26 líderes globales denunciaron "injerencia política" en el sistema de clasificación de drogas de la ONU

En un informe titulado "La clasificación de sustancias psicoactivas: cuando se dejó atrás a la ciencia", 14 ex mandatarios y otros especialistas de varios países recomendaron pasar de un régimen de prohibición a uno basado en pruebas empíricas sobre los posibles daños y beneficios de las sustancias controladas

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Algunas de las drogas naturales que abarcan los tratados de fiscalización internacional de drogas de la ONU, como el láudano, la cocaína, la morfina, el opio y la belladona.
Algunas de las drogas naturales que abarcan los tratados de fiscalización internacional de drogas de la ONU, como el láudano, la cocaína, la morfina, el opio y la belladona.

¿Por qué el alcohol es legal pero muchas otras drogas no? Esa pregunta es el tema de un informe publicado el martes por la Comisión Global de Política de Drogas, un grupo independiente integrado por 26 líderes globales y especialistas de varios países como Richard Branson (fundador del Grupo Virgin), Paul Volcker (ex presidente de la Reserva Federal de EEUU), Mario Vargas Llosa (escritor e intelectual público peruano), Fernando Henrique Cardoso (ex presidente de Brasil), Ricardo Lagos (Chile), Ernesto Zedillo (México), César Gaviria y Juan Manuel Santos (Colombia), entre otros.

Los miembros concluyen que el sistema de clasificación de drogas de la ONU -que clasifica unas 300 sustancias psicoactivas en varias "listas", en función del grado con el que se las debe combatir- "no se fundamenta en ninguna evaluación científica" de los posibles daños y beneficios de las sustancias para las personas que las consumen y para la sociedad en general, sino que "se ve influenciada a menudo por la ideología, los prejuicios y la discriminación de poblaciones marginadas, por no mencionar los intereses económicos de la industria farmacéutica". 

Los 26 miembros de la Comisión Global de Politicas de Drogas y autores del informe
Los 26 miembros de la Comisión Global de Politicas de Drogas y autores del informe

"La ciencia rara vez forma parte del proceso para decidir la clasificación de las sustancias y, cuando se le permite que formule sus recomendaciones, estas no suelen tenerse en cuenta", denunció Ruth Dreifuss presidenta de la Comisión y ex presidenta de Suiza. "Es hora de aceptar el hecho de que una sociedad sin drogas es un espejismo y que debemos sentar los cimientos, basados en pruebas científicas, para regularlas".

El informe, titulado "La clasificación de sustancias psicoactivas: cuando se dejó atrás a la ciencia", argumenta que el régimen global de control de drogas que adoptó la comunidad internacional a partir de la Convención Única de 1961 sobre Estupefacientes, firmada el 30 de marzo en Nueva York, ha conducido a consecuencias imprevistas como epidemias de salud, el hacinamiento carcelario y la aplicación arbitraria de las leyes sobre drogas para los Estados que se comprometieron a adoptar en su ordenamiento jurídico interno la misma clasificación de las sustancias.

‘La cosecha de ganja’, Naogaon, India – 16 de febrero de 1894 (Fotografía del ‘Informe de la Comisión sobre el Cáñamo Índico, 1894-1895’)
‘La cosecha de ganja’, Naogaon, India – 16 de febrero de 1894 (Fotografía del ‘Informe de la Comisión sobre el Cáñamo Índico, 1894-1895’)

"Hasta 1961, el sistema mundial de control de drogas se centró en imponer restricciones al comercio internacional y estaba concebido de tal manera que daba cabida a las diferencias entre las leyes de los Estados y las respetaba", señala el informe. "Sin embargo, desde que se firmó la Convención Única sobre Estupefacientes, en 1961, los Estados han respondido al derecho internacional con listas y sistemas de clasificación que no están basados en pruebas empíricas ni mantienen una correlación racional con los daños y beneficios de las sustancias, sino que se fundamentan en decisiones e intereses políticos de las personas encargadas de formular las políticas". 

Los sesgos del sistema de clasificación de drogas de la ONU han sido evidentes durante años. En un artículo publicado en 2009 y que le costaría el empleo, David Nutt, entonces jefe del organismo del Reino Unido encargado de asesorar al Gobierno sobre la clasificación de las drogas, comparó el número de muertes relacionadas con el uso de éxtasis con el número, mucho mayor, de muertes por sobredosis de paracetamol, y apuntó a la gran disparidad en la cobertura mediática sobre ambos fenómenos: "La probabilidad de que un periódico informara de muerte por paracetamol era
de 1 por cada 250 muertes, y por diazepam, de 1 por cada 50, mientras que, por anfetamina, era de 1 por cada 3 y, por éxtasis, se informó de todas".

"El uso de pruebas empíricas racionales para evaluar los daños de las drogas constituirá un paso adelante para elaborar una estrategia creíble en materia de drogas". concluyó Nutt.

Este gráfico se basa en el modelo científico elaborado por David Nutt y su evaluación de los diversos daños de las drogas usadas con fines recreativos en el Reino Unido, empleando un análisis de decisiones multicriterio.
Este gráfico se basa en el modelo científico elaborado por David Nutt y su evaluación de los diversos daños de las drogas usadas con fines recreativos en el Reino Unido, empleando un análisis de decisiones multicriterio.

Al año siguiente, Nutt y sus colegas del Comité Científico Independiente sobre Drogas elaboraron un "análisis de decisiones multicriterio"  para concebir un sistema de clasificación basado en pruebas empíricas. El estudio evaluó los efectos de 20 narcóticos populares con respecto a 16 daños físicos, psicológicos y sociales, incluidos los que se infligen a terceros, como la delincuencia y la desintegración familiar. El alcohol resultó ser la sustancia más dañina, seguido por la heroína y el crack de cocaína. Otras drogas psicodélicas "nocturnas", como el éxtasis, el LSD y los hongos alucinógenos, fueron consideradas mayormente benignas -con puntuaciones de daño de menos de la mitad de las del tabaco- a pesar de estar catalogadas en la misma lista que la cocaína y la heroína en el sistema de clasificación de la ONU.

Transitar de un régimen de prohibición a uno de regulación no es una tarea sencilla, argumenta la Comisión, pero sí necesaria. "Incorporar en las decisiones sobre clasificación una predicción de las respuestas del mercado resulta difícil, pero también crucial para garantizar la eficacia de un sistema basado en pruebas empíricas", sostiene el informe. Regular las drogas de una manera más sensata las haría más seguras, y quizás podría abrir el camino para terminar con otro conflicto injusto e interminable: la larga guerra contra las drogas.

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