Mundo 5G: entre la “conectividad inteligente” y las tensiones geopolíticas

En un contexto de creciente tensión entre EE. UU. y China, el planeta se prepara para dar el salto hacia la quinta generación de comunicaciones móviles. ¿Cuáles son sus ventajas y qué impacto tendrá en nuestra vida?

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La precisión del 5G es un dato clave para la automatización de los procesos industriales o para la llamada "Internet táctil", que permite la manipulación de objetos a distancia en forma virtual con precisión milimétrica. Foto: AFP.
La precisión del 5G es un dato clave para la automatización de los procesos industriales o para la llamada "Internet táctil", que permite la manipulación de objetos a distancia en forma virtual con precisión milimétrica. Foto: AFP.

Vehículos autónomos, semáforos inteligentes, plantas industriales sin operarios, chequeos médicos e intervenciones quirúrgicas que se realizan en tiempo real y de forma remota. Hasta hace apenas unos años, estas eran situaciones propias de una novela de ciencia ficción, de una taquillera película de Hollywood o de una serie futurista de alguna de las populares plataformas on demand que hemos devorado durante los meses de cuarentena. Hoy, pueden comenzar a ser parte de nuestra cotidianidad, gracias a una transformación tecnológica en ciernes: la de la quinta generación de comunicaciones móviles –conocida por su sigla “5G”–, que, asociada al big data, la internet de las cosas y la inteligencia artificial, configura lo que muchos estudiosos han dado en llamar la “cuarta revolución industrial”.

“La 5G proporciona a los operadores inalámbricos la oportunidad de trascender la prestación de servicios de conectividad y desarrollar soluciones y servicios ricos para los consumidores y la industria en una amplia gama de sectores y a un coste asequible”, afirma la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), en un reciente informe que analiza las oportunidades y los desafíos de esta nueva tecnología. Ahora bien, el organismo dependiente de Naciones Unidas recuerda que el espectro radioeléctrico es un “recurso escaso y muy valioso”, y advierte que esas características distintivas hacen que sea “objeto de una intensa –y creciente– competencia en los planos nacional, regional e internacional”. Si bien esta referencia apunta a priori a la atribución de las bandas de frecuencia, la competencia se ha extendido también al despliegue, la distribución y la comercialización de las nuevas redes de 5G a escala global.

VELOCIDAD , MASIVIDAD y ULTRA CONFIABILIDAD

¿Qué implica el desembarco de la 5G desde el punto de vista del usuario? “La llegada de la tecnología 5G permitirá que se alcancen velocidades de banda ancha móvil más rápidas y un uso intensivo de datos móviles”, explica la GSMA, organización que nuclea a más de 800 operadores de telefonía celular a nivel mundial. El objetivo es “crear una sociedad hiperconectada mediante una integración más exhaustiva e inteligente de las tecnologías LTE, wifi y celulares para la internet de las cosas”. “Esto permitirá a las redes móviles asignar los recursos en forma dinámica, de modo tal que puedan cubrir las necesidades en constante evolución de un conjunto muy diverso de conexiones”, redondea la GSMA.

La red 5G permitirá una mayor densidad de dispositivos por antena, lo que tendrá gran relevancia para la Internet de las Cosas (IoT, por sus siglas en inglés). Foto: Archivo DEF.
La red 5G permitirá una mayor densidad de dispositivos por antena, lo que tendrá gran relevancia para la Internet de las Cosas (IoT, por sus siglas en inglés). Foto: Archivo DEF.

En diálogo con DEF, el director de Tecnología y Estrategia de la GSMA para América Latina, Alejandro Adamowicz, se refirió a las tres características que explican la revolución de la 5G: la velocidad, la masividad, y la ultraconfiabilidad y baja latencia. El primero de esos rasgos, la velocidad, es común a las anteriores transiciones tecnológicas en las comunicaciones móviles, aunque el salto de velocidad en este caso –la 5G alcanza un gigabyte por segundo– es cerca de diez veces mayor al ofrecido por la 4G. Para el aprovechamiento total de su potencial, tanto en mercados desarrollados como en países en vías de desarrollo, la organización sugiere “el uso de frecuencias nuevas y más amplias, de antenas de múltiples entradas y salidas masivas y de tecnologías de conformación de haces 3D”.

