Un celular salvó la vida del capitán Leal durante el ataque a las Fuerzas Especiales en Segovia

En un acto que refleja tanto la fortuna como la rápida reacción, el capitán Javier Leal, comandante de la Unidad de Fuerzas Especiales, sobrevivió a un ataque letal gracias a que una bala se incrustó en su teléfono móvil, salvaguardando su vida.

Cabe recordar que este evento tuvo lugar el viernes, 16 de febrero, durante un enfrentamiento armado en el cual otros cuatro miembros de las Fuerzas Militares perdieron la vida. El oficial actualmente se recupera de sus heridas en la Clínica San Nicolás, situada en Barrancabermeja.

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El incidente se da en el contexto de la Operación Fortaleza, una ofensiva contra el Clan del Golfo en el municipio de Segovia, en el departamento de Antioquia, donde las tropas enfrentan no solo a combatientes, sino también a minas antipersona y artefactos explosivos que obstruyen su progreso. En este mismo enfrentamiento, además de los fallecidos, otros ocho soldados resultaron heridos. La región, una zona limítrofe entre Bolívar y el nordeste antioqueño, es conocida por su alta tensión en materia de seguridad pública.

Según el testimonio de Leal, su supervivencia se debe a la intervención divina y a la presencia providencial de su teléfono celular en el lugar exacto para detener la bala. “Gracias a este celular fue el que me salvó la vida, Dios está conmigo y eso no se va a quedar así, vamos a volver con más fuerza”, expresó el uniformado en medio de la felicidad y sus lesiones de guerra.

Este hecho fue revelado durante una visita de Helder Fernán Giraldo Bonilla, comandante de las Fuerzas Militares, a los heridos en el centro médico. Los heridos del ataque fueron reportados en condición estable, bajo supervisión médica constante. Además, existen apelaciones por parte de las autoridades locales hacia el Gobierno nacional para obtener más apoyo frente a la aguda situación de seguridad que enfrenta la región.

De igual forma, dicho evento destaca no solamente por el dramático escape de la muerte de uno de sus participantes, también por el sombrío trasfondo de violencia y conflicto que persiste en algunas áreas de Colombia, donde los enfrentamientos armados entre las fuerzas del estado y grupos ilegales siguen siendo una trágica realidad.

Tras los combates entre el Clan del Golfo el sábado 17 de febrero, el Ejercito nacional confirmó la muerte de un soldado profesional a causa de un artefacto explosivo. El uniformado fallecido fue identificado como Diego Gómez Fonseca, cuya muerte eleva a cinco el número de bajas militares en las recientes operativas contra esta organización implicada en narcotráfico, extorsión y homicidios.

Las autoridades militares, a través de comunicados, expresaron que “esta es una clara violación a los DD. HH. y DIH”, y anunciaron que instaurarán las denuncias correspondientes ante las autoridades competentes. La firme respuesta del Ejército anuncia un intensificación de las operaciones para contrarrestar la amenaza que este grupo representa para la seguridad nacional.

Además del soldado Gómez Fonseca, otros cuatro soldados profesionales: Yeison Andrés Medina, Brayan Hoyos, Nelson Javier Guzmán y Anner Eduardo Lerma, murieron el viernes 16 en el contexto de estas operativas militares. Este municipio, reconocido por su actividad minera, se ha transformado en un campo de batalla donde la violencia ha escalado, afectando severamente a la población local.

La llegada de más de 200 uniformados desde el 10 de febrero, lejos de apaciguar las tensiones, parece no haber logrado los efectos esperados según indican los residentes, quienes piden un cese al fuego y medidas a largo plazo para restaurar la paz. El alcalde de Segovia, Edwin Castañeda, expresó su preocupación destacando que “esto ha tenido afectadas a más de 14 veredas de nuestro municipio. Hoy permanecen 3 de ellas en confinamiento”.

La situación en Segovia, Antioquia, con la muerte de cinco soldados en las recientes operaciones militares y la crisis humanitaria que vive la población, evidencia la complejidad y los desafíos del conflicto armado en Colombia. Este contexto destaca la importancia de un enfoque integral que no solo incluya la acción militar, sino también estrategias para el desarrollo y el bienestar de las comunidades afectadas, en busca de una solución duradera a la violencia y la inestabilidad en la región.