En tiempos en los que el periodismo es cuestionado por muchos con fiereza, tiempos en los que no pocos creen que las redes sociales ya ocuparon su lugar, un artículo de la BBC demostró lo contrario: el texto, publicado el 6 de enero de este año, fue clave para que el gobierno de Australia lograra expulsar a Novak Djokovic, número uno del tenis mundial, del país.
Fue un éxito del buen periodismo, del periodismo más básico: exponer los hechos.
La historia dio la vuelta al mundo en los últimos días: Djokovic ingresó a Australia exhibiendo un PCR que certificaba que se había contagiado de covid. Así buscaba disputar el Abierto de Australia sin vacunarse. El gobierno lo detuvo dos veces buscando su expulsión. En la primera ocasión debió dar marcha atrás obligado por la Justicia, pero en la segunda, el gobierno se salió con la suya, porque la justicia australiana reconoció que el ministro de Inmigración, Alex Hawke, estaba actuando dentro de sus facultades al expulsar al serbio.
Y en esa disputa entre el gobierno de Canberra y los abogados de Djokovic fue decisivo un artículo publicado el 6 de enero por el servicio informativo de la BBC, la gran corporación británica de periodismo.
El artículo, sin firma, era un mero repaso a los comentarios de Djokovic sobre las vacunas contra el covid. El título era directo: “¿Qué dijo Djokovic realmente sobre las vacunas?”. Y ese artículo formó parte de una declaración jurada presentada por el ministro de Inmigración a la justicia australiana para defender su decisión de expulsar a Djokovic.
Nick Wood, abogado del serbio, sostuvo que ese artículo era “el único fundamento fáctico del caso del ministro sobre la supuesta postura del señor Djokovic con respecto a la vacunación”, y añadió que los comentarios de Djokovic recogidos en el artículo publicado el 6 de enero de 2022 se habían hecho antes de que se aprobara la vacuna contra el covid.
Más allá de sus comentarios contrarios a las vacunas, la BBC suma contexto en aquel artículo al relatar diversas situaciones en las que Djokovic desafió las certezas de la ciencia.
“La estrella del tenis tiene un historial cuando se trata de afirmaciones científicas cuestionables. En su libro ‘Serve to Win’, Djokovic describió cómo en 2010 se reunió con un nutricionista que le pidió que sostuviera un trozo de pan en su mano izquierda mientras presionaba su brazo derecho. Djokovic afirma que estaba mucho más débil mientras sostenía el pan, y citó esto como prueba de la intolerancia al gluten”.
“Y durante un directo de Instagram, afirmó que el pensamiento positivo podía ‘limpiar’ el agua contaminada, añadiendo que ‘los científicos han demostrado que las moléculas del agua reaccionan a nuestras emociones’. Según el doctor David Nunan, investigador principal del Centro de Medicina Basada en la Evidencia de la Universidad de Oxford, ‘en el balance de probabilidades es altamente improbable que tales afirmaciones sean ciertas, al menos no según las convenciones actuales de la teoría y la práctica científicas’”.
Según “The Sydney Morning Herald”, los abogados de Djokovic “argumentaron el domingo que el ministro no podía decir definitivamente que Djokovic era antivacunas, y que el señor Hawke se había basado en comentarios ‘selectivos’ de un único artículo de la BBC para emitir ese juicio”.
“Dijeron -añade el periódico australiano- que no se podía probar que su presencia en Australia fuera una amenaza para la cohesión social, como argumentaba el gobierno. Pero el presidente del Tribunal Supremo, James Allsop, el juez Anthony Besanko y el juez David O’Callaghan dictaminaron que las opiniones de Djokovic recogidas en el artículo de la BBC fueron ‘expresadas y conocidas públicamente incluso antes de que existiera la vacuna contra el covid-19′ y que ‘el ministro podía inferir que el Sr. Djokovic había optado durante más de un año por no vacunarse desde que las vacunas estaban disponibles’”.
El otro argumento central de la defensa de Djokovic también fue rechazado por el tribunal australiano. Los abogados del número uno del tenis mundial sostuvieron que Hawke había “cometido un error jurisdiccional porque fue ilógico, irracional o irrazonable al no considerar si la cancelación del visado podría fomentar por sí misma el sentimiento antivacunación en Australia”.
Nada de eso, respondió la justicia: “El ministro no necesitaba considerar eso, su único trabajo era considerar qué pasaría si Djokovic se quedaba en el país, no si era expulsado de él”.
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