Qué tienen en común la inteligencia artificial y el cambio climático: “La gente no sabe que usar ChatGPT contamina”

Mar Gómez, doctora en Ciencias Físicas y directora de Meteorología de eltiempo.es, explica a ‘Infobae España’ el reto que enfrenta el país con una tecnología que avanza a pasos agigantados, elevando a su vez los niveles de contaminación y reduciendo los recursos hídricos del país

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Vista general del estiaje en el embalse de Guadalteba tras las intensas lluvias de la tormenta Nelson mientras continúa una fuerte sequía en Campillos, sur de España
April 1, 2024. REUTERS/Jon Nazca
Vista general del estiaje en el embalse de Guadalteba tras las intensas lluvias de la tormenta Nelson mientras continúa una fuerte sequía en Campillos, sur de España April 1, 2024. REUTERS/Jon Nazca

Hace unos años que la Inteligencia Artificial desembarcó en la sociedad, irrumpiendo con fuerza y con miras de hacerse un hueco en diversos sectores. Hoy es ya una realidad en muchos de ellos, donde esta tecnología ejerce un papel destacado y fundamental y facilita la labor y desempeño de muchas profesiones. Aunque este avance también ha traído bajo el brazo una serie de efectos nocivos. La automatización es un problema que preocupa sobremanera a aquellos sectores que pueden perder miles de puestos trabajo en post de la IA. Sin embargo, esta tecnología acarrea un daño mucho más preocupante para la sociedad y el planeta en general: la gran cantidad de agua que consume. “Tenemos que pensarnos hasta el mandar un email porque contamina y tiene un impacto ambiental”, explica Mar Gómez, doctora en Ciencias Físicas y directora de Meteorología de eltiempo.es, a Infobae España.

El agua es uno de los recursos que más escasean en España y, en general, en el mundo entero. La escasez de precipitaciones ha llevado en numerosas ocasiones al país español a tomar medidas drásticas como cortes de agua, prohibición de llenar piscinas privadas y regar los jardines o cerrar las duchas de la playa. De media, cada ciudadano consume cerca de 135 litros al día. Sin embargo, esto solo supone el 2% de la cantidad que se emplea en España. El grueso de este recurso hídrico se destina a la agricultura y la ganadería, que emplean en torno a un 80%. Sin embargo, en los últimos años ha entrado en escena un nuevo factor que está elevando los niveles de consumo de agua y que apunta a convertirse en cabeza de lista como el mayor consumidor de este recurso.

La Inteligencia Artificial y, en concreto, ChatGPT, consumen un litro de agua por cada 100 preguntas aproximadamente, según estimaciones de expertos y varios estudios publicados. Lo que supone un elevado impacto a nivel climático, aunque no cuenta con ninguna normativa, al menos de momento, que limite el ascenso y crecimiento de esta tecnología y prueba de ellos son los anuncios que han llevado a cabo las grandes entidades del sector tecnológico. Microsoft ya ha anunciado que invertirá 1950 millones de euros en España hasta 2025 para impulsar las infraestructuras de Inteligencia Artificial en el país y crear grandes centros de datos. Meta también tiene previsto desembarcar en territorio español con una inversión de 1.000 millones de euros para crear un megacentro de datos en Talavera de la Reina. El problema es que este tipo de infraestructuras y, en especial esta última, se prevé que consuma 500 millones de litros de agua aproximadamente.

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Pero ¿por qué necesita tanta agua la IA? A medida que esta tecnología ha ido creciendo y ampliando sus funciones, haciendo de esta una herramienta de gran utilidad en diversos sectores, la potencia de los equipos bajo los que operan se han incrementado, lo que ha llevado a que estos necesiten de sistemas de refrigeración para evitar sobrecalentamientos. Es decir, necesitan agua para reducir su temperatura. “En las últimas décadas, todos lo que es tecnología es altamente contaminante”, explica Mar Gómez, quien añade que los superordenadores o dispositivos que almacenan gran cantidad de datos, tienen ”un impacto en el medio ambiente”.

Una vista aérea muestra la laguna de Santa Olalla, la mayor laguna permanente de los humedales de Doñana (Carlos Ruiz-CSIC/Handout vía REUTERS)
Una vista aérea muestra la laguna de Santa Olalla, la mayor laguna permanente de los humedales de Doñana (Carlos Ruiz-CSIC/Handout vía REUTERS)

Esta profesional de las Ciencias Físicas considera que todo aquello que implica consumir de recursos que nosotros necesitamos o que tiene un impacto en el medioambiente “no es positivo”. “Yo creo que hay encontrar el balance, un equilibrio entre un uso razonable o coherente de las herramientas tecnológicas que tenemos y una compensación de esa huella de carbono, porque está claro que no vamos a poder eliminar el impacto que tiene, pero sí que podemos hacer un uso coherente”, apunta.

