“Albert Camus decía que todo lo que sabía de moral se lo debía al fútbol y al teatro”

El actor franco-argentino Gustavo Farías creció con un pie en la cancha y otro en las tablas. De ahí su interés por el autor de “El extranjero”, para quien ese deporte fue una vocación frustrada por la enfermedad y la pobreza. El resultado de esta identificación es una original propuesta teatral: un unipersonal en francés que es a la vez una lección de idioma

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Gustavo Farías nació en Francia, donde su padre era jugador de fútbol y luego vivió alternativamente en Francia y Argentina. De regreso desde hace ya varios años, la necesidad de seguir conectado con el francés, lo ha llevado a experimentar con pequeña piezas de teatro de su autoría en ese idioma, en las que recrea personajes que lo atraen por diversos motivos.

Después de Chéjov y de Brillat-Savarin -el fundador de la gastronomía francesa- le toca el turno a Albert Camus en un espectáculo, "Camus, le philosophe du soleil", que mezcla la pasión del escritor por el fútbol, con video incluido [ver al pie de esta nota], su discurso de aceptación del Nobel de Literatura (en 1957), unas interesantes definiciones sobre la felicidad y extractos de su obra icónica, iEl extranjero./i

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Además de ser totalmente en francés, la otra originalidad de esta propuesta teatral es el escenario en el cual tiene lugar: la sede de la calle 25 de mayo de la Facultad de Filosofía y Letras, ya que este ciclo de teatro está organizado por el Laboratorio de Idiomas y el Centro Cultural Paco Urondo de esa Facultad de la UBA.

El espectáculo está destinado en primer lugar a los estudiantes de francés, pero por extensión a toda persona que desee pasar un buen rato escuchando ese idioma que tiene tantos aficionados entre nosotros.

— ¿Conocías de siempre esta afición de Camus por el fútbol?

— Mirá, pensaba que lo iba a traer más tarde a mi padre a esta entrevista pero por tu pregunta lo voy a tener que nombrar, con mucho gusto claro.

— Era jugador de fútbol…

— Era jugador de fútbol [N.de la R: José Farías]. Creador de la Escuela de Técnicos de Vicente López basada en el modelo francés, y en la ATFA, la Asociación de Técnicos del Fútbol Argentino, como él manejaba bien el francés y había hecho su carrera en Francia, lo nombraron como una especie de canciller del fútbol. Iba a reuniones de FIFA, a congresos, a conferencias de fútbol. Y había un momento que yo adoraba cuando iba a ver sus charlas, porque él era un gran orador, que es que cuando quería poner fin al bullicio para empezar a hablar sobre la técnica del fútbol, se subía a la tarima y esperaba el momento oportuno para lanzar una frase de Albert Camus, y la lanzaba en francés, lo que provocaba una especie de shock, porque llamaba la atención de los que hablaban francés que prestaban el oído enseguida y de los que no, que decían "uy, esto va a ser en francés"… Entonces se hacía un silencio y él enseguida atrapaba la atención del público. Y la frase de Camus que decía era: "Ce que je sais de la morale, c'est au football et aux scènes de théâtre que je le dois", que es "Todo lo que yo sé de moral se lo debo al fútbol y a las escenas de teatro".

— Dice Camus que la moral la aprendió en las canchas y en el teatro.

— Sí, aprendió mucho de los valores humanos, del coraje, de la soledad del arquero, porque él fue arquero de fútbol. Después empecé a averiguar un poquito de su vida y a él como a todos los chicos le encantaba el fútbol y por un tema de salud, porque tuvo tuberculosis, debió dejar el fútbol. Y es muy emotiva la razón por la cual fue arquero….

— Para no gastar sus zapatos.

— Para no gastar su único par de zapatos, terminó en el arco. Después estuve leyendo y poniendo un poquito de cosas mías y me pareció que era un buen lazo con la Argentina, todos sabemos la importancia que tiene el fútbol aquí, poder hacer ese link, ese nexo entre el fútbol y él y su obra.

