El presidente Gustavo Petro anunciará este lunes 29 de diciembre de 2025 el incremento oficial del salario mínimo que regirá en Colombia durante 2026.
El Ministerio del Trabajo confirmó el pronunciamiento a través de la red social X, donde indicó que la alocución presidencial se transmitirá a las 7:00 p.m. en todos los canales oficiales y plataformas digitales de la Presidencia.
En la publicación, se observa al mandatario acompañado de su hija Antonella Petro y del ministro Antonio Sanguino.
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Aunque la cifra oficial se conocerá en la noche, en redes sociales circuló un documento filtrado que establece el nuevo salario mínimo en $1.750.905, lo que representa un incremento del 23 % con respecto al monto fijado para 2025 ($1.423.500).
El documento, compartido por periodistas como Norbey Quevedo, sostiene que la decisión “se adopta como una medida debidamente motivada y constitucionalmente razonable”.
Además, señala que el ajuste busca avanzar gradualmente hacia la convergencia con el salario vital estimado, sin cerrar la brecha de manera inmediata.
La medida, que entraría en vigor el 1 de enero de 2026, responde a una lógica progresiva que tiene en cuenta el contexto económico actual y pretende evitar alteraciones drásticas en la estructura salarial del país.
El anuncio ha generado reacciones divergentes en el ámbito político y económico. Mauricio Gómez Amín, congresista, expresó que “Colombia amanece con una enorme incertidumbre: Petro impulsa una constituyente que pone en riesgo la institucionalidad, decreta una emergencia económica innecesaria para seguir exprimiendo a los colombianos y anuncia un aumento del salario mínimo sin sustento técnico”.
Gómez Amín advirtió que “subirlo sin responsabilidad no es ayudar a los trabajadores: es encarecer la vida, destruir empleo y golpear a las pequeñas empresas”.
Enrique Peñalosa, exalcalde de Bogotá y actual precandidato presidencial, puso énfasis en el impacto sobre la informalidad: “Solo 4 de cada 10 trabajadores en Colombia son empleados formales”.
Señaló que un incremento del 23 % beneficiaría a una minoría de manera temporal, pero advirtió que “el aumento de la inflación y el consiguiente aumento del costo del dinero anularían esa ganancia”.
Para Peñalosa, la medida podría llevar a despidos, cierre de pequeños negocios y mayor informalidad.
Por su parte, la representante Carolina Arbeláez consideró que “subir el salario mínimo 23 % cuando incluso los sindicatos hablan de 16 % es populismo puro”.
En su opinión, la decisión “dispara la inflación, encarece el empleo formal y empuja a millones a la informalidad y al desempleo”.
El representante a la Cámara por el Centro Democrático, Hernán Cadavid, expresó preocupación por la sostenibilidad del empleo si el salario mínimo sube un 23%.
“Ese monto más auxilios de transporte, parafiscales y nuevos recargos haría insostenible el empleo para muchos”, afirmó.
Cadavid insistió en la necesidad de encontrar “el equilibrio entre mejorar ingresos a trabajadores sin acabar la empresa”.
La exalcaldesa de Bogotá y precandidata presidencial Claudia López publicó en la red social X que un incremento de esa magnitud significaría “la mayor transferencia de riqueza de los bolsillos de los colombianos a los de congresistas, ministros, magistrados y toda la burocracia estatal de la historia”.
López advirtió que el 56% de la población, correspondiente a trabajadores informales, no recibirá ningún beneficio directo y enfrentará mayores costos de vida e inflación.
“Mientras que los informales, que son las mayorías, se joden trabajando más y ganando menos para que los de arriba vivan sabroso”, escribió, señalando que la medida profundizaría la desigualdad en el país.
“No es una inocentada. Lo anunciarán esta noche en vivo y en directo, con bombos y platillos”, sostuvo.
El exministro Luis Carlos Reyes defendió la importancia de una política industrial coherente y una banca pública con sentido social para elevar el ingreso de la ciudadanía.
“La Constitución permite al presidente hacer todo esto, y sin embargo no lo hizo”. Reyes consideró que el progresismo debe apostar por la autocrítica y la coherencia administrativa, reconociendo fallas y cerrando el paso a la corrupción.
“El camino para el progresismo no puede ser la ”autovictimización", porque no funciona y nos aleja de las metas sociales que exige el pueblo colombiano”, concluyó.
Por último, el representante del Centro Democrático Juan Espinal manifestó inquietud ante la filtración del borrador del decreto sobre el salario mínimo.
“Ojalá el borrador de Decreto de salario mínimo que se filtró ayer día de los inocentes, sea una inocentada”, expresó. Espinal advirtió que, de concretarse el aumento sin respaldo técnico, podrían perderse miles de empleos formales en Colombia.
Sostuvo que una subida sin sustento “resultará en una mayor inflación y menor capacidad adquisitiva”, lo que impactaría negativamente tanto a los trabajadores como al entorno económico nacional.