Goya de Honor para el centenario Juan Mariné, historia viva del cine español

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Valladolid, 10 feb (EFE).- Historia viva del cine español, luz y memoria reúne la figura y legado de Juan Mariné que a sus 103 años ha sido homenajeado con el Goya de Honor a una trayectoria de más de 80 años como director de fotografía, investigador y restaurador.

Todo un alquimista Juan Mariné: "penetró en los secretos de la luz para hacerse cuidador de imágenes", ha glosado José Sacristán (Goya de Honor 2022) al evocar la figura del galardonado director de fotografía durante la celebración en Valladolid de los 38º Premios Goya.

Los trabajos de investigación que protagonizó en la ECAM "fueron sencillamente magistrales: adecentó y lavó la cara de muchas de estas delicadas, entrañables, mágicas y prácticamente desaparecidas" películas de 35 milímetros, ha añadido Sacristán durante una sentida 'laudatio' dedicada a quien "salvó de la destrucción y olvido históricas joyas de nuestro cine".

La pasión, la entrega y el instinto de Juan Mariné "devolvió la dignidad a un sinfín de voces, rostros, nombres e historias", ha proseguido sobre Mariné, de cuya boca escuchó Sacristán una frase que ha compartido con los 3.000 asistentes a la gala: "Mi retina es casi equivalente a una emulsión fotográfica".

"Juan se dejó la retina para cuidar, preservar, atender y conservar películas de una manera sencilla, humilde y dignamente" y ha destacado que "las películas, hayan gozado o no del favor del público, forman parte del patrimonio cultural de este país".

Debido a su avanzada edad, Mariné recibió hace unos días el Goya de Honor en la sede de la Academia de las Ciencias y Artes Cinematográficas, acompañado de familiares, amigos, académicos, directores y realizadoras, durante un acto íntimo y entrañable encabezado por el presidente de la entidad, Fernando Méndez-Leite.

"Juan Mariné es un tesoro" y en él "reconocemos al muchacho valiente que agarró una cámara por primera vez para dejar constancia de los horrores de la Guerra Civil; al soñador que decidió que si sobrevivía se dedicaría a su pasión, el cine, y cumplió su palabra", ha explicado el presidente de la Academia de Cine, Fernando Méndez-Leite a través de una nota.

Durante la entrega hace días, Mariné definió la restauración cinematográfica como un trabajo "de mente y corazón, imposible de hacer de otra manera", y explicó cómo "volver a ver la alegría" de los rostros registrado en las imágenes que ha devuelto a la vida representa su momento favorito de todo el proceso.

Fue Charles Chaplin y sus historias de cine mudo las que, a los cuatro años de vida, le contagiaron una pasión por el cine que desde entonces ya no ha dejado y que incluso le impulsaron a leer antes de tiempo para descifrar los relatos protagonizados por Charlot.

Ni la Guerra Civil, ni el franquismo condicionaron una vida consagrada a la cinematografía que, desde el punto de vista profesional, comenzó en 1947 con su debut como director de fotografía con Antonio del Amo ("Cuatro mujeres").

Pedro Masó y Pedro Lazaga fueron quienes más veces le llamaron, también Fernando Fernán-Gómez, José María Forqué y Juan Piquer con quien se despidió como profesional en 1989 ("La grieta") antes de acometer una fructífera e inestimable labor arqueología fílmica.

En sus manos y en las de Concha Figueras, dos en uno, emergieron reliquias del cine español como "La llegada del tren a Llanes" (1905), rodada sólo seis años después de la considerada primera película de la historia del cine español ("Salida de la misa de doce de la iglesia del Pilar de Zaragoza"), que firmó en 1899 Eduardo Jimeno con un tomavistas Lumière.

Introdujo en España el rodaje cámara en mano, el Eastmancolor, el formato Cinemascope y numerosos ensayos para mejorar la calidad de las proyecciones desde la sensibilidad de las películas hasta la alta definición, sin olvidar contribuciones desde otros ángulos en forma de trucajes y efectos especiales.

Mariné es el tercer director de fotografía distinguido con un Goya de Honor (antes los fueron José Fernández Aguayo en la primera edición -1987- y más tarde Federico Gutiérrez-Larraya -1996-) pero es el profesional más longevo y de mayor edad en la historia de este galardón que ha recogido a los 103 años de una vida fecunda y prodigiosa. EFE

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