La determinación del exgobernador de Antioquia y exalcalde de Medellín Sergio Fajardo de no participar en ninguna consulta interpartidista en la jornada del 8 de marzo del 2026, frustró el plan que se habían trazado los expresidentes Álvaro Uribe Vélez y César Gaviria, de reunirlo a él y al abogado Abelardo de la Espriella en lo que sería, según sus expectativas, un gran proceso democrático en el que se eligiera a un candidato único para la primera vuelta presidencial.
Lo anterior, con el fin de hacerle contrapeso al aspirante del sector oficialista, el senador Iván Cepeda, al que las encuestas dan como el gran favorito para llegar a la Casa de Nariño, según Invamer con un 31,9% de intención de voto. Pese a la insistencia del líder del Centro Democrático y el director del Partido Liberal, el exmandatario regional se bajó de la posibilidad y, con ello, parece haberle propinado un duro golpe a la consulta que confeccionan desde estas vertientes.
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“Nosotros queremos construir, colaborar en la construcción de una gran coalición de base democrática, incluyendo, desde Abelardo hasta el doctor Fajardo”, expresó Uribe el 31 de octubre, tras el encuentro con su colega en Llanogrande (Antioquia). “De todas maneras, estamos organizándonos para reunir efectivamente una coalición de partidos que esté en condiciones de aportar su número electoral y aportar sus candidatos”, agregó Gaviria en la cumbre.
No obstante, tras un mes largo de diálogos, pocos parecen haber respondido al llamado de los ex jefes de Estado. De los dos protagonistas de estas declaraciones, el primero en bajarse de esta opción fue De la Espriella, que con una extensa carta le dejó claro a Uribe, al que considera uno de sus mentores, los motivos que lo llevaron a desmarcarse de cualquier posibilidad de ser contado en una consulta en marzo, confiado en su 18,2% de apoyo según Invamer.
La consulta “desde Abelardo hasta el doctor Fajardo” que no será
El letrado cordobés dejó en claro que su movimiento, denominado Defensores de la Patria, debe responder a “más de 4,8 millones de firmas recolectadas con fervor, entrega, sin dádivas, con convicción y amor”. Por ende, no es un apoyo que se pueda endosar en caso de que no resulte vencedor en un proceso interpartidista, como pretendían los expresidentes; que en el caso de Uribe tiene pendiente por elegir cuál o cuáles serán las candidatas de la consulta.
En efecto, entre Paloma Valencia, María Fernanda Cabal y Paola Holguín, el exmandatario tendrá que decantarse por uno o dos perfiles; contrario a Gaviria, que ha optado por la estrategia de entregar coavales a varios personajes, como el exgobernador de Sucre Héctor Olimpo Espinosa y el ofrecimiento hecho al exministro del Interior Daniel Palacio: otro de los perfiles que entraría en consideración en el proceso de escogencia de un aspirante único para la primera vuelta.
“Dejar al pueblo, que ahora me ha entregado un mandato inequívoco a través de millones de firmas, que son un mandato popular, expuesto a los egos e intereses políticos individuales, de tantos precandidatos, sería una acción que decepcionaría a una base ciudadana que cree en el ‘tigre’ y valora la extrema coherencia que ha sido el pilar fundamental de nuestro movimiento patriótico”, escribió el 6 de diciembre De la Espriella, precandidato presidencial.
Por su parte, Fajardo se ha encargado de reafirmar en sus redes sociales y en los medios de comunicación, los motivos de su negativa. “Respeto a las personas con quienes me unen muchos puntos de vista y que van a participar en consultas. Cada quien tiene sus intereses y es legítimo buscarlos. Sin embargo, creo que hay otras alternativas para propiciar la unión”, afirmó el precandidato presidencial, que marca un 8,5% en la medición de Invamer del 30 de noviembre.
En la mencionada consulta, uno de los que ya confirmó su participación es el exministro de Defensa y exembajador de Colombia en Estados Unidos Juan Carlos Pinzón, que resulta cercano a Uribe y que también ha remarcado la necesidad de ir decantando las posibilidades de cara a la candidatura presidencial; ya sea a través de un mecanismo democrático, como la consulta, o uno más expedito, como una medición contratada con una firma encuestadora.