Con relación a la masividad, Adamowicz explicó: “La red 5G va a permitir una mayor densidad de dispositivos por antena, lo que tendrá una enorme relevancia para la internet de las cosas, ya que va a poder dar un salto tecnológico mucho mayor y con un menor consumo de energía, lo que superará las barreras actualmente existentes”. Finalmente, la característica más prometedora es la ultraconfiabilidad y baja latencia, entendida como el tiempo transcurrido entre el momento en que se ordena al dispositivo que realice una tarea y su efectiva ejecución, que, en el caso de la 5G, es de apenas un milisegundo.

Esta precisión constituye un dato clave, por ejemplo, para la automatización de los procesos industriales o para la llamada “internet táctil”, que permite la manipulación de objetos a distancia en forma virtual con una fidelidad milimétrica y brinda a su usuario la misma sensación de estar frente el objeto real.

EL CAMINO HACIA LA “CONECTIVIDAD INTELIGENTE”

En este nuevo ecosistema tecnológico, un concepto que se utiliza en forma recurrente es el de “conectividad inteligente”. ¿De qué se trata? Adamowicz lo definió como “la intersección entre la 5G, la internet de las cosas y un componente, el de la inteligencia artificial, que permitirá darles sentido a las aplicaciones”. Para el consultor en telecomunicaciones Enrique Carrier, “la ruptura que genera la 5G respecto de tecnologías previas es que, por sus características, permite conectar objetos masivamente”.

En el marco de la geopolítica digital se inscribe la creciente tensión entre Washington y Pekin, cuya manifestación más contundente fue el veto de Washington a Hawei como "amenazas a la seguridad nacional" de los Estados Unidos. Foto: AFP.
En el marco de la geopolítica digital se inscribe la creciente tensión entre Washington y Pekin, cuya manifestación más contundente fue el veto de Washington a Hawei como "amenazas a la seguridad nacional" de los Estados Unidos. Foto: AFP.

Las anteriores generaciones móviles, sostiene este analista, “fueron concebidas para la comunicación de personas a través del teléfono, primero, y del smartphone, después”; mientras que “la 5G fue pensada para un escenario donde los que se conectan son los objetos, la famosa internet de las cosas”, también conocida por su sigla en inglés IoT (internet of things). En ese aspecto, la GSMA habla de “comunicaciones masivas con capacidad para soportar, por lo menos, un millón de conexiones IoT por kilómetros cuadrados, con una duración prolongada de la batería y amplia cobertura incluso dentro de los edificios”.

Siempre en referencia a la IoT, el tecnólogo Emmanuel Jaffrot, un experto en el tema, prefirió matizar el optimismo generalizado y manifestó que “la 5G no va a cambiar en absolutamente nada el paradigma IoT, que ya existe y cuenta con tecnología para su desarrollo”. Al ilustrar sus reparos, dijo que “la revolución no va a pasar por conectar la heladera al celular, sino por permitir una optimización de la logística, con ahorros importantes para las empresas”. “No se trata de venderles un gadget más, sino que hay que sentarse con el cliente y brindarle una solución a su medida que le permita optimizar sus costos”, detalló. Este especialista agregó que, para su óptimo desarrollo, la IoT requiere de “una conectividad muy barata y una calidad de servicio que las empresas telefónicas actualmente no proveen”.

EE. UU. Y CHINA: ¿DISPUTA TECNOLÓGICA O GEOPOLÍTICA?

Cuando pasamos del plano micro a la dimensión global del despliegue de la tecnología 5G, nos metemos de lleno en lo que algunos analistas bautizaron como la “geopolítica digital”. En ese marco, se inscribe la creciente tensión entre Washington y Pekín, cuya manifestación más contundente fue el veto de Washington a Huawei y a ZTE, considerados por la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC, por su sigla en inglés) de EE. UU. como “amenazas a la seguridad nacional”. Es la misma política seguida por cuatro de los más estrechos aliados estadounidenses: el Reino Unido, Japón, Australia y Nueva Zelanda.

