San Valentín: los 6 lugares románticos más elegidos del mundo para celebrar

Desde los canales de Venecia, los puentes de París, las calles laberínticas de Marrakech a las caminatas por el Central Park, los mejores destinos para festejar en pareja

Compartir
Compartir articulo
San Valentín es el patrono de los enamorados y se festeja el 14 de febrero en todo el mundo  (Gettyi Images)
San Valentín es el patrono de los enamorados y se festeja el 14 de febrero en todo el mundo (Gettyi Images)

Cuando se esbozaba el siglo III, en Roma la lucha de conquistas era la regla cotidiana. Se requisaban las casas en busca de jóvenes que pudieran aliarse a los gladiadores para recorrer el mundo y conquistar terrenos para el imperio. Por entonces el emperador Claudius Aurelius Marcus Gothicus, Claudio II, prohibió el matrimonio para los varones más jóvenes, porque los solteros sin familia y con menos compromisos podían unirse con más facilidad a sus tropas.

Frente a la prohibición siempre existe el costado rebelde. Fue un religioso quien decidió, en secreto, violar las normas para casar a aquellas parejas que así lo quisieran. El cura se transformaría con el tiempo en San Valentín. Fue descubierto, juzgado, martirizado y ejecutado el 14 de febrero del año 270.

Con imágenes más gratas, en honor al amor, miles de parejas preparan planes para deslumbrarse con encuentros especiales. Aunque puede ser una fecha comercial, también es una ocasión interesante para darse un tiempo y experimentar nuevas sensaciones. Aquí vamos por las rutas soñadas para hacer de San Valentín un momento memorable.

1- Venecia, la de todos los sueños

La llegada en avión o tren a Venecia son una puerta a un mundo mágico, sus canales y góndolas sorprenden al turista (Getty)
La llegada en avión o tren a Venecia son una puerta a un mundo mágico, sus canales y góndolas sorprenden al turista (Getty)

Quizás sea necesario olvidarse de la plaza atestada de palomas, del Puente de los Suspiros que en realidad fue una cárcel, y del mercado del Rialto reservado a la compra cotidiana. Entonces sí, animarse a sumergirse en la Venecia fuera del millón de cámaras fotografiando sus clásicos cada día, uno puede encontrar el corazón de una ciudad lista para abrazar a los enamorados.

La llegada en avión o tren a esta ciudad de Italia son una puerta a un mundo mágico. Desde cualquiera de los dos se puede cruzar la laguna de La Serenissima en un taxi acuático (o en vaporetto, igual de romántico) para llegar al hotel. Es una entrada dramática y romántica.

Tres palacios convocan a sentirse en otro tiempo: los hoteles Danieli, Gritti Palace o el Cipriani. Este último, con su barca exclusiva y sus habitaciones balconeando desde la Giudecca a San Marco.

Los clásicos son imperdibles aunque lleven un poco de tiempo: el Palacio Ducal y las islas de Murano (una joya de vidrio soplado, quizás) y Burano (para piezas de encaje resueltas a mano). Almuerzo en el restaurante Locanda Cipriani en la isla de Torcello, el mismo sitio donde se encuentra el sillón de Atila, el huno. La tradición indica que quien se sienta en él vuelve a Venecia casado.

Más allá de las rutas posibles, el plan ideal es no tener ninguna y perderse entre los locales, descubrir los pequeños reductos exclusivos, como la cantina Do Mori, a donde iba Casanova. Una función en La Fenice puede ser un regalo inolvidable.

2 - Marrakech, la de los perfumes

La ciudad alberga varias hermosas mezquitas históricas, como la medieval Koutoubia, Ben Yousaf y Mouassine. Otras atracciones turísticas son las Tumbas de Saadain, la Tumba de los Siete Santos, el Palacio El badi y el Palacio Real (Getty)
La ciudad alberga varias hermosas mezquitas históricas, como la medieval Koutoubia, Ben Yousaf y Mouassine. Otras atracciones turísticas son las Tumbas de Saadain, la Tumba de los Siete Santos, el Palacio El badi y el Palacio Real (Getty)

Marrakesh es un portal a los sentidos. La cuarta ciudad más grande de Marruecos se encuentra al pie de las montañas del Atlas y es conocida como la “Joya del Sur”.

Como en las mil y una noches, la ciudad se despereza y se adormece con el sonar de las convocatorias de las mezquitas al rezo. Estrechos pasajes laberínticos y los zocos de la antigua medina, con alfombras bereberes, hasta los modernos bulevares del distrito de Gueliz. Hay museos, galerías y jardines para explorar, además de Jemaa-al-Fana, una de las plazas más conocidas de África. El sitio ideal para sumergirse en la vida cotidiana y sentarse a comer en los tablones compartidos con los lugareños que siempre tienen un “Messi” a mano cuando escuchan a alguien hablar español.

