Bret Easton Ellis: “La libertad de expresión en el arte supone reflejar tus ideas sin que nadie te mande callar”

El gran representante literario de la Generación X regresa con ‘Los destrozos’, una crónica parcialmente autobiográfica en la que se encarga de plasmar sus años de juventud a través de su habitual espíritu violento y pop

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Portada de la novela 'Los destrozos', de Bret Easton Ellis (Random House)

Tras 13 años de ausencia, el autor gran autor norteamericano símbolo de toda una generación, regresa con una nueva novela, Los destrozos (Literatura Random House), en la que se retrotrae a su juventud, al año 1981, cuando tenía 17 años y estaba a punto de comenzar su último curso de secundaria en un ambiente elitista que le causaba tanto asco como fascinación. Entre coches deportivos, marcas de ropa caras, sexo, drogas y rock n’roll se moverá su vida basada en las apariencias y en la mentira, mientras la llegada de un nuevo alumno lo desestabilizará, al mismo tiempo que surge entre las sombras la figura de un asesino en serie, el Arrastrero, que se encargará de sembrar el pánico en la ciudad.

Regreso a los inicios

En realidad, Los destrozos podría considerarse como una especie de resumen de toda la obra del autor, ya que, de alguna manera, recoge el universo que ha ido creando hasta el momento. Aunque con una diferencia, que ahora su mirada a la hora de adentrarse en el pasado es la del presente, la de un hombre de casi sesenta años que siente nostalgia de ese tiempo, algo que se contrapone a la inmediatez coyuntural en la que escribió, por ejemplo, su primera novela Menos que cero.

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En una rueda de prensa celebrada en el Auditorio del Espacio Fundación Telefónica, el escritor norteamericano reconoce que empezó a esbozar la novela en esa época al mismo tiempo que gestaba Menos que cero, por lo que, de alguna manera, se encontrarían relacionadas. En su diario juvenil apuntaba todo lo que le iba ocurriendo, pero en ese momento no fue capaz de escribir una historia en la que los personajes principales era la gente de su entorno. Fue a raíz de la pandemia cuando empezó a escuchar canciones de la época, y sintió melancolía. Intentó encontrar a algunos de sus compañeros y la mayoría no tenían redes sociales. Así que, decidió que era el momento de homenajearlos, de hablar de ellos y de sí mismo en una época tumultuosa y confusa en la que todavía mantenía oculta su identidad.

“La escritura siempre ha sido para mí una manera de escapar del dolor de mi hogar, de la separación de mis progenitores, del hecho de que mi padre fuera un cabrón y un alcohólico. Pero en ese año, 1981, las cosas empezaron a descontrolarse de verdad. Me convertí en un mentiroso, vivía una vida que era inventada, tenía una novia y yo era gay, así que llevé el ámbito de las elucubraciones literarias a mi realidad. Todo era fachada y postureo. Al final me pillaron y me metí en problemas, empecé a esbozar Los destrozos y hay un 50-60% que es totalmente autobiográfico”, ha contado Bret Easton Ellis sobre el germen de esta obra.

La madurez de un escritor indómito

El escritor reconoce que ya no se siente el joven iracundo de sus inicios y que llega un momento en la vida de los creadores que tienen el impulso de echar la vista atrás, como le ha ocurrido a Steven Spielberg en Los Fabelmas o a Alfonso Cuarón en Roma, o a su amigo Quentin Tarantino en Érase una vez en Hollywood y en su momento a figuras como Fellini en Ocho y medio. “Esta es una novela de una persona mayor pensando en el pasado”.

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Ellis también ha recordado la controversia que generó en su momento la publicación de American Psycho y lo que luchó para que no se censura. “Creo que no tengo nada que reprocharme, en ese momento había mucha presión, pero yo, aunque fuera un narcisista y un presuntuoso, creía en el libro, sabía que tenía un valor”. ¿Qué le diría a ese joven Bret Easton Ellis? “Que no hacía falta que se metiera tanta cocaína”.

Contra la cultura de la cancelación

El escritor fue uno de los máximos cronistas de la Generación X en Estados Unidos y piensa que en ese momento vivieron una ola de libertad de expresión que ahora se ha perdido. “Éramos unos pesimistas, pero también nos podíamos reír de todo sin ofender. Si no te puedes reír de todo, no te rías de nada. Ya no existe la libertad de discurso, antes podías decir lo que fuera sin que hubiera un ejército de personas que quisieran cancelarte y eso se traducía en una explosión creativa sin trabas”.

Christian Bale en la adaptación cinematográfica de 'American Psycho'

El autor de Las leyes de la atracción o Luna Park siempre se ha mostrado especialmente combativo contra la cultura de la cancelación y piensa que no hay nadie más conservador que los millennials. “Quieren que todas las personas estén cortadas por un mismo patrón, hay sensores de sensibilidad por todas partes”. Por eso, piensa que mucha gente de su generación, en sus palabras “cansada de la dictadura de la izquierda”, se ha alejado de ella. “La libertad de expresión en el arte supone reflejar tus ideas sin que nadie te mande callar”.

Entre sus planes de futuro, uno de sus sueños, convertirse en director de cine, algo que podría producirse en breve, ya que antes de la pandemia tenía un proyecto muy adelantado. También parece que Los destrozos se convertirá en serie para HBO, aunque con la huelga de guionistas de Hollywood, todo parece de nuevo en el aire.

Le hace gracia que uno de los principales personajes que ha creado en su carrera, Patrick Bateman, al que encarnó Christian Bale, se haya convertido en ‘meme’ en Internet y espera que los ‘centennials’ se encarguen de destruir a los millennials porque... cada generación tiene la obligación de matar a la anterior.

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