La principal diferencia entre China y Estados Unidos sobre el 5G es una discusión acerca del horizonte de la recolección de datos, por un lado, y del procesamiento de esos datos por el otro. Foto: Archivo DEF.
La principal diferencia entre China y Estados Unidos sobre el 5G es una discusión acerca del horizonte de la recolección de datos, por un lado, y del procesamiento de esos datos por el otro. Foto: Archivo DEF.

En su plan “Made in China 2025”, lanzado en 2015, el gigante asiático hacía expresa mención al objetivo de avanzar en innovaciones de la quinta generación de tecnologías de comunicación móvil y transmisión óptica inteligente, tanto en lo que respecta a su tecnología básica como en lo atinente a la arquitectura de sus futuras redes. La respuesta de EE. UU. no se hizo esperar: en su Estrategia Nacional de Seguridad, difundida en diciembre de 2017, Washington expresa claramente que “la habilidad para aprovechar el poder de los datos será fundamental para asegurar la continuidad del crecimiento de la economía estadounidense” y para resistir el avance de “ideologías hostiles”.

Al apuntar sus dardos contra el “régimen autoritario” de Pekín, el documento oficial norteamericano acusa a China de espionaje y de un uso espurio de los datos a los que accede a través de sus empresas digitales. De allí, la decisión de la administración estadounidense de ir “más allá de la protección de las redes”, para enfocarse en “la protección de los datos que circulan por esas redes”, de manera tal de “garantizar su seguridad tanto en el momento en que están en tránsito como cuando se encuentran inactivos”.

Con una dosis de fatalismo –o realismo, según como se lo mire– Emmanuel Jaffrot reconoce que, en este contexto de fuerte presión comercial y geopolítica utilizada por los países fabricantes de la tecnología, “el debate pasa por terminar eligiendo quién te va a espiar”. “Elegir una tecnología implica decidir cuál va a ser nuestro alineamiento geopolítico y comercial, que históricamente, en el caso latinoamericano, ha estado ligado a EE. UU.”, precisó. Por eso, opinó, “la definición respecto de a quién se le va a comprar el equipamiento no puede quedar en manos de los operadores, que van a tomar siempre una decisión comercial”.

Hoy, China es el país más digitalizado del mundo. El total de usuarios de internet supera los 840 millones en una población de 1440 millones, y más del 90 por ciento utiliza tecnología de internet móvil a través de smartphones. Foto: Archivo DEF.
Hoy, China es el país más digitalizado del mundo. El total de usuarios de internet supera los 840 millones en una población de 1440 millones, y más del 90 por ciento utiliza tecnología de internet móvil a través de smartphones. Foto: Archivo DEF.

Entendiendo que las cartas ya están echadas y no será posible incidir en las decisiones de los centros de poder sobre el despliegue de las redes 5G, su propuesta es “apostar, como región, al futuro y mirar al 8G, con líneas y proyectos de desarrollo en los que participen todos los países aportando sus conocimientos”. En esa estrategia, entiende que nuestro país tiene un “rol clave” que jugar en el desarrollo de tecnología y en “el aporte de ingenieros argentinos, que tienen un nivel excelente y no tienen nada que envidiar a sus colegas franceses, estadounidenses o chinos”.

No se trata, entonces, de una disputa meramente comercial o tecnológica. La cuarta revolución industrial ya está en marcha y los actores más poderosos están moviendo sus piezas. Como en una sofisticada partida de ajedrez, cada jugada es contrarrestada por otra del oponente. La gran pregunta, que el tiempo responderá, es si el match acabará “en tablas” o alguno de los contendientes dará el “jaque mate”.

* Esta nota fue producida y escrita por un miembro del equipo de redacción de DEF.

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