La tasa de interés en la Argentina es la más alta del mundo: cómo compara con las de otros países

El Banco Central subió el rendimiento de las Leliq al 69,5% nominal anual ayer. Con todo, en términos reales sigue siendo una tasa negativa porque no alcanza a la inflación prevista para este mes

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Ayer el Banco Central decidió la mayor suba de tasa en tres años, desde el día posterior a las PASO de 2019.
Ayer el Banco Central decidió la mayor suba de tasa en tres años, desde el día posterior a las PASO de 2019.

El Banco Central concretó ayer la mayor suba de tasas desde las PASO de 2019, cuando el mercado se derrumbó tras el sorpresivo resultado electoral, y la llevó al 69,5% anual. Es el nivel más alto en lo que va de la gestión de Alberto Fernández y está por encima del nivel del 63% al que la recibió el actual presidente de la autoridad monetaria, Miguel Pesce, en el momento del cambio de Gobierno. Con esta suba, la Argentina se afirmó aún más en el tope del ranking de tasas más altas del mundo. Y, aún así, en términos reales todavía es negativa ya que está por debajo de la inflación.

Pesce recurrió y con firmeza a una herramienta propia de administraciones ortodoxas en materia de política monetaria. Ante el “shock” del dato de inflación de julio, un 7,4% que se transformó en la cifra mensual más alta en 20 años, reaccionó con una decidida suba de tasas de interés.

El ajuste monetario responde, en parte, al compromiso adoptado en el acuerdo con el FMI que obliga a la entidad a mantener tasas reales positivas, por encima de la inflación (algo qeu cumple solo declarativamente).

La tasa nominal del Banco Central argentino no tiene comparación a nivel global.
La tasa nominal del Banco Central argentino no tiene comparación a nivel global.

Pero desde el punto de vista de Pesce y sus colaboradores, hay una prioridad aún más importante. La presión que sufren las reservas del Banco Central, que se vio obligado a vender cerca de USD 1.200 millones en sólo doce ruedas, y el avance de la inflación fuerzan a apurar el ritmo de avance del dólar oficial con la esperanza de remediar parte del atraso que sufre frente al nivel general de precios y achicar, desde abajo, la brecha cambiaria.

La nueva tasa, entonces, es el techo para el ritmo que le puede imprimir al crawling peg el Banco Central. Sin una tasa más alta que ese rimo de avance, cualquier venta de dólares en el mercado cambiario mayorista queda desincentivada. La lenta venta de soja por parte de productores, que empezó a detenerse tras la salida de Guzmán, no tendría chances de acelerarse sin un rendimiento en pesos mayor al de quedarse en dólares.

Por último, en el mercado hay más análisis. Como uno que marca que los datos de inflación de alta frecuencia -mediciones de inflación en períodos menores a un mes- marcan que la inflación sigue desanclada en agosto.

“Creemos que el ante los datos de alta frecuencia de agosto, el BCRA comenzó a sentir que la dinámica inflacionaria estaba yéndosele de las manos” (PPI)

“Creemos que el ante los datos de alta frecuencia de agosto, el BCRA comenzó a sentir que la dinámica inflacionaria estaba yéndosele de las manos y sale, correctamente, a sostener la demanda de dinero. Ahora que entró en un modo hawkish, resta ver si logra calmar las expectativas inflacionarias”, comentó un informe de Portfolio Personal Inversiones.

“Son rendimientos que siguen siendo negativos pero que, en la cabeza de Pesce, podrían contribuir a contener las expectativas inflacionarias. No obstante, de confirmarse la aceleración inflacionaria en agosto, probablemente las expectativas sean revisadas al alza nuevamente, por lo que la autoridad monetaria no tendría opción que seguir subiendo la tasa. El sentido es el correcto pero la magnitud podría ser insuficiente”, agregó el reporte.

El avance fue visto como una mejora por analistas que, con todo, no niegan que genere riesgos y costos. Sobre todo si no está acompañada por un plan de estabilización.

Aunque la argentina sea la tasa nominal más alta, no llega a alcanzar la inflación.
Aunque la argentina sea la tasa nominal más alta, no llega a alcanzar la inflación.

Te ayuda a ganar tiempo. ¿La tasa sola te va a resolver el problema? No. ¿Tiene costos? Si. Pero es mejor una tasa racional con todas las otras variables irracionales que nada. Te podría ayudar a ganar tiempo para un Gobierno que no va a ajustar y que tiene que esperar a que llegue otro que tenga las chances de hacerlo”, dijo Gabriel Caamaño de Consultora Ledesma.

“La tasa del Central todavía no es efectivas. Es 5,7% efectivo mensual, cuando la inflación en agosto probablemente esté en 6%, con lo cual, probablemente empiece a ser positiva más adelante”, concluyó Caamaño.

La más alta

Según una recopilación de tasas de interés de un grupo seleccionado de países, realizada por Charlie Bilello de Compound Capital Advisors, Argentina se despega por varias cabezas del resto del pelotón como el país con la tasa de referencia más alta. Aunque, claro, eso es en términos reales: en comparación con la inflación se queda corta y termina siendo negativa, en términos reales, en un 1,5 por ciento. Vista en términos mensuales, la tasa actual es del 5,7% contra expectativas de inflación del orden del 6% para agosto.

Segunda, lejos, se encuentra Turquía con un 14% anual de tasa. El país, varias veces hermanado con la Argentina por su inestabilidad cambiaria -sobre todo durante el año 2018- enfrenta una tasa de inflación interanual del 79,6%, superior al 71% que anotó en los últimos doce meses la Argentina. Con lo cual, en términos reales -es decir, después de descontar la inflación- es una tasa negativa del 65,6%.

Con el 13,75% de tas de referencia, luego de varias subas, Brasil está tercero en el ranking. Aunque con un resultado algo mejor. El país sudamericano enfrenta una inflación del 10,1% interanual, con lo cual la tasa que ofrece es positiva en un 3,7 por ciento.

En el otro extremo, Suiza, Dinamarca y Japón se distinguen como los países con tasas más bajas. Los últimos exponenetes de las tasas nominales negativas que dominaron a buena parte del mundo desarrollado durante la pandemia e, incluso, tiempo antes de que irrumpiera el Covid-19.

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