Respecto a las empresas que apuestan por este tipo de tecnologías, destaca: “Deberían ser también las responsables de mitigar esos efectos”. Aunque también pone el foco en la falta de concienciación por parte de la sociedad que emite preguntas a herramientas como ChatGPT sin pensar en las consecuencias medioambientales que esta acción conlleva. “La mayor parte de la gente no sabe que por enviar un correo electrónico va a contaminar. Es totalmente ajena a ello”, asegura, quien pone el foco en la concienciación y, en concreto, en el papel que juegan los medios y la divulgación: “Creo que nosotros somos responsables, tenemos el conocimiento y el área científica y, sobre todo, la posibilidad de dar visibilidad a este tipo de cosas y de intentar concienciar a la sociedad”.

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Aunque apunta a que los empresarios también tienen su parte de responsabilidad, no solo en el área tecnológica, sino también en el automovilístico o en el ámbito de la moda, que es uno de los sectores más contaminantes del mundo. ¿Por qué existe concienciación respecto a la contaminación de los coches u otras áreas y no sobre malgasto de agua? “Yo creo que, como pasa con muchas cuestiones, hasta que no tenemos el agua al cuello no se toman medidas”. Sin embargo, Mar Gómez destaca una de las cosas que más le llama la atención respecto a este recurso hídrico: “Las facturas del agua son las más económicas en comparación con las de la luz y el gas. No es que yo quiera que la gente pague más, pero creo que sería una forma de concienciar y evitar ese derroche”.

Por otra parte, la directora de Meteorología de eltiempo.es considera que existe otro punto a tener en cuentas y es que “la mayor parte de las cosas que consumimos tienen un gasto de agua, unos vaqueros, una hamburguesa, el chat, GPT, el correo, todo lleva un gasto de agua y eso nunca se refleja de nunca forma”. E incide en la necesidad de hacer que la gente sea consciente de la cantidad de agua que consume y reportar medidas con equivalencias para que la sociedad tome conciencia: “En vez de decir se ha gastado X litros de agua, la gente lo entendería mejor si se dijera por piscinas vaciadas, por ejemplo”.

Robots trabajando (Imagen Ilustrativa Infobae)
Robots trabajando (Imagen Ilustrativa Infobae)

Medidas contra las empresas

En cuanto a la limitación que puede ejercer un gobierno sobre este tipo de empresas que consumen grandes cantidades de agua, Mar Gómez considera que debería haber “una regulación que estableciera que no se puede gastar más de X cantidades del agua y si se hace hay que compensarlo de alguna forma para que las emisiones sean neto cero”.

En cuanto a la posibilidad de que el agua pudiera llegar a acabarse en determinadas áreas, destaca que ya se han dado casos en otros puntos del mundo, donde las personas han tenido que emigrar a otras regiones en busca de abastecimiento de agua. “Por suerte, en España hay zonas donde tenemos reservas hídricas que están mejor que en otras”. Aunque destaca: “Quizás habría que establecer planes para esas zonas que tienen más déficit por lo que pueda pasar en el futuro, porque la tendencia es que llueva menos y haya más olas de calor, lo que potenciará la evaporación y, por lo tanto, hará que disminuya la disponibilidad del agua”.

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¿Qué se puede hacer para evitar ese despilfarro de agua?

Esta profesional sintetiza las acciones que debe tomar España y el mundo entero para evitar ese despilfarro de agua en una frase: “Las emisiones de gases de efecto invernadero tienen que ser cero”. Actualmente existe un plan para mitigar estas emisiones para antes del año 2050 y contener el calentamiento, aunque destaca que “vamos bastante tarde” y recuerda: “Cuando yo era pequeña ya leía de estos temas y sabía que esto existía. Entonces sí se sabía hace más de 30 años, ¿por qué no se han empezado a tomar esas medidas antes?”, cuestiona.

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La única solución, destaca Mar Gómez, pasa por mitigar esas emisiones de gases de efecto invernadero, dejar los combustibles fósiles y apostar por un cambio de vida para todos. Y, a pesar de que suene a “tópico”, como ella lo califica: “Los países más contaminantes deben dejar de contaminar. El resto de países tiene que emigrar a unas energías limpias y sostenibles y a un transporte más responsable. Hay que potenciar la economía circular”.

Avance tecnológico Vs. ahorro de agua

“Depende de a quién se pregunte, pero creo que desafortunadamente siempre priman los intereses económicos más allá de los intereses medioambientales”, considera. “No nos damos cuenta de que todo lo que tenga un impacto en el medio ambiente nos afecta a nosotros a nivel de recursos, a nivel salud, de salud mental, economía...”. En este sentido, considera que hay gente que es “cortoplacista” y que solo piensa en lo que pueda ganar o la inversión que puede obtener, “en el retorno económico, pero esto no es muy positivo”. ¿Y, en términos generales? “Sí, se está apostando más por la tecnología”.