No eres tú, es la otra persona: los celos sí funcionan matemáticamente para detectar infidelidades, según la psicología

El neuroticismo ha sido uno de los agentes clave para detectar una infidelidad

Los celos funcionan matemáticamente para detectar infidelidades (Pexels)

“Y mi ardiente pasión murió de frío; porque así muere el amor cuando no hay celos”, expresaba el dramaturgo español Antonio García Gutiérrez, al no concebir una vida sin esa inquietud que despierta la chispa que reafirma el deseo de tu pareja. Algo en lo que ya estaba completamente de acuerdo Lope de Vega en el siglo XVI al asegurar que “los celos son hijos del amor, más son bastardos”. Y es que, si bien puede reavivar la llama en la relación, también puede crear un ambiente tóxico y obsesivo.

De hecho, estas emociones suelen nacer ante el miedo de sentirse traicionado o la desconfianza que provoca una infidelidad; que es sin duda la peor experiencia que deja el amor. Porque como dijo una vez el escritor brasileño, Fernando Sabino: “La infidelidad es como estar de socio con alguien y robar dinero de la caja”. El engaño de la persona más cercana, de la que se acuesta a tu lado todas las noches y con la que compartes todas tus inquietudes y mejores momentos, al final es la que más duele.

Pero, ¿qué pasaría si esos celos son una herramienta para detectar las infidelidades? Según un estudio realizado en 2022 por Menelaos Apostolou y Ioulia Antonopoulou, se ha podido comprobar que los participantes que “obtuvieron puntuaciones más altas en celos románticos tenían más probabilidades de detectar la infidelidad que quienes obtuvieron puntuaciones más bajas”, un fenómeno más que revelador para los más inseguros. Incluso, uno de los aspectos que sorprendieron a los investigadores fue poder comprobar que el neuroticismo o neurosis -una tendencia presente en algunas personas que experimentan emociones negativas con mayor frecuencia e intensidad que la media-, es uno de los agentes predicen esta traición.

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Los celos funcionan matemáticamente para detectar infidelidades (Pexels)

Más de la mitad habían sido engañados por su pareja

La investigación contó con más de 900 participantes en la República de Chipre, con una media de edad de 32 años entre mujeres y 35 en hombres, la mayoría en relaciones de pareja o matrimonios. Todo esto se centró, sobre todo, en analizar cómo distintos factores personales influyen en la percepción y el descubrimiento de engaños dentro de vínculos amorosos. Concretamente, la base del trabajo de Apostolou y Antonopoulou consistió en evaluar los niveles de celos a través de tests psicológicos y medir cinco grandes factores de personalidad: apertura, responsabilidad, extraversión, amabilidad y neuroticismo. Los sociólogos preguntaron también si los participantes habían descubierto infidelidades de parejas actuales o anteriores y si ellos mismos habían sido desleales en alguna ocasión.

De acuerdo con las respuestas de los participantes, más de la mitad de los encuestados aseguraron haber sido víctimas de al menos una infidelidad. Una cifra muy similar a los que afirmaron no haber engañado a nadie. En cambio, los que admitieron haber sido infieles presentaron una probabilidad superior de detectar engaños en sus parejas. En definitiva, los investigadores comprobaron que aquellos individuos con mayor tendencia a sentir celos también tenían una mayor capacidad para identificar estas traiciones en sus vínculos.

Esto se explicaría por la sospecha constante que experimentan, ya que reforzaría la vigilancia y motivaría a las personas a buscar indicios que van más allá de lo evidente. Por su parte, el neuroticismo, un rasgo caracterizado por la tendencia a padecer miedo o ansiedad, se suele asociar con niveles altos de celos, lo que inevitablemente desemboca en una mayor probabilidad de descubrir una infidelidad. En cuanto a los que mantienen un perfil menos celoso, se ha podido constatar que son personas con una puntuación alta en estar abiertos a tener nuevas experiencias. Por este motivo, quien tiene una actitud tolerante suele confiar más en el otro, lo que le reduce las posibilidades de descubrir un engaño sentimental.

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Un arma de doble filo

A pesar de que los celos sean un buen detector de mentiras, los psicólogos “el aumento de los celos románticos puede dañar los vínculos existentes”. Asimismo, se favorecería la aparición de conflictos, elevando al mismo tiempo tanto los casos de engaño como su frecuencia de detección. Pero el balance entre mantener una salud mental estable y descubrir una traición no compensa.

Los profesionales aseguran que suelen generar confusión al asociarse erróneamente con el amor, cuando en realidad se vinculan a la inseguridad, la dependencia emocional y la baja autoestima, acercándose más al concepto de posesión que al de afecto, tal y como remarca Top Doctors ES. De este modo, lo ideal es experimentar este sentimiento como un detector de riesgos en la relación y como una función adaptativa que favorezca el cuidado mutuo. En pocas palabras, con una pizca de celos es más que suficiente.

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