La cumbre del G20 que terminó el lunes en la ciudad china de Hangzhou tuvo un cierre insólito para el primer ministro italiano Matteo Renzi.
Todo ocurrió durante el crucero nocturno en el hermoso Lago del Oeste, organizado por el presidente chino Xi Jinping para que sus huéspedes pudieran -después de las fatigas de la cumbre- relajarse y disfrutar del paseo charlando y bebiendo unas copas.
El grupo estaba dividido en dos barcos. En uno, se encontraban la primera ministra británica Theresa May, conversando con su par Angela Merkel, el primer ministro australiano Malcom Turnbull y el italiano Renzi.
Todo iba tranquilamente, hasta que la naturaleza irrumpió: un "enorme pez" -según escribe el británico The Independent– salió volando del agua, asustando a los presentes y cayendo cerca del pie de Renzi.
En la confusión que siguió, las dos mujeres y el australiano se alejaron para no ensuciar sus trajes de gala. Pero no el italiano, quien -tal vez queriendo confirmar su apodo de "Rottamatore", el desechador- intervino, buscando patear el "intruso" para tirarlo fuera del barco.
Algo, sin embargo, fue mal. Y aquí las versiones difieren. Según The Indipendent, Renzi, lejos de lograr en su intento, se resbaló y, "en un acto de sublime ironía", cayó cómicamente al suelo.
Según otra versión, en cambio, (del diario The Sun) el primer ministro logró -aunque con dificultad- mantenerse de pie.
Lo que es seguro, según los presentes, fue la reacción de Renzi: una expresión de sorpresa en el rostro, todo colorado.
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