Ian MacVeigh, anestesista: “Que el paciente se despierte en mitad de la operación es tan raro como ganar el Euromillones cinco veces seguidas”

El jefe del equipo de Anestesiología y Reanimación de Clínica (CEMTRO) explica para ‘Infobae España’ cómo funciona realmente la anestesia y desmonta algunos de los mitos más extendidos

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Vista desde un quirófano momentos antes de la anestesia (Shutterstock)
Vista desde un quirófano momentos antes de la anestesia (Shutterstock)

Para sacarnos una muela, recibir la epidural durante el parto o someternos a una operación importante, la anestesia no puede faltar. Este fármaco no solo bloquea nuestra sensibilidad táctil para que no sintamos dolor, sino que gracias a ella la medicina ha avanzado en los últimos dos siglos a una velocidad nunca antes vista. Aunque la verdadera revolución llegó con la anestesia, ya desde la antigua Mesopotamia las personas hacían uso de hierbas y otras sustancias anéstesicas, como el cannabis o el opio, para aliviar el dolor de los enfermos.

Pese a nuestra experiencia más o menos cercana con esta práctica médica, lo cierto es que todavía perviven múltiples mitos en torno a cómo funciona realmente la anestesia. Es más, muchas personas desconocen en qué se basa el trabajo de un anestesista. El doctor Ian MacVeigh es jefe del equipo de Anestesiología y Reanimación de Clínica (CEMTRO) y en una entrevista para Infobae España nos acerca esta especialidad médica.

Pregunta: ¿Cómo es el día de trabajo de un anestesista?

Respuesta: Se pueden destacar tres periodos muy claros: el preoperatorio, el intraoperatorio y el postoperatorio. El periodo preoperatorio consiste en una entrevista con el enfermo, una exploración clínica para saber qué patologías tiene, qué medicación está tomando, si es alérgico, un historial completo médico... En función de esto nosotros determinamos si ese paciente es apto o no para el tipo de cirugía propuesta. Y eso lo decide el anestesista.

La siguiente fase ya es la operación. Ese periodo no es solamente que el paciente esté apto, sino también monitorizarle durante toda la intervención quirúrgica para que todas sus constantes vitales estén absolutamente estables, que el paciente tenga una hipnosis y no sufra absolutamente nada. Es muy importante que el paciente tenga una analgesia para que no sienta dolor.

Una vez el paciente está intervenido y monitorizado y asumiendo que todo ha ido perfecto, ya pasa a la sala de reanimación o a cuidados intensivos. Esto sería ya todo el periodo postoperatorio en el que nos seguimos encargando también de una vigilancia estricta de todas las constantes. Vigilamos, por ejemplo, si el paciente está bien hidratado, si ha orinado, si el paciente necesita algún tipo de sangre, plasma, plaquetas... Y también muy importante en el postoperatorio que el paciente no sufra.

P: Para que la podamos entender mejor, ¿cómo funciona realmente la anestesia?

R: Si es una anestesia general, tiene distintos componentes. Lo primero que hay que hacer con un paciente que viene con muchísima ansiedad de la calle es darle un ansiolítico, para el que utilizamos un tipo de drogas que se llaman benzodiacepinas, más potentes que un lexatin o un valium. Después, el otro componente que tiene es la hipnosis, que significa hacer que el paciente se duerma a través de un medicamento. Hay que inducirle un sueño que sea lo más fisiológico posible y profundo para que la incisión quirúrgica no le provoque dolor. El otro componente de la anestesia es la analgesia y utilizamos derivados de la morfina, los famosos opiáceos, como el fentanilo. Por último, el otro componente fundamental es una relajación muscular adecuada. Para esto contamos con unas drogas que son los derivados del antiguo curare que los indígenas utilizaban en la selva del Amazonas para cazar. Estas drogas sintéticas son muy potentes y muy específicas para conseguir una relajación muscular completa del paciente.

Para el mantenimiento de la anestesia general, muchas veces utilizamos agentes que se administran por vía intravenosa (como el famoso Propofol que todo el mundo conoce por la muerte de Michael Jackson) o bien utilizamos unos agentes que se inhalan, llamados volátiles inhaladores y que usamos en función de los problemas médicos que tenga el enfermo. Co eso hacemos un mantenimiento de la anestesia general.

Monitor en un quirófano (Shutterstock)
Monitor en un quirófano (Shutterstock)

P: ¿Cómo se decide la dosis adecuada para cada paciente?

R: Generalmente, estas drogas se administran en miligramos por kilo de peso y eso sirve para conseguir un efecto determinado. Obviamente, hay tanta variabilidad genética en cada enfermo que a lo mejor esa dosis que damos no es perfecta para conseguir el efecto. Entonces a lo mejor hay que variar un poco hacia arriba o hacia abajo la dosis establecida. Depende mucho también de la experiencia clínica del anestesiólogo que esté haciendo la intervención quirúrgica.

P: Muchas personas tienen miedo a despertarse de la anestesia en mitad de la operación, ¿puede ocurrir esto?

R: Puede ocurrir, pero es extremadamente raro. El despertar intraoperatorio es algo absolutamente excepcional. De ocurrir, podría ser porque no hemos administrado la suficiente droga, pero es muy raro hoy en día porque tenemos un monitor totalmente fiable que nos permite determinar la profundidad anestésica de un enfermo.

Sí es verdad que en los años 80, en cirugías y anestesias cardiacas, a estos pacientes se les administraba un tipo de anestesia basada mucho en opiáceos, como fentanilo o sufentanilo. Entonces, se erraba en el sentido de proveer al enfermo de muchísima analgesia con los opiáceos y de minimizar el resto de las drogas coadyuvantes que he comentado antes para la hipnosis. Aquí había un peso más grande en la analgesia que en la hipnosis, porque los hipnóticos también pueden deprimir la función cardíaca. Hubo algunos casos en los años 80 en los que es cierto que el paciente se acordaba de ciertas cosas. Puedo garantizar que dolor no tendría ninguno, pero el recordar eventos o alguna conversación de quirófano pues tiene que ser una experiencia terrible con todo el estrés postraumático todo que ello conlleva. Pero hoy en día, con el monitor de profundidad anestésica que tenemos, esto no es que sea excepcional, es como que te toque el Euromillones cinco veces seguidas.

P: Por el contrario, hay quienes temen no despertar tras la anestesia.

R: Que alguien no se despierte por la propia anestesia sería una negligencia absoluta. La causa más común de no despertar es un evento crítico neurológico, es decir, que el paciente de repente sufra un ictus intraoperatorio o una hemorragia cerebral. Otra posibilidad es que el paciente a lo mejor ha tenido una parada cardíaca durante la operación de causa totalmente desconocida y al resucitar a ese enfermo, si no ha llegado el suficiente aporte de oxígeno al cerebro, puede recuperar sus funciones vitales normales neurológicamente, pero no se despierta.

Hay enfermos que tienen, por ejemplo, las arterias carótidas llenas de placas de calcio, lo que se llaman placas de ateroma y durante la intervención quirúrgica una placa se puede soltar, como cuando uno va andando por la calle y de repente tiene un ictus. Pues esto puede ocurrir exactamente igual bajo anestesia. Todos los problemas médicos que un paciente tiene pueden ocurrir en la calle, en el quirófano, en cualquier lado.

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