La relación entre Washington y Bruselas es incierta e impredecible, en la Defensa y en lo comercial. A pocos días de finalizar la tregua arancelaria y con la amenaza de Trump de aplicar aranceles del 50% al acero europeo, la Comisión Europea estudia el último borrador de propuestas de la Casa Blanca para llegar a una solución negociada antes de la fecha límite del 9 julio. “Hemos recibido el último documento estadounidense para más negociaciones. Lo estamos evaluando. La UE está lista para un acuerdo comercial con EEUU, pero todas las opciones están sobre la mesa”, señaló la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, que añadió que “defenderá los intereses de los europeos” si es necesario. El bloque ya ha amenazado con aplicar su propia serie de contramedidas si fracasan las negociaciones.
En el Consejo Europeo (la cumbre de los líderes de la UE) celebrado el pasado jueves, las capitales debatieron sobre esta cuestión con Von der Leyen para trasladarle las líneas rojas en las negociaciones. El mensaje que repiten es que ninguno quiere la ruptura total con su primer socio comercial y que la solución diplomática es la mejor opción. Pero algunos están dispuestos a ceder más terreno que otros por el temor al daño que pueda hacer en sus economías. Washington ha mantenido en todo momento que el arancel base es una condición indispensable y, según apuntan diversas fuentes comunitarias a la agencia Reuters, la Comisión asume que los impondrá en cualquier acuerdo comercial.
Y esa es una de las grandes incógnitas. ¿Cederá la Comisión Europea —que es quien tiene competencia exclusiva para negociar la política comercial— ante Trump y aceptará un acuerdo asimétrico al estilo del Reino Unido, que implique asumir el 10% de arancel base que Washington aplicó a todos los países para financiar el presupuesto federal?
Algunos socios importantes, entre ellos el canciller alemán, Friedrich Merz, o la italiana Giorgia Meloni, han abogado por la fórmula británica, posición secundada por otros líderes como el presidente lituano, Gitanas Nausėda: “Un acuerdo a lo Reino Unido es el mejor que podemos conseguir”. Merz llegó a afirmar que era necesario “un acuerdo rápido” para salvar los muebles, incluso si salía perdiendo la UE.
El mensaje de París aboga por una mayor resistencia: llegar a un acuerdo, pero no a cualquier precio. El presidente Emmanuel Macron planteó contestar con una compensación a ese 10% si finalmente se impone. Madrid, por su parte, mantiene que “los aranceles son injustos”, pero confía en las negociaciones que mantiene la Comisión.
Sánchez critica que los aranceles son “doblemente” injustos con España
“Europa y el mundo viene sufriendo unas medidas tarifarias arancelarias unilaterales e injustas. En el caso de España son doblemente injustas, porque tiene un déficit comercial con EEUU”, subrayó el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, antes de la cumbre de líderes en Bruselas. Infobae España ha preguntado al Ministerio de Economía si Madrid apoya ceder ante el arancel base, pero las fuentes consultadas han evitado hacer comentarios al respecto.
Trump mantiene que los europeos “se han portado mal” con Estados Unidos en estos últimos años, y ha sugerido que “muy pronto” el bloque comunitario terminará “aprendiendo”. El republicano es consciente de que el miedo entre las capitales y la falta de unidad resta margen de maniobra a la Comisión, ingredientes perfectos para insistir en la doctrina militar del shock and wave (del inglés, conmoción y pavor). Y es que Washington mantiene que tiene las de ganar en una guerra comercial: “Tenemos cartas mucho mejores que ellos”. Por si esto fuera poco, las amenazas de Trump a España tampoco dan margen al optimismo, después de que el mandatario estadounidense afirmase que haría que “España pagase el doble” por no comprometerse a elevar su gasto en Defensa al 5% del PIB nacional.
La mejor arma, en el cajón
En un informe elaborado por el Centro para la Reforma Europea, un grupo de expertos con sede en Londres señala que, en una guerra económica, el país que más depende de las exportaciones se encuentra en desventaja, si bien en el caso de EEUU y Europa sería económicamente destructivo para ambas partes dada la magnitud de los aranceles. La Unión Europea registró superávit comercial con Estados Unidos (17.700 millones en el intercambio de bienes con EEUU) y, en este sentido, la UE está en desventaja al contar con menos objetivos. Pero esto se aplica solo al intercambio de bienes, ya que el bloque dispone de más herramientas para castigar a la economía estadounidense, entre ellas el instrumento anti-coerción, la mejor arma comercial disuasoria que dispone la Unión cuando se da un caso de chantaje económico.
Bruselas mantiene que está “lista para responder” y asegura que tiene preparada una lista de industrias políticamente sensibles para los republicanos. Pero lo cierto es que ya ha habido amagos y el bloque ha acabado dando marcha atrás por las presiones de los socios. Ya lo hizo cuando quiso responder a los aranceles del 25% que Trump aplicó al acero y aluminio con gravámenes de represalia al whisky y otros productos estadounidenses. Trump amenazó con contraatacar con un gravamen desorbitado del 200% al champán y al vino europeos y, tras las presiones de Italia, Francia e Irlanda, la Comisión Europea se vio obligada a retroceder.
Una de las posibilidades es que el bloque comunitario trate de llegar a un principio de acuerdo con Washington para dar más espacio para seguir negociando más allá del 9 de julio. La Casa Blanca ya ha insinuado que el plazo podría ampliarse. Por el momento, el arancel base y el 25% de aranceles especiales al acero, al aluminio y al automóvil europeo continúan vigentes.