Hace algunos años, no tantos, cuando tu equipo perdía un partido importante con el clásico rival tratabas de evitar los lugares que frecuentabas. Por unos días dejabas de ir al club, al café, a la esquina del encuentro, cortabas el diálogo con tu amigo por un tiempo, evitabas a los familiares… Todo esto para no encontrarte con aquellos que podían recordarte esa derrota dolorosa. Era como que hacías el "duelo" solo, con tus íntimos.
Por unos días te costaba dormir, dabas vueltas en la cama, se te venía a la cabeza la jugada que te amargó la semana y, en silencio, en la intimidad, dejabas que el tiempo lo cure todo. Lo único inevitable era el colegio o el trabajo. Ahí sí tenías que dar la cara, no había otra. Pero eran personas, que convivían con vos, que hasta te tenían un aprecio. Te cargaban sin pasar los límites.
Hoy no, todo cambió. Las noticias, buenas o malas, se han magnificado,y mucho tienen que ver las redes sociales. Un día, Coco Basile, sabio del fútbol, dijo que el deporte cambió desde que se inventó el celular. La inmediatez de la noticia, la multiplicación de los escándalos, la falta de privacidad, la dependencia de las redes, lo han complicado todo.
En los tiempos que corren Facebook, Twitter e Instagram potenciaron todo. Te cargan cientos, miles, millones de anónimos,de desconocidos que al no conocerte, no tener relación con vos, son agresivos, lastiman, dañan, hasta sacar lo peor. Te repiten el gol hasta el hartazgo, la imagen de llanto de un hincha de tu club en la tribuna, el video del festejo del rival, los cánticos, las dedicatorias, todo y a cada rato. Imposible abstraerse. Casi insoportable.
Por eso esta final de Boca-River es más difícil de digerir para el perdedor. Porque siempre dolió perder, pero en este siglo,la tecnología potenció todo. Es como perder a cada rato, repetir el dolor todo el tiempo.
Las memes, los afiches, los mensajes de WhatsApp en los grupos… Tedioso, insoportable, pero es lo que toca. Y todo en HD. Falta poco, se viene un hecho histórico, el mundo mira a la Argentina, todos quieren estar acá, ir a la cancha, apasionarse con nosotros, vivirlo, sentirlo.
Hubo pedidos desde los cinco continentes para venir a presenciar el partido, desde periodistas a fanáticos del fútbol que no quieren perderse esta final. Pero no pueden, están lejos, nosotros tenemos la posibilidad de disfrutarla. Sin olvidarnos, claro, que es un deporte, donde siempre habrá vencedores y vencidos.