En invierno, la vida útil de la fruta es moderadamente menor que en otras estaciones del año. Duran menos en la nevera antes de pudrirse. Por ello, conviene buscar formas alternativas para prolongar el tiempo en que pueden consumirse. Esta circunstancia también tiene una explicación científica.
La humedad y la temperatura son clave, ya que juegan un papel vital en el deterioro de los alimentos. Las casas en invierno suelen estar calefactadas, lo que crea un aire seco con zonas de condensación. La combinación de humedad estancada y una temperatura ligeramente alta acelera el deterioro de la fruta. Si además está cerca de cítricos, el proceso se vuelve más rápido. Otros errores de almacenamiento, como apilar las piezas juntas o usar recipientes inadecuados, crean el ambiente perfecto para la aparición de moho o bacterias.
Por ello, ante esta situación, lo ideal es buscar métodos que permitan preservar durante más tiempo productos frutales como las peras o las manzanas. Entre los principales consejos se encuentra almacenar los alimentos de forma separada según sus necesidades de conservación y no mezclarlos con aquellos que puedan acelerar su maduración. También es recomendable revisar periódicamente su estado para retirar cualquier pieza que presente signos de deterioro, evitando que afecte al resto.
Separar los alimentos que producen etileno ayudará a conservarlos durante más tiempo
Para mantener la fruta en buen estado es fundamental separar aquellas que producen gas etileno, como manzanas o plátanos, ya que este promueve la maduración y, al mezclarse con cítricos, acelera su deterioro. Lo recomendable es colocarlos en recipientes distintos o en compartimentos separados de la nevera. Una toallita de papel en el fondo de la cesta ayuda a controlar la humedad. Para mejorar la circulación del aire, lo óptimo es usar una cesta o recipiente con agujeros de drenaje.
En cuanto a los cítricos, se conservan mejor en un ambiente fresco y húmedo dentro del cajón de verduras si no se dispone de despensa. Para mantener frescas mandarinas y naranjas, frota suavemente la cáscara con un paño limpio impregnado en una ligera capa de aceite vegetal. Esto crea una barrera que ayuda a prevenir la pérdida de humedad y ralentiza su deterioro, siendo especialmente útil cuando la fruta se guarda a temperatura ambiente.
Estas técnicas ayudan a mantener los productos frescos durante más tiempo y a ahorrar dinero. Con estos pasos sencillos, se consigue prolongar la vida de los cítricos y disfrutar de su sabor y beneficios durante todo el invierno.
¿Cuál es la importancia de mantener las frutas a bajas temperaturas?
Mantener el frío en las frutas es una práctica necesaria para prolongar su frescura y garantizar nuestra seguridad alimentaria, evitando posibles riesgos para la salud. Lo que pocos saben es que, según el tipo de alimento, se requieren diferentes niveles de frío para conservarlos de manera óptima.
El frío desempeña un papel crucial en retrasar la maduración y el deterioro de las frutas, ya que reduce la actividad enzimática y ayuda a mantener su frescor durante más tiempo. Además, actúa como un impedimento frente al desarrollo de bacterias y otros microorganismos, contribuyendo a que los alimentos se conserven de manera segura y saludable.