"

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Inmaculada Tapia

Madrid, 9 abr (EFE).- El bailarín y coreógrafo Joaquín de Luz no renovará como director de la Compañía Nacional de Danza (CND), a la que llegó en septiembre de 2019, según ha anunciado hace unas semanas el INAEM, un cargo del que se despide sereno y "orgulloso" del impulso que ha dado a la compañía en este tiempo.

"Buscan otro perfil y hay que aceptarlo. Yo miro hacia delante y solo puedo agradecer lo que se ha conseguido en tan poco tiempo", advierte en una entrevista este martes con EFE, a las puertas de la sede que ha sido su casa en este tiempo.

"Que Peter Martins -continúa-, mi jefe en el New York City Ballet, me alabe por el trabajo que he hecho con la compañía y a los bailarines que la componen, para mi es el reconocimiento mayor", dice el bailarín, que admite que "pelear contra la adversidad" en una profesión como la suya es habitual.

"Hay que ser pragmáticos, es una oportunidad de aprendizaje", subraya.

De Luz (Madrid, 1976), lleva casi cuarenta años en la danza, 23 de ellos en Estados Unidos: ha sido bailarín principal del New York City Ballet y del New York City, fue solista del American Ballet y del Pennsylvania Ballet.

"Vivía muy bien en Estados Unidos", dice, pero tenía la voluntad de hacer algo por la danza en España, "de impulsarla porque hay talento", y con esa voluntad llegó a la CND, para dirigir un proyecto de cinco años, que la pandemia "ha dejado reducido a tres y medio".

Pese a todo, ha creado nuevas obras para la compañía, ha ampliado su repertorio, ha colaborado con grandes nombres de la danza internacional y ha agotado las entradas en las giras internacionales y en los estrenos nacionales.

Es el caso del nuevo programa que presenta en los Teatros del Canal del 18 al 21 de abril compuesto por tres piezas de primer nivel: Heatscape, de Justin Peck, Le Jeune Homme et la Mort (El joven y la muerte)-estreno por la CND-, de Roland Petit y Cantata -estreno por la CND-, de Mauro Bigonzetti y que quince días antes de su estreno ya tenía las entradas agotadas.

"Creo que va a enseñar muy bien la versatilidad y calidad de la compañía", dice, y advierte que 'El joven y la muerte' no es una pieza a la que puedan enfrentar muchas compañías, "requiere muy buenos artistas y la compañía los tiene. Me llena de orgullo que un ballet que ha hecho Nuréyef, Barýshnikov o Lucía Lacarra lo podamos hacer aquí".

Y se muestra "más que contento", de que un programa de tanta calidad sea su despedida. "Es un poco justicia poética".

Premio Benois de la Danse, De Luz admite satisfecho que cambiar el paradigma en una compañía, la forma de trabajar y la calidad "lleva muchísimo tiempo" y haberlo logrado le hace sentirse "orgulloso de lo que se ha conseguido".

"Mi visión para una compañía nacional es que pueda abarcar todo tipo de repertorio, y lo hemos logrado. Le debo muchísimo a mi equipo", admite.

A pesar de ello, reconoce que se han quedado muchas cosas en el tintero, sobre todo un proyecto en el que tenía especial ilusión: un 'Romeo y Julieta' en colaboración con el Ballet Nacional.

"Un proyecto que hubiera dado la vuelta al mundo, que habría sido un altavoz para la danza en nuestro país", asegura el coreógrafo, que incide en que si no hay políticos interesados y un cambio en la educación "seguirá faltándole empuje a la danza".

Achaca al síndrome de Salomón y a la envidia parte del problema, y se lamenta de que, a pesar de que bailarines españoles nutren las compañías más importantes del mundo, "no haya compañías a nivel autonómico, aunque se disponga de infraestructuras".

Cree que se ha diluido la palabra referente, "ahora lo es más Daddy Yankee", aunque es consciente de que lo es para una joven generación de la danza.

"He hecho una carrera internacional, pero aquí no importa mucho, no interesamos, la danza no está en el tejido social: no se habla de ella ni en la escuela ni en casa", indica decepcionado.

Se define como inconformista, inquieto, buscador y con una actitud de mirar siempre hacia adelante, "para atrás ni para tomar impulso", sentencia.

Aún no sabe hacia dónde dirigirá sus pasos, reconoce que aún se está ubicando y que tiene alguna propuesta sobre la mesa, pero sí asegura que seguirán sobre un escenario.

"Tengo la idea romántica de que mi hijo me vea bailar de una manera consciente. "No me puedo alejar de la danza porque la amo", concluye De Luz. EFE

it/bal

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