Reabrieron una destilería de whisky abandonada y se convirtió en una atracción turística

Port Ellen, en la isla de Islay de Escocia, había cerrado sus puertas en 1983

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Port Ellen fue la primera destilería en exportar a los EE. UU. antes de cerrar en 1983 y reabrir en 2024 (Crédito: Diageo)
Port Ellen fue la primera destilería en exportar a los EE. UU. antes de cerrar en 1983 y reabrir en 2024 (Crédito: Diageo)

Para los aficionados al whisky escocés, Port Ellen siempre fue un nombre cargado de misticismo. Cerrada en 1983, su destilería en la isla de Islay de Escocia había ganado una reputación inquebrantable como una de las mejores productoras de single malt turbado. Tras 40 años de inactividad, Port Ellen vuelve a destilar gracias a la inversión de la empresa de bebidas Diageo, que instaló allí una moderna planta de producción. Esta historia se trata de una destilería “fantasma” que renació, y fusiona su rica historia con innovaciones contemporáneas.

Desde los ventanales del Bay Room, en la nueva sala turística para los visitantes, se puede observar cómo los barcos transportan toneladas de cebada al puerto, también llamado Port Ellen. Esta cebada se lleva a las malterías cercanas, donde es remojada en agua y calentada sobre turba humeante.

Es proceso es, en realidad, sólo el primer paso de un proceso que, según el principal destilador de Port Ellen, Alexander McDonald, permitirá recrear el característico sabor ahumado del whisky. “Hemos replicado fielmente los alambiques originales para producir un whisky ‘phoenix’ con los sabores de Port Ellen que la gente conoce y ama”, explicó McDonald a Cool Hunting.

La conexión entre la sala turística y la destilería incluye un laboratorio y un espacio creativo llamado Pagoda, donde se realizan colaboraciones experimentales (Crédito: Diageo)
La conexión entre la sala turística y la destilería incluye un laboratorio y un espacio creativo llamado Pagoda, donde se realizan colaboraciones experimentales (Crédito: Diageo)

Port Ellen comenzó en 1825 como un molino de malta y fue transformado más tarde en destilería por John Ramsay, un innovador pionero en la industria del whisky. Aunque cerró en 1930, fue reconstruida entre 1966 y 1967, y destinó la mayor parte de su producción al whisky blend escocés. Port Ellen marcó importantes hitos en la industria: fue -por ejemplo- la primera destilería en exportar a los Estados Unidos. En 1983 cerró oficialmente sus puertas, pero en 2024 se reabrieron.

Cómo funciona la nueva destilería

Edificada sobre este legado, una sección de la destilería está dedicada a producir expresiones experimentales que amplían los sabores típicos de Port Ellen. Esta área incluye la primera caja fuerte para bebidas espirituosas del mundo, lo que habilita a McDonald y su equipo a segmentar distintas secciones del licor para aislar diversos sabores en esta fase crucial de su elaboración. Los destiladores también disponen de alambiques para evaluar su impacto en el líquido.

La sala turística y la destilería se conectan por una especie de “puente” que alberga un sofisticado laboratorio en el piso superior y, debajo, un espacio llamado Pagoda para la colaboración y experimentación creativa.

Alexander McDonald, destilador principal, asegura que los alambiques originales han sido replicados para recrear los sabores tradicionales de Port Ellen (Crédito: Diageo)
Alexander McDonald, destilador principal, asegura que los alambiques originales han sido replicados para recrear los sabores tradicionales de Port Ellen (Crédito: Diageo)

Aquí se pueden apreciar los techos clásicos estilo pagoda, único remanente de la destilería original. En este lugar, Aimée Morrison, la experta encargada de las mezclas en las elaboraciones de la destilería, explora el “Atlas del humo”, pieza clave en la misión de investigar las múltiples dimensiones de este sabor.

Morrison, además, brinda una degustación del “Port Ellen Gemini”, dos botellas gemelas de whisky de 44 años, una de las cuales fue madurada en una barrica guardada desde el cierre en 1983. Este proceso de acabado añade notas frutales y de roble a los distintivos sabores de sal marina y humo. Pero lo innovador de esto es que, gracias a un software de IA pudieron determinar cómo evolucionó el humo dentro del barril.

“La representación del humo en Géminis realizada por la IA es hermosa, pero también tiene sus raíces en la ciencia”, comentó Morrison. Y agregó: “Si podemos rastrear la evolución del humo en una barrica a lo largo de 20 años, podríamos ofrecer un recurso valioso y crear impresionantes obras de arte”.

Gracias a un software de IA son capaces de determinar cómo evoluciona el humo dentro del barril de whisky (Crédito: Diageo)
Gracias a un software de IA son capaces de determinar cómo evoluciona el humo dentro del barril de whisky (Crédito: Diageo)

Otro clásico trago de la destilería es el “Port Ellen Prima & Ultima 3″, un whisky de la década de 1970 extremadamente codiciado por colección. El equipo “Rare and Exceptional” de Diageo organiza experiencias para entusiastas. Los sumerge en la historia y les muestra el renacimiento de la destilería. Los boletos para recorridos selectos están disponibles una vez al mes, mientras que la comunidad local de Islay participa en eventos culturales durante el año.

Ewan Gunn, embajador mundial senior del whisky de Diageo, destaca que el culto creciente a Port Ellen motivó su relanzamiento. “El estatus icónico de Port Ellen se ha expandido a medida que continuamos lanzando expresiones fenomenales del pasado. Parecía el momento adecuado para volver a producir”, señaló.

Resucitar una destilería, a base de los planos originales, y recrear un licor clásico de hace 40 años puede parecer arriesgado, pero Diageo confía en que la inversión será fructífera a largo plazo. Con la obligación de que el whisky escocés envejezca al menos tres años en barricas de roble, aún hay que esperar para comprobar si el nuevo Port Ellen está a la altura de su predecesor.

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