La Mamounia, es un hotel tan lujoso que se resiste a que lo califiquen con estrellas (foto: La Mamounia, Marrakesh)
La Mamounia, es un hotel tan lujoso que se resiste a que lo califiquen con estrellas (foto: La Mamounia, Marrakesh)

La ciudad alberga varias hermosas mezquitas históricas, como la medieval Koutoubia, Ben Yousaf y Mouassine. Otras atracciones turísticas son las Tumbas de Saadain, la Tumba de los Siete Santos, el Palacio El badi y el Palacio Real. Nunca mejor que San Valentín para sorprenderse con el vergel en el desierto: el Jardin Majorelle. Los desiertos Erg Chigaga o Erg Chebbi invitan a dormir en una tienda privada y disfrutar de paseos en camello, sandboarding, trekking, quads, paseos por el desierto y contemplar las estrellas (las puestas de sol sobre las dunas son impresionantes).

Imposible no hacerse un espacio para conocer La Mamounia, un hotel tan lujoso que se resiste a que lo califiquen con estrellas. Todos los lujos marroquíes están allí dispuestos para agasajar el amor. Una sugerencia: la degustación de comida autóctona. Platos incontables, sabores impredecibles.

3 - Nueva York, con aires de Empire State

Nueva York ofrece múltiples propuestas, y hasta lleva un corazón en su lema "I love New York " (Gettyimages)
Nueva York ofrece múltiples propuestas, y hasta lleva un corazón en su lema "I love New York " (Gettyimages)

El cine de Hollywood se ha encargado de dejarnos recuerdos de enamorados memorables en sus películas. Desde la torre del mítico Empire State, hasta las vistas inmejorables del Central Park.

El brillo de Nueva York, en Estados Unidos, nunca pasa de moda y no hay mal momento para darle lustre. En febrero, el Four Seasons Downtown espera a pasos del febril mundo de Wall Street. En cambio, Mandarin Oriental se yergue frente al Central Park. ¿Cómo resistirse a sus encantos? Dos sitios claves para enfrentarse al lujo enamorado con dos propuestas diferentes: net una, barroca la otra, siempre con estrellas Michelin y sorpresas bajo el brazo.

Una buena opción es pasear inspirándose en el arte de alguno de los grandes museos: el MoMA, el Met o el Whitney. Patinar sobre hielo en el Rockefeller Center, Central Park o Bryant Park (REUTERS)
Una buena opción es pasear inspirándose en el arte de alguno de los grandes museos: el MoMA, el Met o el Whitney. Patinar sobre hielo en el Rockefeller Center, Central Park o Bryant Park (REUTERS)

Armar un único recorrido en esta ciudad es casi imposible. ¡Hay tanto para hacer! Una buena opción puede ser perderse inspirándose en el arte de alguno de los grandes museos: el MoMA, el Met o el Whitney. Patinar sobre hielo en el Rockefeller Center, Central Park o Bryant Park. Jazz en Harlem o en el elegante Minton’s; caminatas a la luz de la luna por sus parques; una escapada a Brooklyn para disfrutar de una comida romántica en el encantador River Café.

Una función en Lincoln Center, en el Carnegie Hall, o en Broadway es una experiencia extremadamente neoyorquina. Para terminar: un trago en el Standard Hotel en High Line Park. Por algo siempre será la ciudad del corazón incluido en su logotipo.

4 - París, la que siempre es una fiesta

El Louvre, el Musée de l’Orangerie, el Musée d’Orsay, el Musée Rodin, la espléndida casa museo Lumiere o el Palacio Tokio son algunas de las ideas para caer rendido ante el mejor arte del mundo (Getty)
El Louvre, el Musée de l’Orangerie, el Musée d’Orsay, el Musée Rodin, la espléndida casa museo Lumiere o el Palacio Tokio son algunas de las ideas para caer rendido ante el mejor arte del mundo (Getty)

Sea cual sea la celebración París siempre está a la altura. Dos alojamientos clásicos aseguran una estancia de lujo: el Four Seasons George V y Le Bristol. Ambos están impecablemente decorados, muy bien gestionados y maravillosamente románticos.

El lujo de vanguardia se vive tras Shangri-La que restauró un palacio de la familia Bonaparte justo frente a la mítica Torre Eiffel y el lujoso Mandarín Oriental que cuenta con la cocina maravillosa de Thierry Marx repleto de estrellas Michelin.

El restaurant del hotel Mandarin Oriental en París
El restaurant del hotel Mandarin Oriental en París

Un fin de semana en la ciudad Luz puede permitir alojarse en uno y visitarlos todos. El amor se puede celebrar de tantos modos en París, que todos encontrarán su preferida. Entrelazados y con buenos abrigos los Jardines de Luxemburgo, la Place de Vosges, las calles adoquinadas de Le Marais (donde se encuentra GrandCœur, el más reciente restaurante del argentino Mauro Colagreco, o las Tullerías).

