Guadalupe Sabio, investigadora experta en metabolismo: “Hay una triple conexión entre obesidad, jet lag y cáncer”

La investigadora del CNIO atiende a Infobae para hablar de sus trabajos en torno a cómo se relaciona el metabolismo con la oncología, una relación que aún deja muchas dudas sin responder

Compartir
Compartir articulo
Guadalupe Sabio Buzo, doctora en Bioquímica e investigadora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO). (Foto: Jose Carmona)
Guadalupe Sabio Buzo, doctora en Bioquímica e investigadora del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO). (Foto: Jose Carmona)

Pregunta: Durante la incorporación de tu equipo y tú al Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), decíais una cosa muy llamativa: que la ciencia tiene la certeza de que la obesidad provoca cáncer, pero que no se conocen los motivos.

Respuesta: No hace mucho, hará diez años o así, se vio que en algunos tipos de cáncer, como el cáncer de colon, el cáncer de hígado, el cáncer de mama..., las personas que tenían obesidad tenían más probabilidad de tener ese tipo de cáncer. Desde la investigación se intenta saber por qué tener obesidad induce cáncer. Hoy en día sabemos que epidemiológicamente una persona obesa tiene más probabilidades de tener cáncer, pero no sabemos por qué.

El problema de la obesidad es que es una enfermedad tan holística y tan diferente en cada uno de los órganos y en cada persona, que realmente hoy en día a los médicos lo que les falta es estratificar la obesidad. Es decir, al identificar a una persona obesa, catalogarla por subtipos si el riesgo es cardiovascular, si es cáncer, si es tener problemas en el riñón..., porque es una enfermedad tan amplia que engloba muchísimas otras enfermedades, pero ahora mismo no estamos en ese paradigma.

P: Bajo este paradigma, ¿cómo os aproximáis a la investigación de la relación de la obesidad y el cáncer?

R: Nosotros nos aproximamos por varias vías. Una de las vías que nos parece la más clara es que cuando una persona tiene obesidad, el tejido que más se altera es su tejido adiposo. En experimentos con animales hemos visto que si tú bloqueas ese estrés que se produce durante la obesidad en un ratón, disminuye el daño en el hígado. Pero no solo eso, sino que le proteges a largo plazo de desarrollar cáncer. Si tú bloqueas ese estrés, eres capaz de prevenir todo lo demás. Eso indica que la grasa es capaz de mandar señales al hígado y decirle que ese estrés le puede venir mal.

Intentamos entender qué cambia en nuestra grasa cuando tenemos obesidad, y de todos esos factores que cambian en la grasa cuando tenemos obesidad, cuáles son los que inducen, por ejemplo, una enfermedad cardiovascular o un cáncer hepático. Si comparas la grasa de pacientes normales y pacientes con obesidad e identificas los cambios, lo llevas a animales en los que genéticamente solo modificas eso en la grasa. De ese modo, compruebas, por ejemplo, que el ratón no desarrolla una cardiomiopatía, desarrolla un cáncer hepático. Así que intentamos encontrar las señales que la grasa manda a otros órganos para modificar su función.

Imagen de Guadalupe Sabio, investigadora del CNIO. (Foto: Infobae)
Imagen de Guadalupe Sabio, investigadora del CNIO. (Foto: Infobae)

P: ¿El objetivo final es avanzar en investigaciones que ayuden a la detección precoz de los tumores?

Si la señal que envía la grasa indica solo alteración, serviría como biomarcador. Si esa señal hace que el hígado cambie, también puede ser una vía terapéutica, porque si la bloqueas, puedes bloquear el desarrollo de la enfermedad. Podremos encontrar diagnósticos que sirvan para el diagnóstico temprano y para la estratificación de las personas con obesidad, pero también puedes conseguir dianas terapéuticas nuevas.

Una persona con obesidad cambia el metabolismo en cada uno de sus tejidos, incluyendo el tejido que va a desarrollar el tumor. Por tanto, si nosotros somos capaces de entender ese cambio que sufre la célula cuando está sometida a un órgano que tiene obesidad, podríamos ser capaces de revertirlo, de modificar ese metabolismo alterado que hay en cada uno de nuestros órganos y revertirlo en una persona que ya tiene un tumor.

P: Otra de las de las cuestiones que comentaban es que alterar el ritmo circadiano suele también tener relación con el cáncer.

R: Sí, eso se vio un poco después. Primero salió la conexión entre obesidad y cáncer. Poco después sale la otra conexión, que era que personas que tienen alteraciones del ritmo circadiano, o sea, personas que tienen que trabajar de noche, que cogen continuamente aviones, que tienen problemas fuertes de insomnio..., tienen más probabilidades de tener obesidad. Y después se vio que personas que tienen ese tipo de vida tienen más probabilidades de desarrollar cáncer. Va todo unido. Si eres obeso, tus ritmos circadianos se alteran, aunque duermas normal, porque el ritmo circadiano de cada una de tus células está controlado por la luz, pero también por los ciclos de alimentación. Hay una triple conexión entre obesidad, jet lag y cáncer.

P: La ciencia en España, actualmente, parece que gira fundamentalmente en torno a la idea de identificar el cáncer de forma precoz.

R: Hemos avanzado mucho en determinados tipos de cáncer que somos capaces de diagnosticar y tratar y ahora el gran reto es que hay un gran número de cánceres que se diagnostican tarde, que cuando se diagnostican no hay solución. El hígado es uno de ellos, porque nuestro hígado es capaz de hacer su función solo con un 30%, un 40% del total operativo. Uno no se da cuenta de que un hígado puede tener tumores, porque con que el 30% que funcione bien no te das cuenta funcionalmente. Cuando se diagnostican la mayoría de cánceres hepáticos es demasiado tarde, no hay solución. Con el cáncer hepático se podrían hacer reinserciones de un trozo de hígado y curar al paciente, pero todavía no ha llegado el momento.

P: Un científico del CSIC decía a Infobae hace unos días que la burocracia es un problema para los investigadores en España, y que aplaudía la financiación de becas y ayuda a estudiantes, pero que la cosa era muy diferente a la hora de invertir en ciencia en profundidad.

R: Tenemos una pirámide de trabajo en el mundo de la ciencia. Muchísimos son estudiantes, pero conforme van subiendo la pirámide está chata y no tenemos queda una carrera científica establecida. Los grupos de investigación se nutren muchísimo de estudiantes porque tienen becas, pero el dinero que te da el Gobierno, normalmente, es para esa parte, no para alguien que sea senior.

Se pierde un montón de potencial, un montón de gente se ve frustrada y un montón de los que están aquí ven la carrera de investigación como un agujero negro y les da un miedo terrible. Mucha gente muy válida se pierde porque no se quieren arriesgar a caer al vacío. Haces cuatro años de estudiante, después cuatro años de posdoctorado, después otra cosa... Y al llegar ahí, te puedes quedar en la calle y tienes que cambiar totalmente de mundo. En esas personas se ha invertido mucho dinero público, está genial formada, y no tiene salida laboral, porque no tenemos industria o trabajos a los laterales de la investigación, como alternativa.