Mi pobre angelito (Home Alone) es uno de esos clásicos navideños que acompañan a los hogares en esta temporada festiva. Este diciembre, la comedia dirigida por Chris Columbus y escrita por John Hughes cumplió 35 años; y aún hoy siguen circulando anécdotas sobre su origen y su caótico rodaje.
Según recordó James Hughes, hijo del legendario guionista, la idea surgió durante un viaje familiar a Europa en 1989. “¿Y si uno de los chicos se quedaba atrás por accidente?”, pensó su padre. Ese pensamiento bastó para construir una de las comedias más exitosas de todos los tiempos.
De regreso del viaje, Hughes escribió el primer borrador del guion en apenas nueve días y lo cerró con un “frenético final” que incluyó “una maratón de escritura de ocho horas y 44 páginas para llegar al desenlace”, contó James Hughes en una historia oral recopilada en Chicago en 2015.
El proyecto comenzó bajo el ala de Warner Bros, pero el estudio abandonó la producción cuando el presupuesto se disparó. Fue entonces cuando 20th Century Fox tomó el control, contrató a Chris Columbus como director y apostó por un niño de ocho años llamado Macaulay Culkin para interpretar a Kevin McCallister.
El resto es historia: debutó en cines en noviembre de 1990, recaudó 476,7 millones de dólares en todo el mundo, fue nominada a premios Oscar y Globos de Oro, y se convirtió durante dos décadas en la comedia live-action más taquillera de la historia. Además, en 2023, Mi pobre angelito fue seleccionada para su preservación en el National Film Registry de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos por su “significado cultural, histórico y estético”.
El caos detrás de cámaras y un set lleno de niños
El espíritu familiar de la película también se trasladó —con matices— al rodaje.
La filmación se llevó a cabo entre febrero y mayo de 1990 en distintas locaciones de Illinois. El set principal se instaló en la escuela secundaria New Trier, cerrada en ese momento, para recrear los interiores de la icónica casa de los McCallister.
Pero el tamaño del elenco, integrado mayormente por niños, volvió el set un territorio complicado en más de una ocasión. Asimismo, entre toma y toma, los actores infantiles debían cumplir con la escolaridad obligatoria.
Hillary Wolf, quien interpretó a Megan McCallister, recordó que “la mayor parte del tiempo libre la pasaba haciendo los deberes de escuela con los tutores”, aunque admitió que el contexto era agradable.
“Coincidentemente, el set estaba en una escuela, así que salíamos afuera, había campos enormes y todo era bastante tranquilo”.
Wolf, que tenía 12 años durante el rodaje, describió el ambiente general como relajado y cálido, especialmente gracias a Catherine O’Hara. “Era increíblemente divertida. Fue muy buena con nosotros. Era tan cool como se puede ser. Fue realmente divertido, un set muy tranquilo. No era como otros sets”, relató la actriz al Daily Mail.
El miedo real durante las escenas
El sello de la franquicia Mi pobre angelito es el humor físico a partir de las estrategias y trampas que emplea el protagonista. En pantalla, las caídas, golpes y demás situaciones que Kevin les tiende a los “bandidos mojados” parecen caricaturescas; pero en el set había peligro real.
El propio Chris Columbus reconoció años después que sometieron a los dobles de riesgo a situaciones extremas. “Cada vez que hacíamos un truco, temíamos que estos tipos terminaran muertos, así que no podíamos reírnos”, confesó al American Film Institute.
“Nadie se reía, pensábamos que de verdad se habían lastimado… en persona, siempre estabas aterrorizado de que fueras a matar a estos tipos porque lo hacían todo de verdad, solo con algunos elementos de protección”.
Joe Pesci usaba un casco de cerámica para evitar que su cabeza se incendiara en una escena, y Daniel Stern llevaba pies de goma para protegerse al pisar vidrio. Aun así, hubo accidentes que el reparto mantuvo oculto por décadas.
Terrie Snell, quien interpretó a la tía Leslie, reveló al Daily Mail: “Hubo un par de pequeños percances. Hubo un problema con uno de los ladrones, hubo un problema con el tío Frank y hubo un problema con la tía Leslie. Todos nos lastimamos un poco, pero no es algo que realmente queramos publicitar”.
El propio Macaulay Culkin también tuvo un percance accidental en el rodaje. En una charla con fans por el aniversario 35 de la película, el actor reveló que Joe Pesci lo hirió sin querer durante un ensayo.
La escena era aquella en la que uno de los ladrones amenaza con morderle los dedos a Kevin.
“Dijo: ‘Voy a morder estos dedos uno por uno’, y entonces hundió sus dientes en mi dedo. Yo grité, como grita un chico, y deberías haber visto su cara, porque este tipo rudo se quedó como ‘uh’, porque sabía que había mordido a un nene de nueve años. A un compañero de trabajo de nueve años”, relató Culkin. “¡Llamen a Recursos Humanos!”, remató entre risas.
“Pasaron 35 años y todavía tengo este pequeño huequito acá. Este es el diente de Joey. No el dorado, el normal. Me dio un souvenir”, recordó.
¿Cómo llegó Michael Jackson al set?
En la entrevista del Daily Mail con Hillary Wolf, la actriz que interpretó a la hermana mayor de Kevin relató su sorpresa cuando le dijeron que “El rey del pop” había venido al rodaje.
“Recuerdo estar afuera de la casa y que llega una camioneta sin ventanas, y mi mamá dice: ‘Oh, mirá, hay un imitador de Michael Jackson’”. No lo era. “Literalmente, Michael Jackson apareció en el set un día”, contó.
El cantante era amigo de Culkin —luego compartirían el videoclip de Black or White— y pasó varias horas con el elenco infantil. “Fue raro, pero fue súper amable. Literalmente salió y se quedó con nosotros… estuvo un par de horas y solo estuvo con los chicos”, describió Wolf.
Hillary Wolf también reveló que tuvo un pequeño romance de verano en el rodaje: comenzó a salir con Shane Culkin, el hermano mayor de Macaulay. “Fue mi primer beso. Por eso estaba pasando más tiempo ahí, porque nos gustábamos”, recordó.
Tres décadas y media después, los lazos siguen intactos. El elenco mantiene contacto a través de un grupo privado de Facebook y organiza reuniones periódicas. “Intercambiamos mensajes al menos una vez por semana”, contó Wolf. “La familia se mantuvo unida, aunque estemos todos dispersos por el país”.
Los cheques eventuales que llegan a su casa por las regalías son otro recordatorio de un trabajo bien hecho. “Cada vez que pasa, pienso: ‘Esto es hilarante’. Pero me encanta, pasaron 35 años y (la película) sigue vigente”, celebró.