El Louvre, el Musée de l’Orangerie, el Musée d’Orsay, el Musée Rodin, la espléndida casa museo Lumiere o el Palacio Tokio son algunas de las ideas para caer rendido ante el mejor arte del mundo, En cualquier pastelería al paso se puede disfrutar de algo dulce con una humeante taza de chocolate ¨chaud¨. Para la cena, puede sorprender el bellísimo Le Georges, el restaurante del Centre Georges Pompidou.

Para encontrarse con la medianoche, aunque el frío arrecie, amerita una caminata a la luz de la luna y las estrella por el Pont des Arts o el Pont Neuf.

5 - Con el telón de las Cataratas del Iguazú

Vista de las Cataratas de Iguazú desde Brasil (foto: Nicholas Tinelli / Argentina Photo Workshops)
Vista de las Cataratas de Iguazú desde Brasil (foto: Nicholas Tinelli / Argentina Photo Workshops)

La presencia imponente de la naturaleza puede ser una de las experiencias más abrumadoras para celebrar el querer. Las Cataratas del Iguazú tienen el 85% de su recorrido en terreno argentino, pero el pequeño trazo que se reserva Brasil completa la idea del paseo de un modo acabado, cercano. Casi rozando el agua misma, con vistas completas de los saltos y una posibilidad única: vivir dentro del Parque Nacional en uno de los pocos hoteles, además de lujo, reproduce el estilo facenda del campo de Brasil, con una arquitectura que se mezcla con el colonial portugués.

Das Cataratas pertenece a la marca Belmond, cuya propietaria es Louis Vuitton, señal de lujo y exotismo sin estridencias innecesarias.

A 40 minutos de Foz de Iguazú en el propio Brasil y otro tanto de Puerto Iguazú, en Argentina; la llegada a este sitio es como volver a un pasado amable y una casa propia. El sonido de las Cataratas (visibles desde las habitaciones) acompaña con su murmullo el dormir placentero del silencio nocturno.

El hotel Das Cataratas, en Foz de Iguazú, pertenece a la marca Belmond, cuya propietaria es Louis Vuitton, señal de lujo y exotismo sin estridencias innecesarias (foto: Das Cataratas)
El hotel Das Cataratas, en Foz de Iguazú, pertenece a la marca Belmond, cuya propietaria es Louis Vuitton, señal de lujo y exotismo sin estridencias innecesarias (foto: Das Cataratas)

El recorrido a pie, sin salir del hotel, por todas las pasarelas locales no lleva más de una hora. De llega a adentrarse en un pasillo especialmente construido que llega a rozar la frontera con Argentina. El agua se siente en el rostro y emergen los arco iris si acompaña el día. Un secreto: los lunes este lado del parque está cerrado y los residentes del hotel pueden visitarlo en soledad. Una experiencia parecida a la de Alvaro Núñez Cabeza de Vaca, descubridor de esta maravilla.

Experiencias gastronómicas no faltan, pero si de celebrar se trata, el picnic es una experiencia formidable. Preparado frente a las Cataratas, en el jardín delantero del hotel, en un espacio apartado y silencioso, invita a encontrarse con el atardecer detrás de los saltos.

Canasta, manta, sombrilla, champagne y un interminable circuito de delicatesen compiten con el paisaje de igual a igual. Irrepetible.

6- Buenos Aires, nostálgica y tanguera

Recorrer Buenos Aires con ojos de turista y disfrutar de los cafés de Palermo, Recoleta o San Telmo, puede ser una gran opción (Getty)
Recorrer Buenos Aires con ojos de turista y disfrutar de los cafés de Palermo, Recoleta o San Telmo, puede ser una gran opción (Getty)

Las experiencias lujosas pueden darse a pasos de la propia vereda. Mirar Buenos Aires con ojos de turista puede ser una buena manera de darle rienda suelta a la creatividad.

Una recorrida de cafés (Los Galgos mantienen un perfil tradicional con atención moderna), irse de viaje gastronómico al nuevo polo de la Avenida Caseros, a pasos del Museo Histórico Nacional y sorprenderse con el Bar Nápoles que es de lo más estridente en locura de diseño, o animarse a una recorrida por el Delta para caer en la Isla el Descanso, un apartado exclusivo, con restaurante propio y un recorrido escultural con obras de grandes maestros nacionales es un idea que agendará recuerdos.

Para una jornada completa el Palacio Duhau tiene ideas para encantar a los enamorados que van desde experiencias de spa, propuestas de su ya mítica patisseerie a cargo de Paula Maroni o el sueño de dormir en un palacio y volver a casa caminando, incluyendo cena, música en vivo y amenities sorpresa. Su jardín, además, reserva una buena escapada para sentarse y asirse a las estrellas sobre las cabezas.

SEGUIR LEYENDO: