El hombre odiaba a las ratas y surgió el gato

Desde el antiguo Egipto el gato doméstico se yergue como un símbolo de rebelión y belleza

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En Egipto, cuna del gato doméstico, es donde comenzó la veneración del gato a través de la formalización de un pacto sencillo y claro (Shutterstock)
En Egipto, cuna del gato doméstico, es donde comenzó la veneración del gato a través de la formalización de un pacto sencillo y claro (Shutterstock)

Sin duda el antiguo Egipto discurría en la historia con una magnificencia increíble y dentro de ese lujo y jolgorio, se podían ver las decisiones tomadas por algún importante personaje con motivo del funeral del gato de aquel señor que viviera cerca del palacio del Faraón.

Todo esto lo que transportado a términos occidentales y actuales no deja de ser el simple, consabido y sencillo entierro del “gato de la esquina”. Sí, porque en Egipto, cuna del gato doméstico, es donde comenzó la veneración del gato a través de la formalización de un pacto sencillo y claro: el gato, por una parte, cuidaba los productos de la cosecha almacenados del ataque de ratas y alimañas y el hombre, por la otra parte, se encargaba de suplementar su alimentación, de cuidarlo y de darle cobijo como animal de compañía.

Los términos de este contrato son parecidos a los suscriptos por el perro y el hombre sólo que en este pacto las misiones y funciones del gato no aparecen tan variadas como las de su primo canino. En este tácito pacto el gato sólo debe cuidarnos de las alimañas y de las plagas.

Lo queremos tan sólo como cazador y lo cuidamos como animal de compañía. Al gato no le pedimos que nos ayude en la vigilancia de nuestras propiedades, no le exigimos que guíe ciegos o que ayude a otros discapacitados, no lo urgimos para que trabaje de policía; al gato sólo le pedimos que sea gato, simple y sencillamente así, lo más gato posible.

A pesar de su pobre y restringido compromiso con las disímiles funciones y trabajos del hombre, el gato se las ingenió para permanecer casi atornillado a los afectos y preferencias del ser humano (REUTERS)
A pesar de su pobre y restringido compromiso con las disímiles funciones y trabajos del hombre, el gato se las ingenió para permanecer casi atornillado a los afectos y preferencias del ser humano (REUTERS)

A pesar de su pobre y restringido compromiso con las disímiles funciones y trabajos del hombre, el gato se las ingenió para permanecer casi atornillado a los afectos y preferencias del ser humano, si bien no a todos, por lo menos a un porcentaje considerable de nosotros.

De esa forma surgieron las diferentes razas que responden casi siempre a variaciones de formas, colores, largo de pelo, cuando no a mutaciones perpetuadas por la presión genética humana.

Con biotipos funcionales muy poco variados, el gato definitivamente optó por ser simplemente gato y presenta muchas menos razas que el perro, ninguna de ellas apta para el desarrollo de alguna función particular y distante de la de cazador y guardián de las cosechas.

En Egipto la diosa del gato era Bastet y en la ciudad de los gatos, Bubastis, se celebraba anualmente su festividad. Más de un millón de gatos fueron momificados y honrados, en honor a ellos se construyeron tumbas y mausoleos. Pocos trascendieron, a pesar de los esfuerzos tanatológicos de los egipcios, hasta nuestros días.

A fines del siglo pasado eran frecuentes los embarques de momias de gatos hacia el Reino Unido. ¿Tal vez para su estudio? ¿Quizás para su colección ordenada y minuciosa? No, simple y sencillamente para ser usados como abono de los sembrados.

Siglos después, aún sin desearlo, seguían colaborando con los cultivos. Sólo unos pocos gato-momia pudieron salvarse de ese fecundo destino agrario y se los puede ver exhibidos en el Museo de Ciencias de Londres, como mudo testigo de un destino cruel, esquivo y cambiante...

*El Prof. Dr. Juan Enrique Romero @drromerook es médico veterinario. Especialista en Educación Universitaria. Magister en Psicoinmunoneuroendocrinología. Ex Director del Hospital Escuela de Animales Pequeños (UNLPam). Docente Universitario en varias universidades argentinas. Disertante internacional.

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