Recibes un inesperado mensaje a través de WhatsApp, donde, al parecer por un error, se te confunde con un guía turístico especializado. El inicio del mensaje viene acompañado de una disculpa por el malentendido. El emisor, que elige cuidadosamente una imagen de perfil atractiva para generar confianza, revela su supuesto interés en visitar tu ciudad en un futuro cercano. Expresa su deseo de contar con tus servicios como guía para explorar los rincones más emblemáticos del lugar.
Con el transcurso de la conversación, el individuo intenta forjar una relación de amistad, mostrando un interés creciente en conocer no solo los sitios turísticos, sino también en establecer una conexión personal contigo. Este desarrollo aparentemente inocente tiene un propósito: la estafa.
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Con el tiempo, el supuesto turista busca ganarse tu confianza para, eventualmente, crear una situación de necesidad económica. Las excusas pueden variar desde una cancelación imprevista de su vuelo, que lo dejó en una situación comprometida, hasta cualquier otro contratiempo que requiera de tu apoyo económico inmediato.
Además, puede suceder que en lugar de solicitar dinero, te inste a hacer clic en un enlace. Este enlace, presentado como algo relevante para tu interés o ayuda necesaria para su situación, es en realidad un medio para descargar malware en tu dispositivo. Este software malicioso tiene el potencial de comprometer tu seguridad digital, accediendo a información personal y sensible sin tu consentimiento. Este tipo de estrategias subraya la importancia de mantenerse alerta, señalan desde las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.
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Alerta: copian el número de teléfono de tu banco
El ‘vishing’ es una técnica en el que los timadores, por medio de una llamada telefónica, suplantan la identidad de una empresa o entidad bancaria para que el usuario les facilite sus datos. Los timadores ganarán la confianza de la persona con la que están hablando porque aportará datos personales que solo ella conozca, como el número de cuenta o claves.
EL Instituto Nacional de Ciberseguridad (INCIBE) asegura que a esto se le denomina ingeniería social, y es una técnica que emplean los ciberdelincuentes “para ganarse la confianza del usuario y conseguir así que haga algo bajo su manipulación y engaño”.
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Para ello, manipulan el identificador de llamadas de modo que en la pantalla del receptor aparezca el nombre y número de la institución en lugar de un número no reconocible. Pero esto no implica que sea real.
Los ciberdelincuentes se hacen con nuestros datos a través de filtraciones por una brecha de seguridad, a través de las redes sociales, o incluso de datos que han terminado vendidos en el “mercado negro de la deep web”, como asegura INCIBE, y a través de ahí manipulan al receptor hasta hacerle creer que se trata de la entidad real.