Juan José Ebenezer, mecánico: “Si no pagaras impuestos sobre el combustible, estarías pagando la mitad”

El trabajador detalla que sobre cada litro se pagan cuatro elementos distintos, la materia prima, los gastos logísticos de distribución, los beneficios obtenidos en la comercialización y la carga impositiva

El impuesto de hidrocarburos varía en función del tipo de combustible (Montaje Infobae España)

El precio del combustible continúa siendo uno de los temas que más inquietan a los conductores, especialmente en un momento en el que cualquier variación en los costes diarios puede impactar en la economía familiar. Aunque el importe final que se paga en las estaciones de servicio suele atribuirse de forma casi automática a las oscilaciones del petróleo, profesionales del sector insisten en que intervienen más factores y que no todos están relacionados con la materia prima. Entre ellos, los impuestos se mantienen como una de las cargas más determinantes para explicar por qué llenar el depósito resulta tan costoso.

El mecánico Juan José Ebenezer se refirió en un video publicado en redes sociales a la composición del precio del combustible y a lo que, según explica, suelen olvidar muchos conductores cuando comparan los valores actuales con los de años anteriores. Con un mensaje directo, asegura que, si no existieran los impuestos aplicados al combustible, los usuarios pagarían “la mitad” de lo que cuesta actualmente cada litro. Según expresa, existe una confusión frecuente que atribuye cualquier incremento en los precios al encarecimiento del petróleo, cuando en realidad los impuestos representan una proporción decisiva del coste final.

Ebenezer detalla que sobre cada litro de combustible se pagan cuatro elementos distintos. Por un lado, la materia prima, es decir, el propio producto base necesario para el funcionamiento del vehículo. A esto se suman los gastos logísticos de distribución, que incluyen el transporte y la cadena necesaria para que el combustible llegue a las estaciones de servicio. También se incorporan los beneficios obtenidos en el proceso, correspondientes a la comercialización. Y finalmente, aparecen los impuestos, que según el mecánico, tienen un peso considerable en la cifra final.

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El IVA se aplica también sobre el impuesto a los hidrocarburos

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Dentro de estos impuestos, menciona específicamente el impuesto de hidrocarburos, cuya cuantía varía en función del tipo de combustible. En el caso de los vehículos de gasolina, explica que este impuesto ronda los cincuenta céntimos por litro. En los coches diésel, la cifra se sitúa aproximadamente en los cuarenta céntimos por litro. Estas cantidades, señala, forman parte fija del precio y no dependen de las fluctuaciones del petróleo. Es decir, se suman de manera estable al coste independientemente de lo que ocurra en los mercados internacionales.

Pero Ebenezer advierte que el impacto impositivo no termina ahí. Aclara que el IVA -otro de los componentes del precio final- se calcula “sobre el total de la suma de todo”. Esto significa que los consumidores no solo pagan el impuesto de hidrocarburos, sino que también abonan IVA aplicado sobre ese mismo impuesto. Es decir, se paga un impuesto adicional a partir de otro impuesto, lo que incrementa aún más la carga fiscal asociada a cada litro de combustible. Para el mecánico, este sistema contribuye a distorsionar la percepción del precio real del producto antes de impuestos.

En su explicación, señala que es cierto que la subida del petróleo puede influir en el encarecimiento del combustible, pero insiste en que no debe perderse de vista el peso que tienen los impuestos. Según recalca, más de la mitad de lo que se paga actualmente por cada litro corresponde precisamente a estas cargas fiscales. Por eso considera necesario recordar cuál es la proporción real entre el valor del combustible como producto y lo que finalmente paga el usuario al pasar por la estación de servicio.

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