Sacerdote hallado muerto en Medellín habría recibido altas dosis de escopolamina para ser robado

La Policía de Medellín está buscando al hombre que ingresó al bar en compañía del religioso Javier Eduardo González

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El padre Javier Eduardo González fue encontrado sin vida en un establecimiento comercial, en el barrio Laureles de Medellín. Crédito: Javier Eduardo González Pertuz / Facebook

Continúan las investigaciones en la ciudad de Medellín por parte del Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses, y la Fiscalía General de la Nación para conocer qué le sucedió a Javier Eduardo González, el sacerdote que fue hallado muerto en un bar de Laureles.

Las autoridades, en especial Medicina Legal, adelantan las investigaciones de rigor para establecer la causa de la muerte del sacerdote y si fue drogado para robarlo, pues amigos del sacerdote aseguran que su fallecimiento se habría dado por una alta dosis de escopolamina que le habrían dado.

Por su parte, la Policía Metropolitana de Medellín está buscando al hombre que ingresó al bar en compañía del sacerdote.

Según las investigaciones que hay en el momento, el pasado viernes 3 de febrero, el sacerdote salió del seminario donde trabajaba para ver el partido de la selección Colombia sub-20, pues una de sus pasiones era el fútbol.

El reporte de la Fiscalía sugiere que el padre Javier Eduardo se acercó a un establecimiento comercial, al que llegó en compañía de otra persona. Según versiones, los dos hombres tomaron alcohol, sin embargo, el acompañante del sacerdote luego abandonó el lugar y dejó allí al religioso.

El encargado del bar, cuando iba a cerrar, fue quien encontró al religioso y dio aviso a la Policía Nacional, que al llegar al sitio encontró que el cura de 39 años no tenía signos vitales. El acompañante del sacerdote, sobre el que recaen sospechas de lo ocurrido, se llevó las pertenencias del padre: el celular, la billetera y una chaqueta. Al no tener sus documentos se hizo difícil su identificación.

Vida del sacerdote

El padre Javier Eduardo nació en Planeta Rica, Córdoba, sin embargo, desde su infancia residió en el sector La Matecaña, en el barrio La Esperanza, en la comuna 6 (Doce de Octubre), donde llegó con sus papás y sus otros dos hermanos.

Uno de los familiares del religioso aseguró para el periódico El Colombiano que se formó como sacerdote desde hace ocho años, luego de haber pasado por el seminario en dos etapas. “Desde muy joven tuvo la vocación religiosa porque siempre fue una persona muy amable, dispuesta a ayudar”, comentó su pariente.

Para los vecinos del barrio que lo vio crecer y convertirse de niño a sacerdote, como para los feligreses que lo conocieron, es una pérdida lamentable, ya que lo recuerdan como una persona muy noble.

El padre Javier estaba a cargo de la parroquia Jesús de la Buena Esperanza y en ocasiones daba misa en la iglesia Santo Evangelio del barrio Castilla, por lo que era reconocido por feligreses del sector. Sin embargo, esa no era la única labor que desarrollaba.

El cura también se desempeñó como formador en el Seminario Misionero San José, ubicado en el barrio Córdoba, en el noroccidente de la capital antioqueña.

Desde esa institución religiosa enviaron mensajes de condolencias por el fallecimiento de González y en las eucaristías de este domingo hicieron oraciones para honrar su obra y vida.

Además de su entrega a Dios, el padre Javier Eduardo era un apasionado por el fútbol, tanto que cada que tenía oportunidad iba a ver los partidos de Atlético Nacional o de la selección Colombia en el estadio. Sus familiares y amigos relataron que incluso llegó a ir a Barranquilla varias veces para ver los partidos de las eliminatorias.

También resaltaron que tenía muchas camisetas de la Tricolor y del club verdolaga, del cual era hincha. Por esta pasión futbolera fue que el pasado viernes salió del seminario.