Albert Camus en sus tiempos de jugador de fútbol en Argelia

— Sí, además Camus es uno de los autores franceses más conocidos aquí, ¿no?

— Sí, sí, tal cual. Y fue uno de los primeros, si no es el primero, que rompió un poquito esa barrera entre los intelectuales y el deporte. Porque él reivindicó el deporte de una forma orgánica y siempre tuvo al fútbol como una escuela de vida. Esa también creo que fue una de las razones por las cuales se distanció mucho de Sartre, porque Sartre era…

— Más elitista.

— Más frío digamos, más de las ideas. En cambio él, por todo su toque humanístico y cálido, a lo que es su propia versión del existencialismo le aportó esa cuota de humanidad que se refleja en su obra y en pasajes que yo elegí, que yo escribí para… bueno, yo escribo lo que me gustaría ver. Entonces escribí este pequeño espectáculo sobre Camus entrando a una parte tal vez menos conocida de él que es el fútbol.

— Es un unipersonal donde vos hablás como si fueras él, lo representas…

— Exactamente, sí.

— Acá hay muchos escritores y periodistas deportivos que tienen también ese enfoque, esa mirada filosófica del fútbol.

— Por supuesto.

— Como Fontanarrosa.

— Por supuesto. Para mí está Sacheri, que es el papa. Hay unos cuantos, pero Sacheri es un grande. Y está Víctor Hugo Morales también, que tiene mucho de mezclar la ópera y el fútbol, cosas a primera vista separadas y que sin embargo tienen algo muy cercana, están los coros en la ópera y en la hinchada… Es una manifestación popular de un arte que también produce belleza como el fútbol.

— Volviendo a Camus versus Sartre, diría que Camus tenía más calle…

— Exactamente, exactamente. Era un tipo con calle, se crió en la calle. Reivindica mucho la multiculturalidad, creció en un barrio muy humilde de Argel, su mamá era de origen español, su papá se va cuando él era muy chico, y la mamá era muy humilde. Y él pudo construir su carrera de escritor gracias a la educación pública.

— Exacto. Un maestro que lo detectó.

— Lo detectó, lo impulsó y lo motivó y él siempre agradeció mucho eso.

— Tu unipersonal tiene la particularidad de ser teatro en francés. Suena tal vez elitista pero hay muchísima gente en la Argentina que habla francés o por lo menos le gusta escucharlo.

— Muchísima.

— ¿Este es el tercer espectáculo de este tipo que presentás?

— Sí, el primero fue sobre Chejov, un monólogo de él en francés. Después hice una adaptación sobre la vida de Brillat-Savarin que fue un gran gastrónomo francés. Que espero poder llevar a París en algún momento. Y ahora salió esto de Camus porque la dinámica si querés que encontramos con Alicia Waisman, que es la coordinadora del departamento de francés del Laboratorio de Lenguas de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, es que los alumnos miren un poquito antes el texto para que, sea cual sea su nivel, después cuando vengan a ver la obra no estén como perdidos. Y las sorpresas fueron muy buenas porque al tener una aproximación con los profesores al texto está la motivación de decir "a ver si entiendo". Y entienden bastante. Y se relajan un poquito. De modo que es una buena experiencia.

— ¿Y al final hay un intercambio con el público?

— Al final hay una pequeña charla también en francés y yo les digo cómo trabajé la obra, qué se me ocurrió, cómo fui abriendo las puertas que me parecían interesantes…

Farías encarnando a Chejov

— Imagino que vos te sentiste identificado con esto de Camus porque también tuviste un poquito un pie en el fútbol.

— Sí, muchísimo.

— Y después en el teatro.

— Muchísimo, muchísimo.

— ¿Cómo fue? ¿Primero el fútbol o todo en paralelo?

