En las últimas décadas, el número de casos de cáncer de próstata ha aumentado en España, pero esto no tiene por qué ser una mala noticia en sí misma. El incremento de las cifras responde a una mejora de la detección precoz, al igual que ocurre con el cáncer de mama o de colon. En España, 32.188 hombres serán diagnosticados de cáncer de cáncer de próstata en 2025, lo que lo convierte en el cáncer más común entre los varones, según datos de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM).
El pronóstico de la enfermedad ha mejorado exponencialmente hasta el punto de que la supervivencia se ha triplicado en los últimos 15 años. Si el tumor se encuentra localizado y en etapas tempranas, la tasa de supervivencia supera el 99%. En cambio, en casos de metástasis, la probabilidad se reduce drásticamente al 37%, de acuerdo con la American Cancer Society.
Para detectar la enfermedad en su primera fase, la prevención sigue siendo fundamental. Sin embargo, muchos hombres siguen evitando acudir a las consultas de urología “por miedo o desconocimiento”. Los profesionales de la salud luchan por este tabú y normalizar las revisiones como parte del autocuidado masculino.
“Las revisiones periódicas son fundamentales para detectarlo a tiempo y acceder a tratamientos menos invasivos, con altas tasas de curación y un pronóstico favorable. Esperar a notar algún indicio de la enfermedad puede ser demasiado tarde”, señala el doctor Javier Romero-Otero, director de ROC Clinic y del departamento de Urología de HM Hospitales.
El cáncer de próstata no muestra síntomas en sus etapas iniciales ya que su evolución es silenciosa. Por ello, los expertos aconsejan acudir a los chequeos urológicos una vez cumplidos los 50 años, o empezar a los 45 si se tienen antecedentes familiares. Estas revisiones incluyen pruebas como el análisis del antígeno prostático específico (PSA) y la exploración física, que permiten detectar alteraciones incluso en ausencia de síntomas.
Dentro del cáncer de próstata avanzado, es fundamental distinguir distintos grupos de pacientes, ya que las implicaciones de tratamiento varían en función de ello. Por un lado, se encuentra el cáncer de próstata hormonosensible metastásico, que puede ser un diagnóstico de novo o presentarse tras una recaída posterior a un tratamiento local. Por otra parte, la enfermedad resistente a castración, que a su vez puede ser metastásica (la forma más habitual) o no metastásica.
Una vida saludable para alejar el cáncer
Aunque las causas del cáncer de próstata aún no se conocen con exactitud, la edad es uno de los principales factores de riesgo para su desarrollo. A medida que los hombres envejecen, las probabilidades de padecer esta enfermedad aumentan de forma significativa.
Diversos estudios recientes han demostrado que el ejercicio físico regular no solo mejora la calidad de vida de los pacientes oncológicos, sino que también puede aumentar su supervivencia. Asimismo, existen factores dietéticos y metabólicos que podrían influir en la aparición del tumor, como la obesidad, la diabetes, el consumo excesivo de alcohol y carne roja, así como las dietas ricas en grasas, fritos, lácteos y alimentos ultraprocesados.