Una operación de la resistencia ucraniana abatió a un ex jefe militar prorruso acusado de torturas

Mikhail Filiponenko fue jefe de la milicia local de los territorios anexionados de Lugansk y en septiembre había sido elegido miembro del Parlamento regional. El ataque con un coche bomba fue reivindicado por Kiev

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Mikhail Filiponenko había sido uno de los altos mandos del ejército de la llamada República Popular de Luhansk.
Mikhail Filiponenko había sido uno de los altos mandos del ejército de la llamada República Popular de Luhansk.

Un diputado regional impuesto por Rusia, que fue uno de los fundadores de las milicias separatistas prorrusas en Lugansk y estaba acusado de torturas masivas, murió este miércoles en un atentado con coche bomba reivindicado por Kiev.

“La operación especial para la liquidación del verdugo Filiponenko fue ejecutada junto con miembros del movimiento de resistencia”, dijo en un comunicado la inteligencia militar ucraniana (GUR), que ha colaborado en otras ocasiones con ucranianos contrarios a las autoridades de ocupación rusas para llevar a cabo operaciones en los territorios ocupados de Ucrania. ”Como resultado de la explosión de esta mañana, Filiponenko murió en el acto”, agrega el comunicado.

El coche abordo del cual viajaba Filiponenko
El coche abordo del cual viajaba Filiponenko

Según el GUR ucraniano, Filiponenko “participó en la organización de campos de tortura en los territorios ocupados de la región de Lugansk, donde los prisioneros de guerra y los rehenes civiles sufrían torturas inhumanas”.

Más temprano, investigadores rusos había informado la muerte del político cuando un “artefacto explosivo no identificado” detonó bajo su 4x4.

El Comité de Investigación de Rusia, el equivalente ruso del FBI estadounidense, publicó un video de los equipos forenses trabajando en el lugar de la explosión, en el que se veía un coche oscuro destrozado estacionado a un lado de la carretera, con sangre untada en el asiento del conductor. La organización anunció que había abierto una investigación criminal por “acto terrorista”.

Las imágenes difundidas por el Comité de Investigación ruso muestran el auto de Mikhail Filiponenko destrozado

Filiponenko fue jefe de la milicia local de Lugansk, el ejército separatista apoyado por Moscú que lucha contra Kiev desde 2014. En septiembre había sido elegido miembro del Parlamento regional en una votación que suscitó una amplia condena internacional.

Las milicias de Moscú en las regiones ucranianas de Lugansk y la vecina Donetsk iniciaron una guerra civil en 2014 tras una revolución proeuropea en Kiev. El año pasado, Rusia reivindicó la anexión de Lugansk, junto con otras tres regiones ucranianas, pese a no tener pleno control sobre ellas y al rechazo de la comunidad internacional.

Filiponenko -al que el GUR define como un “criminal de guerra”- está considerado uno de los fundadores de las milicias prorrusas y ocupó el puesto de ministro del Interior en Lugansk después de que se hicieran con el control del territorio. Según el GUR ucraniano, además, Filiponenko “participó en la organización de campos de tortura en los territorios ocupados de la región de Lugansk, donde los prisioneros de guerra y los rehenes civiles sufrían torturas inhumanas”.

El de hoy no es el primer atentado contra Filiponenko, al que ya intentaron matar el 21 de febrero de 2022 con una bomba que estalló en su coche y acabó con la vida de su chófer.
El de hoy no es el primer atentado contra Filiponenko, al que ya intentaron matar el 21 de febrero de 2022 con una bomba que estalló en su coche y acabó con la vida de su chófer.

Las milicias de la región torturaron a numerosos civiles y prisioneros de guerra ucranianos capturados durante la guerra que el Ejército de Ucrania libraba para recuperar el control de su territorio contra los rebeldes ahora incorporados al esfuerzo de guerra ruso.

El jefe de la región, el ruso Leonid Pasechnik, elogió a Filiponenko como un “hombre de verdad” y calificó su muerte de “gran pérdida” en un mensaje en las redes sociales.

El de hoy no es el primer atentado contra el ex jefe militar, al que ya intentaron matar el 21 de febrero de 2022 con una bomba que estalló en su coche y acabó con la vida de su chófer.

La inteligencia militar ucraniana afirmó que seguiría persiguiendo a los “criminales de guerra y colaboradores” que trabajan con Rusia.

Atentados contra funcionarios prorrusos

Desde que Rusia lanzó su ofensiva el pasado mes de febrero, han sido atacados varios partidarios de alto nivel de la invasión rusa a Ucrania y funcionarios instalados por Moscú, aunque son raras las reclamaciones directas de responsabilidad por parte de Kiev.

El mes pasado, Oleg Tsaryov, político ucraniano prorruso que huyó de Ucrania en 2014, sobrevivió a un tiroteo en su complejo hotelero en la península anexionada de Crimea Sobrevivió al ataque, pero fue hospitalizado con heridas graves. Se cree que Tsaryov era el elegido por Moscú para dirigir un gobierno títere en Kiev tras el intento de derrocamiento del presidente Volodimir Zelensky en los primeros días de la invasión en 2022.

Oleg Tsaryov, político ucraniano prorruso, sufrió un atentado el pasado 27 de octubre (REUTERS/Maxim Shemetov)
Oleg Tsaryov, político ucraniano prorruso, sufrió un atentado el pasado 27 de octubre (REUTERS/Maxim Shemetov)

A principios de octubre, Vladimir Malov, miembro del partido gobernante ruso Rusia Unida, murió en la explosión de un coche bomba en la ciudad ocupada de Nova Kakhovka, en la región de Kherson.

El 23 de octubre, The Washington Post publicó un artículo en el que afirmaba que los servicios de inteligencia ucranianos estaban detrás de una serie de asesinatos de alto nivel de objetivos dentro de Rusia. El Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU) se negó a comentar el artículo, afirmando que sólo sería posible hablar de detalles relativos a sus operaciones especiales tras la victoria de Ucrania sobre Rusia.

Moscú también afirma que los servicios secretos ucranianos están detrás de los atentados, incluido el ataque con coche bomba contra la nacionalista Darya Dugina en las afueras de Moscú el año pasado y el atentado contra el bloguero militar Vladlen Tatarsky en una cafetería de San Petersburgo en abril.