La Navidad es, junto con las vacaciones de verano, la época del año en la que más se tienden a los excesos. Las comidas copiosas, los dulces y postres que abundan en la mesa y la alta ingesta de alcohol acaban pasando factura en nuestro cuerpo. Los profesionales de la salud recuerdan encarar las Navidades con moderación y sin renunciar a disfrutar de estas fiestas y sus comidas y bebidas asociadas.
Sin embargo, ni la Navidad ni otras fiestas deben usarse como excusa para ciertos consumos si estos ponen en riesgo nuestra salud. Es probable que a muchas personas que durante estos días estén bajo tratamiento de paracetamol, por ejemplo para aliviar un dolor, les apetezca beber alcohol, pero esta interacción no es inocua para la salud.
Hay quienes piensan que la combinación de un paracetamol y una simple cerveza no puede resultar tan perjudicial para la salud, pero no es así. De hecho, el Consejo General de Colegios Farmacéuticos recuerda que esta “es una de las interacciones entre medicamentos y alcohol más conocidos y que más debemos evitar”.
Si estamos bajo tratamiento con paracetamol y tomamos cerveza, esta puede potenciar la toxicidad del fármaco, sobre todo su efecto en el hígado. “Los efectos adversos pueden ser muy graves”, añaden”, “especialmente si estamos tomando cantidades altas de paracetamol, de alcohol o de ambos”.
Alcohol y paracetamol, un enemigo doble para el hígado
Los efectos adversos que provocan los medicamentos al interactuar con las bebidas alcohólicas dependen en buena medida del tipo de fármaco. En el caso del paracetamol, “al tomar alcohol podría aumentarse fundamentalmente el riesgo de gastritis o úlcera gástrica, siempre y cuando su utilización sea crónica, ya que podría potenciar este efecto adverso”, sostiene José Manuel González de la Peña Puerta, miembro del Comité de Pacientes y Ciudadanía de la Sociedad Española de Farmacéuticos de Atención Primaria (SEFAP).
El elevado riesgo del paracetamol unido al alcohol se explica porque ambas sustancias se degradan en el hígado, lo que podría tener como consecuencia una sobrecarga del órgano. No obstante, si la toma de este analgésico es puntual, el peligro no es tan elevado, aunque su combinación con bebidas alcohólicas siempre es desaconsejable.
Para qué sirve el paracetamol
El paracetamol es uno de los medicamentos más utilizados en el mundo para aliviar el dolor y reducir la fiebre. Presente en la mayoría de los hogares y recomendado con frecuencia por profesionales de la salud, este fármaco se ha consolidado como una opción eficaz y accesible para tratar molestias comunes sin necesidad de receta en muchos países.
Su principal función es el tratamiento sintomático del dolor de intensidad moderada y la fiebre, tanto en adultos como en niños, siempre que se utilice de forma adecuada. También se emplea en dolores postoperatorios y en el periodo posterior al parto, así como en afecciones reumáticas como la artrosis y la artritis reumatoide.
El paracetamol también resulta útil para tratar dolores musculares y articulares como el lumbago, la tortícolis, la ciática, las neuralgias y el dolor de espalda, así como las molestias menstruales, problemas que afectan a un amplio sector de la población y que pueden limitar la actividad diaria.