— Yo nací en el fútbol, mi padre fue jugador de fútbol, mi hermano jugó al fútbol, toda mi familia giraba alrededor del fútbol. Pasé momentos, toda mi infancia, con la pelota. Y mi papá era un enamorado del fútbol, tuvo una carrera muy buena en Francia y al mismo tiempo era un lírico del fútbol, un poeta del fútbol. Y escribió un libro que se llama La técnica individual superior que en francés yo titularía "La technique individuelle supérieure et le solfège du footballeur…"

— El solfeo del fútbol.

— "El solfeo del jugador de fútbol". Hace poquito justamente tuve la agradable sorpresa de ver a Mbappé, que es un chico que a mí me fascina como a todo el mundo, no solamente por la maravillosa técnica que tiene sino por la sencillez que tiene y lo grato que es escucharlo hablar. Un periodista le hacía una pregunta como insinuando que ahora que tenía plata, éxito y todo podía relajarse, pero él respondía: "No, no, tranquilo, yo sigo ensayando mis gammes". Mis "gammes" refiriéndose a la música. Porque él toma los riesgos que no toma ninguno. Todos esos gestos técnicos que uno ve y se asombra son un trabajo desde chiquito y repeticiones que según la ciencia son como mínimo cinco mil. O sea que es un trabajo como el del músico con sus ensayos, y después cuando va a la cancha uno dice "uy, mirá lo que hizo". Pero atrás hay años de trabajo. Esa comparación me pareció muy feliz. Y la técnica también; como yo soy un enamorado de las lenguas, de las palabras, me gusta mucho la etimología, y la técnica viene del griego technos, que quiere decir arte. O sea que los griegos no hacían ninguna diferencia entre la técnica y el arte, para ellos era lo mismo. El arte es toda actividad que produce belleza. Y creo que nadie puede discutir que el fútbol produce belleza, o no sería un deporte tan popular.

— Hay algunos que lo discuten, como Sebrelli. Tiene sus detractores.

— Digamos que es el Sartre del fútbol (risas).

— (Risas) Claro. Vos naciste en Estrasburgo…

— No, en París. porque mi papá llega primero al Racing Club de París y después de ahí se va enseguida para el Racing de Estrasburgo donde ahí sí triunfa. En París no le fue tan bien el primer año. Pero en Estrasburgo fue el gran goleador del Racing y ganó la copa de Francia en el 66.

— ¿Vos hiciste fútbol profesional?

— Yo llegué justo al umbral del profesionalismo. Llegué acá a la tercera de San Lorenzo. Después me fui a Francia donde jugué en el Racing Club de París. Después más o menos así que me fui, por el fútbol trabajé en el Lido de París de mozo, que tenía un equipo de fútbol. Y ahí empecé los cursos de teatro. Así que pasé del día a la noche. Y bueno, ahí quedó, el teatro y el fútbol quedaron siempre mano a mano.

— ¿Y en Francia llegaste a hacer teatro también?

— Sí, ahí llegué a hacer teatro. También televisión, y algo de cine. Después volví a la Argentina y lo dejé unos cuantos años. Y ahora más que nada por extrañar la lengua, me salió esto de empezar a hacer cosas en francés y tuve la oportunidad de hacer contacto con el Laboratorio de Idiomas y así salió este proyecto de la Facultad y ahora todos los años tratamos de hacer dos o tres cositas sobre algún autor francés o texto en francés.

— Creo que hay un interés renovado por el francés, después de un período de hegemonía absoluta del inglés. La gente viaja más y también empieza a pensar que un idioma más no es suficiente…

— Bueno, la practicidad del inglés nadie la va a negar, pero el francés tiene una música muy especial que seduce. Además, una lengua es una forma de pensar también. Aprender una lengua, cualquiera sea, te abre la forma de pensar. A mí me encanta por ejemplo encontrar palabras en castellano que no tienen traducción exacta en francés y a la inversa. Ninguna lengua es mejor, vamos a hablar concretamente, pero por ejemplo en la obra de Brillat-Savarin, hay un pasaje en que él aconseja en el siglo 17 usar la palabra "gourmandise" [N.de la R: el comer por placer] solamente en francés, pero no por nacionalismo sino porque no existe una traducción exacta, una palabra equivalente. Al mismo tiempo, para apoyar su teoría, dice que hay una frase hermosa en castellano que es "sobre gustos no hay nada escrito", y la pone así, en español. Uno se enriquece con otros idiomas. No significa negar tu país o tu lengua, al contrario, es abrirse hacia el mundo.

