Las 130.000 personas que atiende el Hospital El Bierzo llevan desde el mes de mayo con un servicio de Oncología prácticamente abandonado: de las cuatro plazas que tiene habilitadas el centro, tan solo dos están ocupadas y uno de los facultativos está de baja. La administración, según cuentan los afectados, va “poniendo parches”, pero la situación no mejora. Los familiares de los afectados han recogido 55.000 firmas desde la plataforma Change.org y las entregarán este martes ante la Consejería de Salud de Castilla y León, en Valladolid, para solicitar más recursos ante “un hospital colapsado y sin especialistas”. “Tenemos cáncer, no la gripe”, aseguran desde la plataforma Oncobierzo.
La iniciativa ciudadana surgió hace unos meses, entre las habitaciones y las salas de espera del hospital. Allí conoció el problema José Miguel, uno de los impulsores de la acción. “A mi madre le diagnosticaron cáncer en febrero. Desde entonces solo le ha visto el mismo oncólogo una vez”, explica, pues el servicio se suple con el traslado diario de profesionales de otras provincias, cada día diferentes.
El ingreso de su madre duró 14 días debido a la falta de médicos que pudiesen evaluar el estado de la mujer. En ese tiempo, José Miguel empezó a hablar con otros enfermos y sus familiares. “Nos dimos cuenta que además de estar peleando contra una enfermedad, estábamos peleando contra el desastroso servicio y las extremas condiciones en las que se encuentra el Hospital El Bierzo”, asegura.
Porque Oncología no es el único servicio saturado del centro: falta personal en radiología, urgencias, anestesiología, oftalmología, en cardiología... “Van poniendo parches, ahora en octubre han conseguido cuadrar oncólogos para todo el mes. Pero no hay ningún plan para el mes siguiente”, cuenta José Miguel.
“Esta enfermedad no admite esperas”
Aarón es uno de los pacientes de El Bierzo. Acudió a urgencias porque se notó un bulto en el testículo, pero le mandaron a casa con un volante para urología. “Empezamos mal”, lamenta este sanitario, que tuvo que volver a los dos días porque “sabía que algo no iba bien”. Tras mucho insistir, consiguió que le hicieran una radiografía, que confirmó el diagnóstico de cáncer de próstata. “Tiene muy buen pronóstico, pero hay que actuar rápido para frenarlo. Si hubiese esperado unos meses, como me dijeron, no sé qué habría pasado”, asegura.
A la angustia y ansiedad de la batalla contra el cáncer se le suma la incertidumbre del servicio sanitario: Aarón ya ha visto a cuatro oncólogos diferentes. “Cada vez que tengo cita me pregunto cuánto se retrasará o si me pospondrán el tratamiento. Y esta enfermedad no admite esperas”, sentencia.
Al padre de Berta, por su parte, le han atendido 8 médicos diferentes en los últimos meses, que le han recomendado dos tratamientos distintos. “Siempre te queda la duda de cuál tendría más razón”, afirma. Para ella y su padre, cada consulta “es como volver a empezar de cero. Mentalmente, es agotador. Y nunca sabes qué te vas a encontrar, qué médico te tocará, cuánto retraso habrá o si llegarás a la farmacia hospitalaria a tiempo para recoger la medicación”.
Ninguno de ellos echa la culpa a los sanitarios que les atienden, pues son conscientes de que “no tienen tiempo” para ofrecer un mejor servicio. “Este hospital tiene que abarcar a 130.000 personas y solo tenemos un oncólogo. Ya no sabemos cómo decirlo. Necesitamos médicos”, reclama Berta. “Dicen que ningún médico quiere venir, pero cómo van a querer venir, si hacen jornadas de 8 de la mañana a 20 de la tarde, sin medios, sin materiales… nadie quiere trabajar así”, añade José Miguel.
Los familiares de los pacientes acudirán este martes a Valladolid, con 55.000 firmas de apoyo bajo el brazo, para denunciar este problema y exigir una solución. “Es una situación flagrante y lo peor es que se está normalizando”, asegura José Miguel.