La pasión inquebrantable de la política María Fernanda Cabal por el América de Cali se forjó en los años setenta, una época en la que el club atravesaba constantes derrotas y en la que su padre, Santiago Cabal, ya era parte fundamental de la historia de la institución como uno de sus primeros socios fundadores.
En una entrevista con El Tiempo para el espacio #YoSoyCabal, la precandidata presidencial por el Centro Democrático evocó cómo esas vivencias marcaron su infancia y consolidaron un vínculo emocional que perdura hasta hoy.
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En el relato, Cabal destacó que su padre, que actualmente tiene 91 años, conserva aún el carné plastificado de socio fundador del América de Cali.
La dirigente política recordó: “Mi papá fue fundador del América de Cali. Él conserva el carné plastificado de cofundador. Mi papá tiene 91 años”.
Este lazo familiar la llevó desde muy pequeña a acompañar a su padre al estadio, ocupando siempre el mismo puesto gracias al abono que él poseía. Durante la construcción del estadio Pascual Guerrero, ambos debieron trasladarse a otra localidad, pero la rutina de asistir juntos a los partidos nunca se interrumpió.
“Nosotros siempre íbamos a un puesto, pero cuando se terminó de construir el Pascual Guerrero, mientras se construía íbamos a otro puesto”, expresó la congresista durante la entrevista.
La precandidata presidencial rememoró con especial énfasis la racha de derrotas que caracterizaba al equipo en esa época, lo que le valió el apodo de ‘la mechita’.
Según relató, “el América siempre perdía”, y esa sensación de frustración se mezclaba con la pasión de la hinchada, la música y los tambores que acompañaban cada encuentro. Cabal describió la atmósfera del estadio como mágica, subrayando la intensidad con la que vivía cada partido a pesar de los resultados adversos.
En su testimonio, la precandidata presidencial compartió anécdotas sobre los momentos en que el equipo parecía estar cerca de la victoria, pero un autogol o un error de un jugador clave terminaba por inclinar la balanza en contra del América.
“Era increíble porque yo decía: bueno, pero iba uno con pasión, esa música espectacular, esa música que marca el sello del equipo de mi Buenaventura, esos tambores y cuando iban empatados siempre había un jugador clave que hacía el autogol, hacía una embarrada”, relató con humor María Fernanda Cabal.
Esta secuencia de derrotas se mantuvo hasta la llegada de figuras emblemáticas como el argentino “la Fiera” Cáceres, que comenzó a marcar goles, aunque no logró revertir del todo la tendencia.
El punto de inflexión llegó con la incorporación de otro histórico argentino, “el Pinino” Más, cuya presencia en el equipo desató una alegría genuina entre los aficionados. Cabal expresó: “Y de pronto aparece ‘el Pinino’ Más, que ya era un hombre maduro, un argentino que empieza a hacer goles y se desborda esa alegría auténtica y popular de un América que marcó toda mi infancia”, según sus palabras.
La dirigente política subrayó que, al ser la hija menor y no haber hijos varones en la familia, acompañar a su padre al estadio desde los cuatro años se convirtió en una tradición que la marcó profundamente, al punto de recordar que sus pies no alcanzaban a tocar el suelo en las gradas.
“Y esa alegría, pero además la alegría auténtica, popular de una América que marcó toda mi infancia porque mi papá no tuvo hijos hombres, por eso le tocó conformarse conmigo, la menor, desde los cuatro años a mí los pies no me alcanzaban a tocar el suelo cuando iba al estadio”, concluyó la precandidata presidencial.
La historia personal de María Fernanda Cabal con el América de Cali, relatada en detalle ilustra cómo la identidad de un club de fútbol puede entrelazarse con la vida familiar y las emociones de sus seguidores, especialmente en los momentos más difíciles de su historia.