— Un ejemplo muy claro es "voilà", una palabra que no tiene equivalente en castellano y tiene muchas funciones en francés. Sólo se la puede traducir según el contexto.

— Exactamente. El voilà, cuando di clases de francés, lo explicaba con el ejemplo visual del mago que hace un truco con su pañuelito y dice voilà, o el mozo que trae el plato: voilà. Es la mejor forma de explicarlo porque no tiene traducción.

— Literalmente quiere decir "he aquí". Pero como he aquí no se usa más en castellano no tiene practicidad. La elección de esos extractos de Camus ¿a qué se debe?

— Salió simplemente por un video que es maravilloso, que me encantó, que él filma en un teatro y dice por qué hace teatro y habla de la felicidad. Su forma de hablar es maravillosa, tiene una fluidez y una claridad de pensamiento cuando se expresa que a mí me enamoró.

— ¿Y por qué elegiste específicamente el tramo del crimen de su novela El extranjero?

— Porque yo percibí mucho sol en su obra, en su filosofía. Y creo que el clima cambia a la gente, y él al crecer en Argelia del otro lado del Mediterráneo, en África, que era una colonia francesa en esa época, estuvo muy influenciado también por ese bullicio mediterráneo, por la luz, por el sol, y entonces le quise dar un enfoque como más original y por ahí menos clásico de lo que es Camus y entonces le puse el lado del fútbol, el lado del sol también. Esa escena, porque el sol es como un sol negro, uno siempre identifica el sol con el placer, la playa, el aire libre, el mar, y es una escena que tiene lugar donde él pasó momentos de felicidad inmensos y va a ser el ocaso de la vida del personaje. Porque el sol a esa hora terrible que es entre las dos y las cuatro, esos reflejos del agua, los ojos que le arden y el sudor, y que en vez de irse para atrás avanza, y el árabe que saca un cuchillo, y él que gatilla y ni sabe bien por qué. Como que el absurdo…

— Casi que el sol lo lleva a cometer el crimen.

— Claro, y él lo dice: "En esa playa donde yo fui tan feliz de repente cuatro detonaciones abrieron la puerta de la desgracia". Y es el ocaso de la vida de Meursault. Ahí termina su vida tranquila, su vida feliz.

Marcello Mastroiani como Meursault, en la versión cinematográfica de El extranjero (por Visconti)

— También es interesante que hayas elegido a Camus para los que estudian francés porque es un autor muy accesible. Para mí iEl extranjero/i es una cumbre literaria, es uno de los libros más geniales que he leído, y a su vez muy fácil de leer porque está escrito con sencillez, son frases cortas las de Camus, es un francés muy accesible.

— Es muy accesible, muy fluido, y tiene un color realmente de su personalidad. Realmente es él que emerge. Y, atrás de ese color que le da a la descripción de lo que él siente, y eso es algo reservado a los grandes, ese privilegio de hacer que su experiencia personal se haga humana.

— Además es una novela de alta filosofía, sin decirlo, porque hace pensar mucho sobre el sentido de la vida. Sin grandilocuencia.

— Tal cual. Es la semilla de lo que va a ser su trabajo filosófico. Realmente está todo ahí, en la primera obra ya está todo.

["Camus, le philosophe du soleil" se presenta el 24 y el 26 de octubre a las 19:30 horas en 25 de Mayo 221, Capital]

VIDEO: ALBERT CAMUS EN LA TRIBUNA DEL PARC DES PRINCES VIENDO UN PARTIDO ENTRE EL RACING CLUB DE PARIS Y EL MÓNACO

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